Adaptan la corona de Isabel II a la cabeza del rey Carlos III
La joyería Mappin and Webb ya trabaja en la adaptación de la corona de San Eduardo que se usará durante la coronación de Carlos III.
Los turistas que visiten estos días la Torre de Londres no podrán disfrutar de una de sus joyas más preciadas. La corona de San Eduardo, la que se utilizará para la coronación de Carlos III, ha sido retirada el pasado viernes por la noche. El motivo no es otro que someterla a los trabajos necesarios para que esté en perfecto estado en la ceremonia de coronación del Rey, prevista para el próximo 6 de mayo en la Abadía de Westminster. Entre otras cosas, deberá ser redimensionada para ajustarla a la cabeza del monarca, algo más ancha que la de Isabel II.
El encargo ha recaído en una de las joyerías con más historia de Reino Unido. Será el artesano Mark Appleby, de Mappin and Webb, el que se encargue de realizar un cuidadoso trabajo sobre la corona. Appleby se encarga desde 2017 de realizar todos los encargos que provienen de Buckingham.
Carlos III hereda la corona de Isabel II
No ha trascendido por el momento la corona que será utilizada durante la ceremonia en el caso de la reina consorte Camilla. Se especula desde hace tiempo con la idea de que se use la corona de la reina Isabel, la Reina Madre, que está engastada con el controvertido diamante Koh-i-Noor de la India. Sobre esta gema de 105 quilates pesa una relevante controversia al respecto de su propiedad y la forma en la que fue entregado a la familia real.
La corona de San Eduardo que se utilizará durante la ceremonia de coronación de Carlos III se elaboró en 1661 como reemplazo de la corona medieval que se había fundido en 1649. Aunque no es una réplica exacta de la misma, mantiene algunos de sus principales adornos. Como cuatro cruces, cuatro flores de lis y dos arcos. La montura es totalmente de oro y entre las gemas que la adornan hay rubíes, amatistas, zafiros, topacios y turmalinas. En su interior hay un capuchón de terciopelo y una banda de armiño.