Así es el jardín vertical de Suiza hecho con inteligencia artificial
Estamos ante el comienzo de la era de trabajadores robóticos, y la arquitectura y el urbanismo no son ajenos a esta era, en Suiza han instalado los maceteros más robóticos del orbe.
El mundo gira y gira sin parar, nuevas personas nacen y crecen adaptándose a su entorno más directo mejorando, en lo posible, todo lo que les afecta. Pero la humanidad no se caracteriza por la mejora constante y continua de su entorno más directo y cercano. Más allá de eso la humanidad crece vislumbrando y cambiando el futuro. Y en esas está con el jardín vertical de Suiza hecho con inteligencia artificial.
En 2022 se instaló en la ciudad suiza de Zug un impresionante y nada convencional macetero. Tiene unos 22 metros de altura y está circunscrito en un espacio de diez metros cuadrados, una relación que nos permite apreciar su extremado porte. Pero, ¿qué hace especial a estos maceteros para que debamos detenernos en ellos por unos minutos?
Un macetero gigante de 22 metros de altura
El primero, el nombre que le han dado al macetero. Semíramis, así se bautizó, fue reina de Asiria durante 42 años tras fallecer su esposo, el legendario rey Ninus, después de 52 años de gobierno en el año 2.189 antes de Cristo. Alguna leyenda la relaciona con los Jardines Colgantes de Babilonia, de ahí que se haya elegido para esta bella construcción.
Puestos en contexto, Urban Assets Zug AG contrató al estudio de arquitectura Gramazio Kohler Research para que junto a la empresa ETH Zurich, en colaboración con la empresa Timbatec Timber Construction Engineers, realizaran esta fantástica escultura urbana. El resultado son los jardines colgantes más modernos de Suiza y, tal vez, de toda Europa, y que cuentan con unas estructuras ejecutadas por robots.
El jardín vertical se realizó con inteligencia artificial
La concepción se realizó empleando la IA (inteligencia artificial), y estuvo dirigida con audacia por el estudio de arquitectura para su instalación en el nuevo Tech Cluster Zug. La idea de los arquitectos es que sea una representación de la colaboración entre humanos y máquinas, creando un espacio reservado para plantas y animales locales. De esta manera se mezclan los tres ejes: humanos, robots y naturaleza.
La estructura se conforma con ocho pilares de acero, con un peso aproximado de 18 tonelada. Esto implica que haya de una buena cimentación, preparada para impedir el giro o vuelco ocasionado por el peso de la instalación, o por la actuación del viento reinante. Estos pilares sostienen cinco cuencos o maceteros realizados con madera contralaminada, nada más y nada menos que 35 metros cúbicos.
Tiene cinco filas de maceteros
Para la ejecución del monumento se tuvieron en cuenta la protección solar, la oclusión de lluvia y la superficie plantable. Y es que hay que tener en cuenta que los maceteros contendrán arbustos de gran porte, y que la tierra en su interior aumentará considerablemente de peso cuando esté impregnada de agua.
Con una herramienta creada exprofeso para ello, se personalizaron los cuencos para la ocupación vegetal, optimizando el espacio interior con una compleja geometría. Esta geometría a base de piezas planas seccionadas, permite el mayor volumen posible de forma que distribuya mejor las cargas hacia los pilares.
El jardín vertical hecho con inteligencia artificial
Estas placas se ensamblaron robóticamente en un taller de la mano de TS3 y la Cátedra de Estructuras de Madera de ETH Zurich, basados en las ideas de Gramazio y Timbatec. Una singularidad es la unión a tope de las maderas, permitiendo la generación de estructuras complejas de madera.
La escultura viva nos permite admirar cómo la naturaleza crece incansablemente sin el acceso directo de los transeúntes, quienes impertérritos, sólo podrán comprobar cómo aumentan en altura. Esta composición generará un espacio inferior sombreado en distintos grados, permitiendo un microclima agradable a los usuarios de la zona. Al mismo tiempo, al ser un espacio urbano de reciente creación, marcará un hito zonal.
Una apuesta por la naturaleza y la innovación arquitectónica
El macetero más grande posee 10 metros de diámetro, lo cual genera un peso a soportar más que interesante, por ello, la madera contralaminada o CLT se ha pegado con sistema de TS3. Las máquinas colocan cuatro paneles, los unen mediante la resina de fundición TS3 sin ejercer presión, y después, continúan con el resto de paneles. Y es que cada cuenco posee entre 51 y 88 paneles de madera.
Aprovechando los recursos que la naturaleza nos brinda, los que nuestro propio intelecto ha sido capaz de conceptualizar, y los que las aplicaciones informáticas y robóticas de última generación ponen a nuestra disposición, se ha creado este maravilloso jardín vertical. Un casi bosque intocable que nos hace reflexionar sobre el sitio que debería tener lo natural en nuestros espacios y, al mismo tiempo, una escultura muy urbana.
Imágenes de Gramazio Kohler Research