Kering está más cerca de controlar Valentino mientras Gucci decepciona
La multinacional francesa compra el 30 % de la icónica casa italiana, días después de anunciar la reestructuración de Gucci.
Valentino es uno de esos oscuros objetos de deseo del mundo de la moda, que cuando entras en él, no te puedes olvidar. Eso debió pensar Salma Hayek la primera vez que entró en una tienda del diseñador en quién sabe qué parte del mundo.
O la primera vez que se enfundó en uno de sus maravillosos gown (mejor en rojo, rojo Valentino). Y hablamos de ella porque su matrimonio con el hombre más importante del mundo del lujo, Francois-Henri Pinault, le acerca más a ser la dueña de la icónica casa de moda italiana.
Kering se acerca a Valentino
El pasado jueves el grupo de lujo francés Kering anunció que compraba una participación del 30 % en la marca de moda italiana Valentino. Lo hacía al fondo de inversión catarí Mayhoola por 1.700 millones de euros en efectivo.
El acuerdo incluye una opción para que Kering compre la totalidad del capital social de Valentino como muy tarde en el 2028.
Según Reuters, que tuvo acceso al comunicado lanzado por Kering: «La transacción es parte de una unión más estratégica y amplia entre Kering y Mayhoola. Esta podría llevar a Mayhoola a convertirse en accionista de Kering».
La convivencia de Kering, Mayhoola y Valentino
Kering dijo que tendrá representación en la junta directiva de Valentino. Mayhoola, que compró Valentino en 2012, «seguirá siendo el accionista mayoritario con el 70 % del capital social y continuará ejecutando la exitosa estrategia de elevación de la marca».
Se espera que la compra del 30 % de la participación se complete antes de fin de año, dijo Kering. Valentino, una de las marcas de moda más famosas de Italia, tiene 211 tiendas gestionadas directamente y registró unos ingresos de 1.400 millones de euros en 2022.
Gucci y sus malos resultados, detonante de la operación
El objetivo de tal operación es que el grupo de lujo francés no atraviesa su mejor momento. Sin ir más lejos no ha conseguido cumplir con sus objetivos de ventas en el segundo trimestre del año, con un crecimiento mínimo del 3 %. Entre sus agujeros está el más preocupante: Gucci.
La firma italiana lleva años dando bandazos y huyendo de sus clientes tradicionales en una especie de transformación hacía prendas feas.
De hecho Gucci lleva años en una carrera sin control huyendo de sus clientes tradicionales y diseñando fundamentalmente prendas feas que no se venden.
Francois-Henri Pinault aseguraba durante la presentación de los resultados que estos estaban «por debajo de sus objetivos y potencial, especialmente en Gucci». El grupo anunció la semana pasada una importante reorganización administrativa, incluida la salida del veterano director ejecutivo de Gucci, Marco Bizzarri, con el objetivo de reactivar las ventas de la marca.