Era propietario de los grandes hoteles de lujo Belmond, además de poseer una visión única a nivel empresarial. James Sherwood, uno de los grandes referentes del sector hotelero internacional ha fallecido este fin de semana a los 86 años, tras complicarse una operación estomacal.
Nacido en Estados Unidos, vivió gran parte de su vida en Gran Bretaña. Fue el estadounidense anglófilo que revivió el Orient Express. De hecho, tiene publicado un libro de experiencias únicas que a los amantes de los hoteles con espíritu romántico les encantará.
Creó una cadena de hoteles de lujo con su nombre, Sherwood; compró Sealink de la compañía British Rail; hizo campaña contra un túnel del canal, y trató de construir más tarde otro. Incluso estableció altos estándares con la franquicia ferroviaria GNER, hasta que su conglomerado Sea Containers llegó a la cima en el año 2006.
Creó el Harry’s Bar en Londres con Mark Birley en 1979, intentó en 1981 comprar The Time, y durante un tiempo fue propietario de otro periódico británico.
Pero en el sector del lujo fue mucho más. James Sherwood era un hotelero para el que el lujo era más. Detalles, trato, sorpresas, emoción… Sensaciones más que precios caros. Y eso lo consiguió en hoteles como Cipriani , de Venecia, y Villa San Michele, en Florencia. También con los maravillosos cruceros fluviales por Birmania o Francia, o los safaris exclusivos y absolutamente a medida de Botswana; pasando por sus experiencias en trenes de leyenda que descubren Irlanda o Perú.
El sello Belmond es hoy en día uno de los más exclusivos del mundo. Se unió a LVMH Moët Henness y Louis Vuitton en abril del 2019, lo que reforzó su posición entre los líderes internacionales en cuanto al lujo.
Durante más de 40 años han seguido teniendo un espíritu pionero y una auténtica pasión por la autenticidad para crear y descubrir algunas de las mejores aventuras de viajes. Hoy, la colección incluye hoteles, trenes, cruceros fluviales y safaris exclusivos en increíbles destinos en todo el mundo. Como diría Sherwood, «cada uno tiene una increíble historia que contar».
Vivía con su esposa, historiadora, en una casa señorial de Oxfordshire y decía poseer las mejores vistas de Londres, desde su oficina sobre el Támesis. Su legado es su mejor obra. Gracias Sherwood.
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