Mucho antes de que se convirtiera en presidente de Estados Unidos, Donald Trump era un apasionado del arte, en especial de las obras de Andy Warhol. Tanto es así, que incluso pidió al propio artista que le pintase varios cuadros para colgar en los pasillos de la Torre Trump, que entonces estaba en construcción.
Andy Warhol así lo hizo, aunque esas obras jamás decoraron el edificio de Trump en Nueva York. Quizás ahora uno de esos cuadros acabe decorando la pared de algún enemigo político del presidente, pues uno de ellos ha salido a subasta y su precio de venta ha superado con mucho las expectativas.
La relación de Donald Trump y Andy Warhol se remonta a 1980, cuando Ivana Trump, la entonces esposa del magnate, le sugirió que éste pintase unos cuadros para decorar los pasillos de la torre que estaba construyendo el número 725 de la Quinta Avenida. Lo que es hoy la gran Torre Trump.
«Fue muy extraño, esta gente es muy rica. Ayer hablaron de comprar un edificio por 500 millones de dólares o algo así», escribió Warhol sobre Trump en su diario tras su primera reunión. «Es un tipo marimacho. No hay nada decidido, pero voy a pintar algunos cuadros de todos modos y se los voy a mostrar», señaló.
Dicho y hecho, el artista pintó un total de ocho cuadros que en agosto de 1981 presentó a Donald Trump. Sin embargo, estos no fueron del agrado del magnate que, muy enfadado, rechazó todas las obras. De hecho, según cuenta el propio Warhol en sus memorias, se negó a pagarle.
«El señor Trump se enfadó mucho porque no había colores coordinados», escribió el artista en sus notas. «Creo que Trump es un poco tacaño, tengo esa sensación», apuntó.
Uno de esos ocho cuadros salió este martes a subasta. Se trata de Rascacielos de Nueva York, una obra que refleja al estilo de Warhol lo que iba a ser la Torre Trump cuando estuviera terminada. «Warhol capturó el lujo ostentoso del edificio con tonos negros, plateados y dorados, y cubriendo la superficie con polvo de diamante, que consistía en vidrio molido espolvoreado sobre la pintura húmeda inmediatamente después de la impresión«, cuentan desde la casa de subastas Phillips.
El cuadro alcanzó la asombrosa cifra de 952.500 dólares, unos 902.689 euros, 250.000 dólares más de lo que estaba estimado se vendiera. El nuevo propietario del cuadro es anónimo y la prensa americana ha bromeado con que lo haya adquirido alguien del bando demócrata, o el propio Donald Trump, para colgarlo en la Casa Blanca. Aunque muchos señalan que habría ido a parar a un coleccionista de arte o seguidor de Andy Warhol.
Las otras siete obras que Trump no quiso pagar las tuvo durante años el galerista e íntimo amigo de Warhol, Bruno Bischofberger. Algunas de ellas se exhibieron durante un tiempo y dos en concreto se pueden ver a día de hoy en la colección permanente del Museo Andy Warhol en Pittsburgh, EE.UU.
Años después de este episodio, Donald Trump y Andy Warhol coincidieron en varias ocasiones. Incluso el magnate le invitó a la torre para ejercer de jurado en una competición de animadoras. Pese a que tuvieron una relación cordial, el artista siempre le guardó rencor por lo sucedido y así lo dejó escrito para siempre en sus memorias. «Todavía odio a los Trump por no comprarme los cuadros».
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