La Super Bowl también se disputa en el palco

El evento deportivo más seguido del año en los Estados Unidos moverá este fin de semana cifras millonarias. La Super Bowl que enfrenta en esta edición a los Rams de Los Angeles y a los Patriots de Nueva Inglaterra tiene también su versión en el palco. Porque al frente de ambos equipos están dos maneras muy distintas de sentir el mundo del deporte. Aunque los dos son millonarios, Stan Kroenke al frente de los Rams y Robert Kraft con sus Patriots son dos tipos bastante diferentes.

Para empezar, Robert Kraft (77 años) es un reconocido demócrata que al poco de terminar su etapa universitaria hizo una breve carrera política como representante local Massachusetts. Su faceta empresarial y sobre todo el suicidio de un buen amigo que formaba parte del partido le hizo abandonar la idea y quedarse en el lado de los simpatizantes. Stan Kroenke (71 años) es republicano y existe gran controversia por reciente apoyo económico a las campañas de Donald Trump, al que habría ayudado con donaciones que superan el millón de dólares según distintos medios.

Kraft, de origen judío, siempre miró al mundo de deporte con cierto deseo porque le hubiera gustado competir y practicar con más asiduidad. Sus compromisos profesionales se lo impidieron y en cuanto atesoró una buena suma de dinero, se quitó la espina. Después de un breve paso por el mundo del tenis, acabó comprando los Patriots por 172 millones de dólares en 1994. Una franquicia que bajo su mando ha conseguido cinco victorias en el Super Bowl. Robert Kraft dirige un conglomerado de empresas (Kraft Group) que le han proporcionado una fortuna que según Forbes ronda los 6.600 millones de dólares. Entre sus inversiones deportivas también destaca el equipo de la liga estadounidense de fútbol New England Revolution y el estadio que comparten con los Patriots, el Gillette Stadium de Foxborough. Su última aventura es un equipo de e-sports.

Stan Kroenke está considerado como un magnate del deporte, pero sus inicios profesionales fueron más bien modestos, hasta que su matrimonio con Ann Walton, una de las herederas del gigante Walmart, cambió su suerte. Su fortuna fue creciendo a la sombra de los proyectos inmobiliarios que generaba el gigante de los centros comerciales y acabó amasando una importante suma de dinero que hoy en día se estima en 8.500 millones de dólares según Forbes.

Gran parte de ella se debe también a su afición por comprar equipos deportivos y rentabilizarlos. De joven, Kroenke practicó fútbol americano, baloncesto y atletismo. Con el paso de los años ha diversificado sus aficiones y está al frente del Arsenal en la Premier League, los Denver Nuggets de la NBA, el Colorado Avalanche de la NHL, el Colorado Rapids de la MLS, el Colorado Mammoth de Lacrosse y Los Angeles Gladiators, un equipo de e-sports. Si bien en lo económico sus franquicias son un éxito, su gestión deportiva siempre atesora polémica entre los aficionados. Sin ir más lejos, los del Arsenal están bastante cansados con sus decisiones y en Saint Louis no olvidan que se llevó a los Rams de vuelta a Los Angeles hace tres años. Un camino de ida y vuelta que comenzó en 1995 cuando Kroenke se llevó la franquicia a la ciudad de Missouri. Allí consiguió su única Super Bowl en el año 2000.