No dejo de descubrir nuevos términos, nomenclaturas que dan cuerpo a estados, comportamientos psíquicos o físicos, incluso formas de vivir. Reconozco que lo vivo con parecida emoción a la que siente el matemático cuando da con una nueva fórmula que, en cuestión de números, explica un fenómeno. Hace pocos días di con los llamados PAS: Personas Altamente Sensibles. Me llamó la atención porque, aunque es un término que dio a conocer la psicóloga estadounidense Elaine Aron por primera vez en los 90, descubrí que el veinte por ciento de la población mundial vive con altas dosis de sensibilidad.
Ser un PAS no resulta tan agradable si deshojamos la margarita de la sensibilidad y nos quedamos con lo crudo. Dificultad severa para soportar ruidos, fuertes olores, peleas, reprimendas… Ser un PAS no es una patología sino un rasgo de personalidad. Ese que les otorga la tendencia a la reflexión y una capacidad mayor al resto a recibir estímulos del exterior.
Ser un PAS es haberse sentido en alguna ocasión un ‘bicho raro’. Comprobar que la piel se afina más con las críticas, que las multitudes estresan y la sociabilidad es selectiva. Vivir en un mundo donde se valora más el ruido que el silencio, donde a la multitud se la respeta más que al individuo, donde la diferencia se tiende a aplastar con el rodillo de la uniformidad, ser un PAS y vivir como tal no es tarea sencilla.
Aunque puede que aquellos que se reconozcan, como en otras minorías, se apoyen, se ayuden y se sirvan para darse consuelo en esa diferencia que es tan mal señalada. Para aquellos que se sienten reconocidos o, incluso hoy mismo han descubierto el término de PAS y sienten curiosidad para ampliar conocimiento sobre ello.
Recomiendo leer el libro de Elaine Aron El Don de la alta sensibilida. Y también realizar el test oficial de 22 preguntas, que realizó la misma Aron, que puedes encontrar en www.pasespana.com. Por la curiosidad y por veces haberme sentido ‘bicho raro’ lo realicé y pertenezco al veinte por ciento de la población. Soy PAS. Y puede que como a mí, no sean pocos los que encuentren respuestas a su comportamiento cuestionado. O, en otros casos por qué el confinamiento les ha afectado más que el resto.
Ser PAS no es algo negativo, pero echar conocimiento ayuda a entenderse mejor y a sentir que encaja aquello que pocos o hasta ahora nadie te ha dado respuesta. Mi vida no ha cambiado con el descubrimiento. No me han dicho nada que no supiera, pero me siento reconfortada al descubrir que existe una explicación a todo ello. Ahora cuando alguien me diga:»¡Hija qué sensible eres!» Podré decir: «Sí, es que soy PAS: Persona Altamente Sensible». Deshojando la margarita de la hipersensibilidad, lo cierto es que me ha ayudado a crear, a gozar de las cosas con mayor intensidad. Y aunque en momentos sufra por ello, me siento completamente cómoda con ella. ¿Y Tú? ¿Eres PAS?
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