Nos encontramos inmersos en una transformación digital a todos los niveles que, queramos o no, también afecta a la economía. Desde hace unos años no solo ha cambiado nuestra forma de operar a nivel de usuario sino también de comprar o invertir a nivel global gracias a la entrada en juego de nuevos elementos como el bitcoin. Pero ¿qué es y cómo son de fiables este tipo de monedas? Álex Puig, experto en monedas virtuales y blockchain, lo explicaba la semana pasada en un encuentro con miembros de la asociación LujoDigital.org en Madrid.
“Tenemos la filosofía de que tenemos algo cuando en realidad no tenemos nada. Movemos nuestro dinero a través de un banco, contratamos energía a través de una empresa y, en general, hacemos operaciones que no podríamos materializar de forma física. Gracias a los bitcoins cada uno pasa a ser su propio banco, sin intermediarios“, explicaba.
Se hace a través de una base de datos inmutable llamada blockchain y formada por cadenas de bloques diseñadas para evitar su modificación. De hecho, todas las transacciones que se realizan con los 21 millones de bitcoins que existen, se registran y son trazables bidireccionalmente, lo que hace que el fraude con este tipo de moneda sea prácticamente nulo. Exactamente, del 0,62%.
Según Puig, “se ha pasado del Internet de la información al Internet del valor. Este método permite notorizar documentos, lo que posibilita crear un mercado mucho más eficiente y controlado que el que tenemos”.
Entonces, ¿por qué no se usa más? Según Puig, por sus dos grandes debilidades: El increíble gasto energético de la red bitcoin, que con siete transacciones por segundo alcanza la misma energía que la que consumen “18 países de cola”; y el marco legal, aún inexistente.
“Las dos primeras compras que se hicieron con bitcoins hace cinco años fueron dos pizzas (por valor de 10.000 bitcoins). A pesar de que se puede utilizar en la vida diaria, ahora es una moneda de ahorro e inversión. Es más, cuando hablamos de criptomonedas no hablamos de invertir sino de apostar”, matizaba Puig.
Aunque el bitcoin está aún en proceso de desarrollo, sobre todo legal, Álex Puig ha creado la primera plataforma nacional de blockchain, Alastria, de la que ya forman parte 170 empresas y en la que, tal y como comentó, “comienza a entrar la Administración Pública”.
Un hecho que sin duda aporta muchísima credibilidad a un nuevo modelo de funcionamiento económico y social que puede repercutir de manera muy positiva en los mercados tal y como augura el experto: “En menos de cinco años el 40% de los smart contracts estarán en blockchain. La fortaleza de esta nueva forma de operar es que no hay leaderships, no hay caos, solo colaboración“.
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