Guerra Fría tecnológica: Trump pone la música, China la letra
La decisión de Donald Trump de prohibir a empresas norteamericanas el suministro de componentes y el uso del sistema operativo Android a Huawei amenaza al panorama tecnológico mundial y nos aboca hacia una Guerra Fría tecnológica..
La división de poderes es uno de los factores que garantizan la estabilidad democrática. Como estamos viendo con el juicio en el Tribunal Supremo de los independentistas catalanes, alguno de los partidos soberanistas pide al gobierno central gestos y diálogo para otorgar su apoyo a Pedro Sánchez en su investidura como Presidente del Gobierno. Sin embargo, el ejecutivo no debe caer en la tentación de irrumpir e interrumpir el curso de la Justicia.
La seguridad jurídica es otro de los pilares fundamentales de la economía de mercado. Las empresas están sometidas a un ordenamiento que rige el comercio y otras relaciones empresariales, que han de cumplir. En dicho contexto, la Comisión Europea (CE) impuso en su día a Google una multa de 4,35 mil millones de euros por ejercer prácticas ilegales con su sistema operativo para teléfonos móviles, Android, con el fin de reforzar el dominio de su buscador. Es la mayor sanción infligida en la historia del regulador comunitario.
Sanciones millonarias a Google por parte de la Unión Europea
Esta sanción se suma a la multa de 2.424 millones de euros que el ejecutivo comunitario impuso al gigante estadounidense en junio de 2017 por abuso de dominio al favorecer a su servicio de comparación de compras en su motor de búsqueda, que hasta hoy era la sanción más alta impuesta por Bruselas a una sola empresa. En concreto, Bruselas alega que Google exigió a los fabricantes que preinstalaran en sus servicios de búsqueda (Google Search) y su navegador (Chrome) como condición para otorgarles la licencia de uso de su tienda de aplicaciones (Play Store).
Son multas de cifras gigantescas capaces de destrozar la cuenta de resultados de cualquier multinacional. Pero están basadas en un ordenamiento jurídico claro y conciso y la propia compañía Alphabet (propietaria de Google) tiene el derecho, que ha ejercido, a apelar en los tribunales.
La situación de Huawei tampoco beneficia a la estabilidad jurídica de las empresas
La administración Trump ha acusado a la multinacional China de poner en riesgo la seguridad de los EEUU, cuando lo lógico es que, en aplicación de la división de poderes y por mor de la seguridad jurídica, hubiese denuncia en un tribunal. Aunque las autoridades de EEUU han planteado hasta 23 acusaciones concretas, China dice que dichos riesgos están totalmente infundados. Ken Hu, vicepresidente de Huawei ha declarado: «En los últimos días, se han impuesto restricciones a Huawei basadas en acusaciones infundadas, con el fin de perturbar nuestras operaciones comerciales. Creemos que este comportamiento es totalmente injustificado.»
Recordemos que en Europa, aproximadamente tres cuartas partes de los usuarios de smartphones confían en un móvil basado en Android y Huawei representa aproximadamente el 20 % de este mercado. “Estas decisiones imprudentes pueden causar un gran daño a los consumidores y a las empresas en Europa» indicó Hu. «Esto sienta un peligroso precedente. Va en contra de los valores de la comunidad empresarial internacional, interrumpe la cadena de suministro mundial y perturba la competencia leal en el mercado. Es algo que podría sucederle a cualquier otra industria y compañía en el futuro, si no nos enfrentamos conjuntamente a estos problemas.» No obstante, aún eliminando la injerencia del gobierno Trump, la compañía china debe responder ante los tribunales de esos, al menos, 23 cargos concretos y disipar las serias dudas que hay sobre su forma de proceder. ¿Estamos en la antesala de una Guerra Fría tecnológica?
Consecuencias nefastas para el comercio mundial que podrían derivar en una profunda crisis económica
Las consecuencias de una alteración de la seguridad jurídica pueden llevar a una guerra fría tecnológica de consecuencias catastróficas tanto para las compañías implicadas, y no solo, pues la incipiente red G5 está en manos de Huawei para las operadoras de un buen número de países, entre ellos España. Fabricantes estadounidenses de chips como Qualcomm o Broadcom han informado que no proveerán sus dispositivos al gigante chino de la electrónica hasta nuevo aviso. Esta decisión, como es lógico, tendrá un fuerte impacto en la cuenta de resultados de dichos fabricantes, que pueden perder a uno de sus principales clientes.
Esas compañías necesitarán aclaración del gobierno de Donald Trump para saber si podrán próximamente despachar sus productos a Huawei, y de momento optan por ser precavidas, dado el hecho de que Trump ha demorado en tres meses la aplicación de sus severas medidas. De momento, Huawei ha hecho acopio al menos tres meses de componentes. Existe la esperanza de que esto sea solo parte de la postura estadounidense respecto a la guerra comercial y se resuelva como parte de negociaciones de mayor alcance. Probablemente Huawei y los líderes económicos chinos no acaban de confiar en una solución favorable temiendo incluso una aún mayor restricción de componentes foráneos para sus empresas tecnológicas.
La Guerra Fría tecnológica y empresarial ha llegado para quedarse
La respuesta de China ha sido, en primer lugar redoblar los esfuerzos para desplegar un programa nacional de sistemas operativos para smartphone (mientras escribo estas líneas se acaba de revelar el nombre del sistema que es Ark OS), para también diseñar sus propios chips y desarrollar su propia tecnología de semiconductores (incluidos herramientas de diseño y equipamiento productivo) implementando, en definitiva, sus propios estándares tecnológicos.
Esto solo puede acelerar el proceso de crear un Telón de Acero digital que separe al mundo en dos esferas tecnológicas que se excluyan mutuamente. Algo similar sucedía durante la Guerra Fría que, durante gran parte del siglo pasado, tuvo lugar entre la URSS y los EEUU pero ni el volumen de comercio y actividad económica se puede comparar ni la interacción entre compañías de uno y otro lado es tampoco comparable. Es previsible que China lance una política se subsidios para promocionar el sistema tecnológico de sus tecnológicas, y es casi seguro que tomará medidas de respuesta que irán contra intereses de compañías americanas.
A su vez, es poco probable que EEUU tenga la voluntad política de subsidiar a sus propias empresas a ese nivel. Inicialmente no lo necesitará por su superioridad actual, pero la posición de Huawei, a la vanguardia de la tecnología móvil 5G muestra que este liderazgo de los EEUU no se mantendrá para siempre. Así que ahora ha comenzado la guerra fría tecnológica. El ganador no será el que tenga más combatientes, sino el que tenga mayor habilidad para soportar pérdidas prolongadas. Y los perdedores serán muchos, tanto trabajadores como consumidores a uno y otro lado del charco. Esperemos que, al final , cunda la cordura e impere la seguridad jurídica.