El coronavirus y sus efectos sobre la economía mundial se ha llevado por delante una de las compras más importantes del sector del lujo de los últimos años. Una operación fraguada a fuego lento que tenía todo el sentido para los actores implicados y que finalmente no se producirá. LVMH puso a todo su equipo financiero a echar cuentas tras el confinamiento de marzo y los números reflejaban muchas dudas al insertar la variable Tiffany.
Con el paso de los meses, la evolución de la economía y la pandemia no han desequilibrado la balanza y finalmente la casa francesa ha decidido no comprar la mítica joyería neoyorquina. Y lo que al parecer ha decantado finalmente la decisión ha sido una cuestión política.
La dirección de LVMH asegura que el ministro de Asuntos Exteriores francés remitió una carta a la dirección del grupo en la que ordenaba aplazar la compra hasta después del 6 de enero de 2021. Fecha que se justificaba en respuesta a las amenazas de aranceles sobre los productos franceses por parte del gobierno de Donald Trump.
Hace unas semanas y ante el parón manifiesto de la operación, Tiffany y LVMH hablaron de extender la fecha límite de la oferta de compra hasta el 31 de diciembre de 2020, desde el 24 de noviembre marcado como tope inicialmente. Y éste ha sido el pilar en el que se ha apoyado la empresa francesa para justificar su marcha atrás. La fecha propuesta por el gobierno francés excede el pacto alcanzado entre ambas firmas y por lo tanto la matriz de Louis Vuitton decide anular la operación.
Bien es cierto que tras la declaración de la pandemia y el cataclismo sobre la economía mundial, LVMH perdió todo interés en una compra anunciada a finales de noviembre del año pasado. Y desde Tiffany se sienten muy defraudados. Tal es así, que el asunto ya está en los tribunales. Un juzgado de Delaware ya tiene sobre la mesa la demanda de la joyera. Exigen culminar la oferta de compra alegando que LVMH lleva meses sin cumplir los pactos acordados, como los trámites antimonopolio típicos en este tipo de operaciones.
En el duro texto, Tiffany esgrime que no hay motivo alguno para no hacer efectiva la compra. Ni siquiera el coronavirus. Porque desde desde la joyería afirman que en los últimos meses han mejorado sus cuentas a pesar de la pandemia. Y que hay fusiones en el sector del lujo que han seguido adelante. El presidente de Tiffany, Roger N. Farah, muy molesto, asegura que «LVMH no nos ha dejado otra opción que iniciar un litigio para proteger a nuestra empresa y a nuestros accionistas. Tiffany confía en que ha cumplido con todas sus obligaciones y se compromete a completar la transacción en los términos acordados el año pasado. Tiffany espera lo mismo de LVMH».
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