La comentada decisión de Puig de salir a bolsa se considera una oportunidad para alinearse con las mejores compañías del sector a nivel mundial y fortalecer su presencia global en la industria de la belleza premium. Es el colofón a una narrativa de éxito empresarial, la de Puig, que abarca tres generaciones de una gran familia emprendedora.
Su historia comienza en 1914 en Barcelona, cuando eran una pequeña empresa familiar dedicada a la elaboración de jabones y perfumes. Actualmente Puig es un gigante global de la industria de la perfumería y la cosmética que ha experimentado una brillante y paulatina transformación. A lo largo de los años, la empresa ha sido impulsada por la visión, la innovación y el compromiso de la familia, liderando así su camino hacia el éxito.
Antonio Puig, el fundador de la empresa, fue un joven emprendedor con una pasión desenfrenada por la innovación y la calidad. En 1922 la empresa comercializó Milady, el primer pintalabios fabricado en España.
En la década de 1940 llegó la fragancia Agua Lavanda Puig, que se convertiría en uno de los productos emblemas de la compañía. Durante esos mismos años, Antonio Puig tomó la decisión de trasladar la fábrica y las oficinas a un edificio situado en el barrio de Gracia de Barcelona.
Bajo su liderazgo, Puig se diversificó hacia la creación de perfumes y cosméticos, mientras se orientaba hacia la internacionalización del negocio. Su visión pionera abrió nuevos mercados en América Latina y Europa, sentando así las bases para el crecimiento futuro de la empresa.
La segunda generación de la familia Puig estuvo representada por Mariano Puig, quien asumió el liderazgo de la empresa en la década de 1960. Bajo su gestión, Puig experimentó una expansión audaz en el ámbito internacional, estableciendo filiales en varios lugares determinantes como París.
En aquel momento la firma incorporó la marca del diseñador español Paco Rabanne, llegando a construir una fábrica de perfumería en Chartres. Uno de los hitos clave en la expansión internacional fue el acuerdo que alcanzó en los años 80 con la diseñadora venezolana Carolina Herrera en Nueva York para crear y comercializar todas sus fragancias. En la actualidad y desde hace varias décadas, ambas casas de moda -Paco Rabanne y Carolina Herrera- son propiedad de Puig.
El liderazgo actual de Puig recae en otro miembro de la familia, Marc Puig, quien ha dirigido la empresa desde 1998. Durante su mandato, Puig ha experimentado un crecimiento exponencial, consolidándose como un actor clave en la industria global de la belleza. La estrategia de diversificación del portfolio con marcas como Dries Van Noten, Jean Paul Gaultier y Nina Ricci ha sido fundamental para su éxito continuo.
Con motivo de su 100 aniversario, la multinacional inauguró en 2014 una nueva sede corporativa en Hospitalet de Llobregat. El acto contó con la presencia de destacadas autoridades, incluidos los reyes de España. El lugar es un imponente espacio de 21 mil metros cuadrados y 20 plantas, que dio empleo en su día a más 500 personas y refleja la apuesta de la compañía por Barcelona, la sostenibilidad y el bienestar de los empleados.
Unas instalaciones que albergan el centro de innovación de Puig, incluyendo una amplia zona de innovación aplicada y tecnología olfativa. La compañía incorporó en 2022 una nueva torre de 20 metros, al lado de la primera, para crear allí, entre otras cosas, un nuevo hub tecnológico, duplicando también el número de empleados iniciales.
El desempeño económico de Puig en los últimos años, los previos a su esperada salida a bolsa, ha demostrado ser sobresaliente. Al cierre de 2022, la compañía superó los 3.600 millones de euros de facturación con un beneficio de 400 millones de euros. Este crecimiento continuó en 2023 con ingresos netos de 4,3 mil millones de euros, un aumento del 20% respecto al año anterior.
Con respecto a la inminente salida a bolsa, el presidente de Puig, Marc Puig, lo define de esta manera. “La importancia de convertirse en una compañía cotizada es un paso decisivo en los 110 años de historia de la empresa. Lo que nos permitirá competir mejor en el mercado global de la belleza durante la próxima fase de desarrollo de Puig”.
La historia de Puig es, en definitiva, un testimonio del poder de la visión, la determinación y el compromiso familiar en la construcción de un imperio empresarial que trasciende generaciones. Su éxito económico refleja la capacidad de adaptación, innovación y liderazgo de la empresa en un mercado global altamente competitivo. Algo que ha supuesto la salida a bolsa más importante en España en los últimos 10 años. El mercado sabrá responder al enorme valor de Puig.
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