Despedirse de un año es como despedirse de un amor. No importa si fue bueno o para olvidar, porque se marcha para no volver y no hay nada que podamos hacer para evitarlo. Suelo recomendar a todos mis amigos que el último día del año, te des tu tiempo para pensar en el año que despides: para recordar lo vivido, para frenar la velocidad de vida que llevamos y ver cuántas cosas hemos hecho, o deshecho; cómo nos hemos reído o cuánto hemos llorado.
Hacer un recorrido mental por ese año me ayuda a hacer limpieza para empezar el siguiente y rendirle el agradecimiento merecido al que se va. Puede parecer un juego de niños, pero recuperar su espíritu siempre lleva a nuevos descubrimientos. Si puedes… no te lo pienses ¡Hazlo! Como si se tratara de una carta de despedida de un amor, escríbele tu carta a 2018.
Cuéntale aquello que recuerdas, lo que sentiste en momentos concretos, lo que deseas olvidar, aquello que aprendiste…confiésale tu corazón abierto y despídele como merece. Guarda la carta durante la celebración de la Nochevieja y, tras la doce campanadas y el brindis por el nuevo año, quema tu escrito, entierra aquel que ya se fue, y sigue abriéndote a la vida con el año que comienza.
2018 ha sido un año de explosión del grito femenino, un año donde el mundo al fin ha estado listo para amplificar su altavoz y escuchar a la mujer, que tiene tantas cosas que aportar, pedir y lograr. Curioso que el diccionario Oxford haya elegido como palabra del año: “Tóxico“. Puede que hayamos aprendido a identificar aquello que no nos hace bien y no nos importe señalarlo. ‘Masculinidad toxica’ ‘Relaciones tóxicas’ ‘Ambiente tóxico’ son, según el diccionario Oxford, el mayor uso hecho en búsquedas en la Red para acompañar a la palabra “Tóxico”.
Lo mismo que escribirle la carta al 2018, poner sobre la mesa aquello que no nos va bien, es tomar consciencia de que podemos tener, lograr, conseguir algo mejor para nosotros y un mundo superior para todos. Este día es un día de cierre y apertura de nuevos sueños, de horizontes por conquistar. El último día del año es para mí un portal de energía que se abre para gritarle a la vida aquello que ansiamos. Es una noche para creer en lo imposible, para celebrar la vida y bailar hasta que el cuerpo aguante.
Yo quiero un 2019 mucho más conciliador, que apueste por la diferencia como motor y no como división. Deseo que la risa entre en mi vida como un torrente de agua que recorre mis heridas todavía por cerrar. Quiero dejar el control para las computadoras y vivir con la aceptación de lo que está por venir. “¡Soltar y confiar!” es mi frase para 2019. ¿Cuál es la tuya? Crea tu mantra y repítelo cuando sientas que te falta el aire. Sólo tu puedes ser el oxígeno que necesitas ¡Respira! ¡Siente! ¡Atrévete a soñar! Despide el año como mereces y, brinda, en soledad o en compañía, por el nuevo año que mereces. ¡Feliz 2019!
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