El gran secreto de Mercurio: tiene una enorme capa de diamantes
Un grupo de científicos de la NASA cree que esta capa podría llegar a tener hasta 15 kilómetros de espesor
Sabemos que Mercurio es el planeta más cercano al Sol y el más pequeño de los que conforman el sistema solar. Pero no sabíamos que en sus entrañas guardaba en secreto una enorme fortuna, kilómetros de diamantes.
Debido a que está tan cerca del Sol, Mercurio es difícil de estudiar desde la Tierra. Pero gracias a los datos recabados por el MESSENGER, un grupo de científicos chinos y belgas ha realizado diversas simulaciones. Entre ellas han encontrado pruebas de que puede tener una capa de diamante sólido debajo de su corteza de hasta 15 kilómetros de espesor.
Un planeta especial
Mercurio siempre ha desconcertado a los científicos ya que posee muchas cualidades que no son comunes a otros planetas del sistema solar. Entre ellas, una superficie muy oscura, un núcleo extraordinariamente denso, además de las manchas de grafito, un tipo de carbono, en su superficie.
Precisamente estas manchas han llevado a los científicos a sugerir que el planeta tenía un océano de magma rico en carbono. Este habría flotado hasta la superficie, creando estas manchas de grafito y dando a Mercurio el tono oscuro que le caracteriza.
Los diamantes de Mercurio
Durante el mismo proceso se habría formado un manto rico en carbono bajo la superficie. Pero el equipo responsable de estos hallazgos cree que este manto no es grafeno, como se sospechaba. Estaría compuesto por otro alótropo del carbono mucho más valioso: el diamante.
“Calculamos que, dada la nueva estimación de la presión en el límite entre el manto y el núcleo, y sabiendo que Mercurio es un planeta rico en carbono, el mineral portador de carbono que se formaría en la interfaz entre el manto y el núcleo es el diamante y no el grafeno”, dijo a Space.com Olivier Namur, miembro del equipo y profesor asociado de la KU Leuven (Bélgica).
Así, estos diamantes pueden desempeñar un papel fundamental en la generación del campo magnético del planeta. En concreto, pueden transferir calor entre el núcleo y el manto, creando diferencias de temperatura que agitan el hierro líquido y generan un campo magnético.