Si todos secundamos el apagón eléctrico para protestar contra las continuas subidas de la factura de la luz, no entiendo que la huelga del 8 de marzo secundada solo por mujeres para protestar contra la desigualdad lleve a malas interpretaciones. La desigualdad está en el género femenino y existen infinidad de números, no interpretaciones, que avalan la afirmación. Desde hace demasiados años, el mundo moderno y avanzado lo sabe, y avanza demasiado despacio para vencer el desequilibrio. ¿Por qué ahora esto?
Lo que ha sucedido es como cuando el tapón de una botella sale disparado cuando se descorcha: había demasiada presión. Se ha esperado, nos hemos esperanzado, se ha confiando en ese cambio prometido, en esa igualdad justa… pero no llega y se han seguido edificando conceptos en contra de la igualdad y a favor de una lucha de sexos ficticia que jamás ha potenciado ni querido la mujer.
Es la primera vez que se hace, a modo de fotograma, para recordar y ¿por qué se mira como división y no como un buen modo para ver que el trabajo de la mujer no puede ser silenciado ni menospreciado ni menos valorado. Mujeres de 150 países de todo el mundo están invitadas a secundar la huelga #nosotrasparamos de 12:00h a 12:30h de la mañana. No me gusta que se instrumentalice políticamente porque la igualdad nos pertenece a todos y no a ningún partido político en particular.
Hay muchos modos de mostrar apoyo aunque no secundes la huelga porque deseas seguir trabajando y no barrer en contra. Y hacerlo es decir que “es anticapitalista”, un “manifiesto comunista” o que la mejor manera de la lucha feminista es “seguir trabajando.” El problema tiene fácil solución, si se cree que una huelga es partidista, hay que organizar otra, como se ha hecho en otras ocasiones. De nuevo el mensaje predominante es que invita a la división, es “insolidaria” y “elitista”.
Le doy la razón a Lakoff y parece que de nuevo el mensaje retrógrado ha calado porque la base sigue estando demasiado contaminada. Es una lástima que este 8 de marzo pueda pasar a ser el día de la división en vez de el día de la mujer trabajadora. En España, las mujeres ganan una media de un 18,8% menos que los hombres y se enfrentan a una tasa de desempleo tres puntos mayor, del 18,4% en 2017 frente al 15% de ellos. La temporalidad y los contratos de tiempo parcial también hacen sangre entre el colectivo femenino.
Solo un 26% de los puestos directivos están ocupados por ellas y, en el caso de las empresas del Ibex 35, únicamente hay 92 ocupando asientos en consejos de dirección entre 453 cabezas. En el ámbito familiar se doblan las horas invertidas, en el de consumo las mujeres pagan más por artículos similares al de los hombres. Son cifras reales y ninguna habla de división, sino de desigualdad. No es necesario secundar la huelga, existe el derecho y la libertad a hacerlo o no, pero la responsabilidad de todos es no negar evidencias ni tratar de enterrarlas intoxicando el mensaje.
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