Una pelota de béisbol firmada por los cuatro componentes de Los Beatles era la estrella de la última subasta de Julien´s Auctions. Se esperaba sacar por ella entre 50.000 y 70.000 dólares, pero finalmente no se ha vendido.
Sin duda algo raro, ya que la pelota en cuestión se presentaba no solo como un recuerdo de uno de los grupos más famosos de todos los tiempos, sino como el símbolo de una revolución musical.
El motivo es que George Harrison, John Lennon, Paul McCartney y Ringo Starr firmaron la pelota tras el que fuera su último concierto en Estados Unidos. No lo tenían planeado de antemano, pero el espectáculo que dieron en el Candlestick Park de San Francisco (antiguo estadio de los Giants) en agosto de 1966 marcaría el fin de una época.
Y es que tras él, los miembros del grupo decidieron cambiar su dirección musical, aparcando los conciertos en vivo y centrándose en las grabaciones de estudio. Esto vino propiciado, sobre todo, por la frustración que les producían sus actuaciones en directo, convertidas en espectáculos de fanatismo debido a su espectacular fama, y en las que lo musical quedaba en un último plano.
Normalmente los gritos de los fans ahogaban la música que, debido a las limitaciones técnicas de la época, era imposible apreciar.
En la gira estadounidense de 1966 también se produjo el comentario de John Lennon de que los Beatles eran «más populares que Jesús». Algo que provocó la quema de discos y un montón de amenazas contra la banda. Estos incidentes, junto con los desafíos logísticos y las preocupaciones de seguridad personal, contribuyeron a su decisión de dejar de viajar.
Esto fue una revolución para la música. Porque comenzó con ellos una era de innovación en los estudios de grabación que dejaba la puerta abierta para explorar nuevas vías creativas y ampliar los límites de lo que era la producción musical.
Ellos comenzaron a priorizar la calidad del sonido y la experiencia del oyente, sentando un precedente para los grupos venideros. Este cambio tuvo un profundo impacto en la industria de la música, alentando a otros artistas a priorizar la innovación creativa sobre las consideraciones comerciales.
Álbumes míticos y en su día innovadores como «Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band», «The White Album» y «Abbey Road» nacieron tras esa decisión tomada en 1966.
Así, los Beatles firmaron la pelota Spalding que ha salido a subasta y se la entregaron tras el mítico concierto a Mike Murphy, subgerente entonces de la casa club de los Giants. Él se la regaló a su hermana Anna, quien más tarde se la vendería al coleccionista Terry Flores, que la ha conservado durante más de 50 años.
Ahora la pelota se presentaba con una carta de autenticidad de Flores y en unas condiciones óptimas. Fue sometida hace años a una restauración profesional, tras lo cual se almacenó protegida de la luz.
Además de la pelota, la casa de subastas sacaba a la venta 145 objetos de iconos musicales. Entre ellos varias guitarras, piezas de joyería, pósters o prendas de ropa históricas de las que se han vendido 125.
Es el caso de la chaqueta que Michael Jackson lució en los Brit Awards de 1996 por la que han pagado más de 50.000 dólares; o un conjunto verde de Dolly Parton (32.500 dólares). No han faltado piezas de Taylor Swift o Miley Cyrus, entre otros.
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