Publicaciones de Juan José Perez Monzón

Margaret Hunt Hill de Santiago Calatrava, Dallas. Hola, mira que le advertí varias veces a Calatrava que no me hiciera esto, que ya eran muchos mis compromisos en Dallas y que no podía dedicar tanto tiempo a contemplar el paisaje circundante. Evidentemente, no me ha hecho caso (otra vez) y ha diseñado dos puentes (en realidad tres) que no sólo han dado la vuelta al Mundo: han cambiado la imagen de la ciudad más poderosa de Texas para siempre. Si alguien pensó en algún momento que el asesinato del Presidente John Fitzgerald Kennedy iba a cambiar el rumbo de la ciudad se quedó en el ostracismo, nada que ver con la realidad: esta ciudad ha dado un ejemplo de entereza y fuerza al resto del Estado y, por ende, al resto de la Nación. Está bien, lo reconozco, hablo con pasión porque para mí es la mejor ciudad de los Estados Unidos y, claro, no puedo, ni quiero, (ni debo) esconder mi pasión por esta ciudad de Texas donde tantos buenos negocios ha cerrado mi familia desde tiempos inmemoriales, yo, Rodolfo, le debo mucho a esta ciudad, personal y económicamente. El Margaret Hunt Hill sobre el río Trinity Los dos puentes diseñados por el señor Calatrava cruzan el mismo río, el Trinity, el primero, ya finalizado en el año 2012 y que cruza la interestatal 35, supuso toda una revolución estética para la ciudad, el puente Margaret Hunt Hill. La inauguración se retrasó unos días por mi culpa, las autoridades de Dallas me habían advertido que sin mi presencia no se iba a inaugurar, en fin, fue un placer ser el invitado estrella de tan fantástica construcción. El puente costó 120 millones de dólares (unos 110 millones de euros), consta de un recorrido de 365 metros y por sus seis carriles cruzan al día más de 14.000 vehículos (hay quien dice que 40.000). La forma del puente no simula un arco, a mi criterio representa una puerta de entrada a la ciudad, la parte cultural y activa de ésta (mi preferida). Disfruté mucho contando los 58 filamentos de acero que cruzan a lo largo del puente en dos direcciones, y que traspasan la estructura blanca en su parte superior, todo un hito. La altura total es de casi 122 metros y su estructura está formada por secciones tubulares de acero blanco que se introducen en el lecho del río a ambos lados de los carriles. La ventaja de este tipo de estructura es que las fuerzas de carga que soporta el acero se transmiten a los cimientos (en medio del río) en forma de vectores (representación de la dirección que siguen las fuerzas) perpendiculares al plano horizontal, esto disminuye mucho la zona de reparto que tiene que soportar las cargas. Los cables se disponen directamente en el eje del puente, sosteniendo las vigas que actúan en forma de voladizo a ambos lados, a este respecto es importante considerar el cálculo con dos posibilidades: que un tramo esté totalmente cargado y el otro no y que ambos lo estén. Sé que es bastante obvio, pero no está de más recordarlo. Margaret Hunt Hill de Santiago Calatrava, Dallas. Una cuestión muy divertida (a mi me lo parece) es que han surgido voces críticas porque este puente se parece mucho a otros dos situados en Reggio Emilia (Italia). Es curioso que se critique porque también fueron diseñados por el mismo Ingeniero y Arquitecto, Calatrava; para poner un ejemplo, es como si criticáramos a Richard Gere por hacer dos películas del mismo género, simplemente ridículo. Los otros dos puentes los han denominado Margaret McDermott, corresponden a la interestatal 30 y son en honor (como el primero ya descrito) a la difunta Margaret Hunt Hill, que fue una famosa filántropa del siglo pasado (1915-2007) en el Estado de Texas. Ayer mismo estuve “supervisando” como levantaban los (estos sí) arcos blancos de acero que tendrán una altura máxima de 83,5 metros y abarcarán una recorrido de 343 metros (fantástico). La tipología de estos puentes es más clásica: se trata de arcos de los que emergen los cables de acero que sustentan las vigas de apoyo del puente, estos cables se distribuyen uniformemente soportando la carga por tramos idénticos. Esto hace que las fuerzas a las que están sometidos los elementos de acero creen vectores tangentes al arco en su punto de unión con las bases de hormigón, en otras palabras, aparecen mayores tensiones en las cimentaciones. La empresa American Bridge es la contratista responsable del suministro y colocación de todos los elementos de acero de los puentes, incluyendo, claro, los arcos y los 98 cables sustentadores, en total, la escandalosa cantidad de 3.292 toneladas de este metal (conozco islas que pesan menos). En sus instalaciones se confeccionan las piezas de forma que su realización, traslado y puesta en obra sea lo más sencillo y práctico posible. Debemos tener en cuenta que estas piezas deben ser colocadas en su posición final, sustentadas y después soldadas con precisión, como siempre, estas soldaduras serán hechas por equipos profesionales y comprobadas exhaustivamente (la ocasión lo requiere). Margaret Hunt Hill de Santiago Calatrava, Dallas. Como en toda gran obra de origen administrativo, las polémicas y los cambios de opinión no han sido ajenos. En primer lugar se sustituyó el proyecto original del Margaret McDermott Bridge, compuesto por cuatro hermosos arcos blancos de acero, por uno nuevo con los dos arcos actuales por la cuantía de 104 millones de dólares (95 de euros) que se incrementó más tarde hasta los 115 (105 de euros). Con todo, el grupo de gobierno del ayuntamiento logró por 10 votos a favor y 2 en contra aprobar el nuevo presupuesto, eso sí, después de una magnífica donación anónima de 5 millones de dólares, recortes en el presupuesto y aportaciones extra de varias entidades administrativas, todo por Dallas. Otra clara desavenencia, que tuvo eco en la sala del ayuntamiento de Dallas, fue la que esgrimió uno de sus concejales (Scott Griggs), al plantear que el mantenimiento de los puentes (el Hunt Hill y el McDermott) tendría un costo anual de 600.000 dólares (550.000 euros), un 1 por ciento del presupuesto de la ciudad para todos sus viales. Por suerte para los que disfrutamos de las grandes obras, no tomaron en cuenta este dato. Las alas de Calatrava están terminando de desplegarse, en ellas, a parte de la circulación de vehículos a motor (que tendrán áreas de descanso para contemplar los veleros que naveguen por el río) también podrán disfrutar del puente caminantes, ciclistas, personas con movilidad reducida y hasta padres con cochecitos de bebé, todo bien delimitado por unos bordillos exclusivamente diseñados para tal evento, así como luces para no perderse la magnificencia del conjunto. Os lo repito: Calatrava lo ha vuelto a hacer. Adiós.

Publicaciones de Juan José Perez Monzón

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