Las brochas definitivas que no sueltan pelos
Si que maquillas todos los días sabrás de lo que hablamos. Te contamos cómo tiene que ser una buena brocha y para qué debes usarla.
No hay como maquillarse con una mala brocha para quedar hecha un desastre. Desde que llegué este enero a España, llevo preguntando a las mejores maquilladoras de Telecinco -las que mejor maquillan de la tele española- cuál es el truco con las brochas. Y me lo dijeron:
1.- No todas las brochas sirven para lo mismo. Cuando compras una brocha tienes que saber para qué la quieres. No necesitarás el mismo tipo si la quieres para distribuir el maquillaje, si es para espolvorear el matizador, el anti-brillos, para el colorete, para mejorar los pómulos, reducir la nariz o maquillar los ojos o las cejas. Conclusión: hay una brocha para cada parte de la cara que cumple un claro objetivo.
2.- Las brochas hay que sacudirlas todos los días y lavarlas una vez a la semana. Se dejan secar al aire y no se utilizan nunca húmedas. Para quitarles esa humedad que les sobra, hacerlo con una toalla seca y nada de arrugarlas.
3.- Fundamental que sean de una buena marca. Normalmente son más caras, pero te garantizas que no pierden pelo, que éste es natural, está preparado y durará mucho más tiempo. Entre las favoritas de las maquilladoras nos encontramos las de la marca Alice in Beautyland, una firma española que apuesta por la calidad en todos sus productos.
- Brocha Kabuki nº10 es una brocha de mango metálico y pelo sintético que facilita una aplicación profesional y muy natural de la base de maquillaje o de los polvos. Se usa presionándola sobre el envase de la polvera y dándole vueltas dentro del propio envase para recoger los polvos. A continuación, se extiende sobre la piel con suaves movimientos circulares. Para regular mejor la cobertura y evitar el ‘efecto máscara’, añadir capas en lugar de coger mucha cantidad. P.V.P.: 20€.
- Brocha de colorete nº20 es una brocha de mango de madera y pelo sintético. Su reducido diámetro permite jugar con el dibujo de los contornos, definiendo con precisión -y mesura- tanto las zonas pequeñas (mentón, sienes…) como las grandes (pómulos). Se coloca en la superficie del envase de colorete y a continuación se presiona o voltea el envase hasta recoger la cantidad de polvo deseada. Es necesario dar pequeñas vueltas con la brocha en el envase para liberar el exceso y a continuación extender sobre los pómulos con un movimiento de dentro hacia fuera, repitiendo esta operación las veces necesarias hasta conseguir la cobertura apetecida. P.V.P.: 16€.