A veces, nuestra ansia de tener un cuerpo más delgado, una piel más bonita o de sentirnos más atractivos en general nos llevan a cometer algunas imprudencias que, contrariamente a lo que queremos conseguir, no sólo no nos ayudarán a obtener los resultados deseados sino que además pueden perjudicar gravemente nuestra salud.
El caso de los blanqueamientos dentales caseros es uno de los más comunes. Todos conocemos algún método sacado de ‘La botica de la abuela’ para conseguir acentuar el blanco de nuestros dientes pero, ¿sabemos realmente hasta qué punto esto es efectivo o si es totalmente inocuo para nuestra salud? Seguramente no.
Ya dicen que lo barato sale caro y si hablamos de los trucos caseros para blanquear los dientes, esto se cumple en el 90% de las ocasiones. Lo normal es que estos remedios recurran a sustancias que, lejos de blanquear nuestros dientes, lo que hacen es desgastar nuestro esmalte, pudiendo llegar a provocar desde caries o sensibilidad dental hasta la pérdida dentaria en los casos más extremos.
Por desmitificar algunos de los métodos más conocidos y que circulan por la red: el bicarbonato, el agua oxigenada, el limón y el vinagre son sustancias abrasivas que al contacto con nuestros dientes desgastan y arañan nuestro esmalte. Lo que puede parecer que blanquea nuestros dientes, cuando en realidad se trata de un efecto pasajero que a la larga pasa factura a nuestra sensibilidad dental, que se intensifica a medida que perdemos el esmalte, que es la protección natural que tienen nuestros dientes contra los factores externos y que, además, una vez perdido no vuelve a recuperarse.
El blanqueamiento profesional es más solicitado por los pacientes en el mundo. La sonrisa es uno de los puntos más importantes cuando hablamos de la imagen que proyectamos y con este tratamiento se consigue de forma segura y efectiva unos dientas más blancos e igualados en su tonalidad. Este tratamiento estético se realiza con dos o tres concentraciones de peróxido de hidrógeno en la clínica, potenciadas con lámpara led. Después, en casa hay que utilizar, cada noche durante una semana, unos moldes flexibles cargados con peróxido de carbamida.
Por eso, antes de arriesgarte a realizar cualquiera de estos, u otros métodos caseros que prometan conseguir un blanco nuclear para tus dientes, piensa antes en los efectos a corto y largo plazo que pueden ocasionarte. Para evitar un disgusto y asegurarte de que lo que estás haciendo no va a perjudicar tu salud y va a tener una durabilidad, lo mejor es que acudas a un especialista para realizar este o cualquier otro tratamiento que pueda implicar algún riesgo.
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