Bueno, el pelo, el pelo, no. En concreto, el cuero cabelludo. Es una de las zonas del cuerpo en la que más restos de productos, sudor, bacterias, hongos o piel se acumulan. Y, a veces, el champú no es suficiente para limpiarla a fondo. El cuero cabelludo también tiene que respirar, oxigenarse. Así el pelo crecerá mejor y más fuerte. ¿Por qué no cuidamos nuestro cuero cabelludo igual que el resto de la piel de nuestro cuerpo? Es muy fácil.
El cuero cabelludo acumula restos de productos, sudor o bacterias que un simple champú no puede erradicar, por ello es necesario realizar un tratamiento exfoliante que le ayude a recuperar su estado natural
Sigue estos pasos y recupera el brillo y la naturalidad de tu pelo
No todos los cueros cabelludos se benefician igual de una exfoliación. Es un tratamiento adecuado para cueros cabelludos grasos, con exceso de sebo que puede obstruir el poro y asfixiar el pelo, y para las melenas maltratadas por tintes y decoloraciones frecuentes. También está indicado en caso de caspa, por ejemplo.
Tómate tu tiempo. Si lo haces rápido y no te aclaras bien después, estarás peor que al principio.
Tratamiento Shift de I.C.O.N. es perfecto para cuellos cabelludos grasos y pelos maltratados por los tintes o decoloraciones
Humedece el pelo –con un spray de agua o en la ducha- pero no lo empapes. Ve dividiendo la melena con rayas a lo largo de la cabeza –como cuando te das el tinte– y extiende un poco de producto en ellas. Yo utilizo Shift, de I.C.O.N, que, además de contar con un aplicador muy práctico, es súper refrescante.
Masajéate el cuero cabelludo con los dedos. Suavemente. Muy suavemente. Y nada de usar las uñas. Ten la sensación de que te estás dando un masaje relajante. Puedes añadir un poco de agua para emulsionar la fórmula.
Masajear correctamente el cuero cabelludo es fundamental para asegurar que el producto se extienda por todo el pelo, y mezclar con agua para que la fórmula emulsione
Sigue con tu rutina habitual de champú + suavizante + secado. Recuerda tratar bien tu cuero cabelludo –siempre, siempre, siempre- frotándolo muy suavemente, sin usar las uñas.
No te pases. Con una vez cada dos meses es suficiente. Si no, te cargarás el equilibrio natural de la piel de esa zona, que es muy delicada. Además, puedes producir un efecto rebote –como en las dietas agresivas- y que las glándulas sebáceas produzcan más grasa que antes.
Y no sólo es cosa de mujeres. En los chicos también se nota el resultado. Y mucho.
Saliendo de mi faceta más formal, en The Luxonomist voy a mostrar mi día a día y responder a todas esas preguntas que me hacéis a través de las redes sociales. ¿Empezamos?