El tiempo y las circunstancias han jugado finalmente a favor de la Duquesa de Cornualles. Camilla Rosemary Shand, nacida el 17 de julio de 1947, se convertirá en reina consorte de Inglaterra. Esa es la voluntad expresada por Isabel II cuando su hijo, el príncipe Carlos, acceda al trono. Una decisión que afecta a la ceremonia de sucesión, que suele celebrarse en la Abadía de Westminster y que hace cinco años fue modificada para incluir la especial situación del heredero al trono.
Cambios que se habrían producido de forma discreta, pero que han estado en marcha desde hace tiempo, según parece. Una fuente consultada por el Daily Mail ha confirmado que el príncipe Carlos estuvo a punto de anunciar en 2019 el nuevo tratamiento anunciado este fin de semana por su madre.
La decisión no ha sido sencilla, puesto que en palacio saben que la popularidad de Camilla no puede igualarse a la que tuvo y tiene Diana. Pero reconocen que para la institución y la familia real es lo correcto. De este modo, la Duquesa de Cornualles recibirá el día de la coronación de su marido la invaluable corona de platino y diamantes de la Reina Madre (Isabel Bowes-Lyon). Una pieza que fue creada para la coronación de su esposo, el rey Jorge VI en 1937. Será colocada en la cabeza de Camilla, cuando Carlos sea nombrado rey.
Una corona que es una de las joyas que se exhiben en la Torre de Londres. Cuenta con un marco de platino engastado con 2.800 diamantes, muchos de los cuales provienen de la tiara de la reina Victoria. Contiene el llamado diamante Koh-i-Nûr (que significa «Montaña de la Luz»), una de las joyas más grandes y controvertidas del mundo. Se trata de una pieza de 5,6 quilates que llegó a manos británicas a mediados del siglo XIX.
Es una pieza llena de mitos y anécdotas, como afirman desde la Torre de Londres. Lo que parece claro es que se descubrió en la India en el siglo XV. Después pasó de mano en mano. Con el tiempo y la poca fortuna de sus dueños se ganó la fama de estar maldito, de traer mala suerte a sus poseedores. Llegó a manos de la reina Victoria en 1849. Oficialmente se dijo que fue un regalo para ella. Sin embargo, desde la India son muchos los que afirman que se robó y algunos han exigido que se les devuelva.
La pieza posee un segundo gran diamante que se entregó en 1856 a Victoria por el sultán Abdulmedjid, gobernante del Imperio Otomano. Fue su gesto de gratitud por el apoyo británico durante la la Guerra de Crimea. Fabricada por los joyeros reales Garrard & Co, Isabel Bowes-Lyon usó la corona, pero sin sus arcos, en las inauguraciones estatales del Parlamento durante el reinado de su esposo y en la coronación de su hija Isabel II el 2 de junio 1953.
Tras la nota emitida el sábado por Isabel II, el Príncipe de Gales dejó claro su agradecimiento a la Reina por su apoyo y dijo que él y Camilla, a quien describió como su «querida esposa», eran «profundamente conscientes del honor que representa» el deseo de su madre.
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