Los detalles del compromiso de Harry y Meghan que hablaban del futuro
Se cumplen seis años del compromiso del príncipe Harry y Meghan Markle en el que se vieron detalles que fueron el principio de muchas cosas.
Noviembre es la fecha de los compromisos oficiales. El 1 de noviembre de 2003 la Casa Real española anunció el compromiso oficial del Príncipe de Asturias y la periodista Letizia Ortiz; el 16 de noviembre de 2010 el príncipe William presentaba oficialmente a su prometida, Kate Middleton; y también en noviembre, el día 27 de 2017, el príncipe Harry y Meghan Markle anunciaron su compromiso ante la prensa.
De esta forma, ayer se cumplieron seis años de aquella sesión de fotos que pondría patas arriba a la Familia Real Británica. La actriz llegó a Londres como un huracán de aire fresco que, si bien al principio sentó bien a la familia de su prometido, pronto empezó a levantar ampollas. Pero centrémonos en el compromiso que seguro muchos aún tenemos en la retina.
Un día lluvioso en Londres
El anuncio se hizo desde la residencia oficial del entonces príncipe Carlos, Clarence House. Explicaba que «el príncipe de Gales está encantado de anunciar el compromiso del príncipe Harry con la señorita Meghan Markle» añadiendo que el enlace tendría lugar en la primavera de 2018. Y así fue.
El día del encuentro con la prensa, la sonriente, cómplice e ilusionada pareja posó por primera vez para los fotógrafos. La sesión tuvo lugar en el Jardín Blanco del Palacio de Kensington en un día lluvioso.
Cogidos de la mano, realizándose continuas muestras de afecto, los dos afrontaron el envite que, tiempo más tarde, sabríamos que fue difícil para Harry. Ella sin embargo estaba cómoda. Le frotaba la espalda a él para reconfortarlo hasta que por fin sí, se mostró algo más suelto y sonriente.
Los looks de Harry y Meghan para anunciar su compromiso
Para la ocasión él eligió un traje azul marino con camisa blanca y lo combinó con zapatos y corbata negros. Ella por su parte lucía radiante con la melena suelta, una gabardina blanca tipo batín atada a la cintura y unos altísimos zapatos color nude con doble cinta sobre el empeine de Aquazzura. En ese momento comenzó a dar muestras de su gusto por la moda y de su predilección por las firmas caras con las que lanzó, de ahí en adelante, numerosos mensajes.
Por ejemplo, con las firmas canadienses de la gabardina y los pendientes, Line de Label y Maison Birks, hacía un guiño a su recién terminada etapa en Canadá. Un lugar al que volvería junto a su marido y su hijo un par de años más tarde huyendo de su vida en Reino Unido. Pero eso es otra historia. Por debajo lucía un bonito vestido verde botella sin mangas y con lazo en la cintura de la italiana P.A.R.O.S.H..
Con estos looks respondieron luego a las preguntas –pactadas– de la prensa sobre su compromiso y sus impresiones. Así lo desvelaron ellos mismos en el documental para Netflix con el que contaron su historia.
La joya más importante del día
Y en la mano, claro, el anillo de pedida. Un precioso anillo con un gran diamante y dos más pequeños a los lados que más tarde sabríamos que fue una creación a medida mandada hacer por el príncipe Harry a partir de un diamante de Botsuana y otros dos más pequeños que pertenecieron a la princesa Diana.
Poco después la propia Meghan mandaría hacer unas modificaciones en la pieza. Sin embargo su idilio con las joyas no había hecho más que empezar.
Una sesión de fotos para el recuerdo
Para la sesión de fotos posterior al anuncio del compromiso que el palacio de Kensington divulgó en el mes de diciembre, Meghan Markle lució un diseño romántico de Ralph and Russo y un suéter de Victoria Beckham. Dos elecciones nada fortuitas con las que hacía un guiño a su nueva vida en Londres.
De la diseñadora luciría en los años posteriores dos diseños muy recordados. Uno blanco con cadenas en el tramo final de su primer embarazo; y otro azul brillante especialmente recordado, que eligió para su primer acto público tras renunciar a su papel como miembro activo de la Familia Real Británica.
En cualquier caso, las imágenes oficiales que se difundieron fueron tres, dos en blanco y negro y otra a color. Todas fueron tomadas por el fotógrafo y colaborador de Vogue, Alexi Lubomirski, que también se encargaría de los retratos oficiales de su boda y las primeras fotografías públicas de su segunda hija, Lilibet Diana. Los escenarios fueron los alrededores de la que sería su casa hasta su marcha a Canadá y Estados Unidos, Frogmore Cottage. En una aparecen paseando por los jardines de la casa, en otra sentados en la escalera de entrada al edificio y la última es un primer plano de ambos con el anillo de compromiso.