Foto: Gtres
Hoy, 19 de mayo, se cumplen cuatro años de la boda que unió al príncipe Harry con Meghan Markle. Un acontecimiento festivo que hizo historia y quedó para siempre grabado en nuestras retinas. El hijo «díscolo» de Diana de Gales se casaba con una actriz de Hollywood protagonizando un enlace de cuento de hadas en el que no faltaron las anécdotas.
La boda de los duques de Sussex tuvo lugar en la capilla de San Jorge dentro del castillo de Windsor. Fue una ceremonia religiosa oficiada por el arzobispo de Canterbury, Justin Welby, y a la que la novia llegó sola. El motivo fueron las desavenencias con su padre, Thomas Markle, que no asistió al evento. En su lugar fue el príncipe Carlos quien acompañó a la novia hasta el altar.
Como viene siendo habitual en las bodas vip, la novia lució dos vestidos en su gran día. El que utilizó para la ceremonia fue un diseño de Clare Waight Keller liso, con escote barco y manga francesa confeccionado en seda cady de acabado mate y con cola. Lo llamativo del conjunto estaba en el velo, larguísimo, con bordados de motivos florales de los 53 países de la Commonwealth y California, su lugar natal.
Completó el atuendo con una tiara de diamantes de la reina Mary que lució por primera vez en público después de 50 años, unos pendientes de diamantes y pulsera de Cartier. Y en las manos, dos anillos: por un lado su recién estrenada alianza de boda y por otro su inseparable anillo de compromiso que lleva desde noviembre de 2017. Una joya diseñada por el propio Harry y elaborada por Cleave and Company con dos diamantes de la colección de la princesa Diana y un gran diamantes de talla radiante de Botswana.
Para la fiesta posterior a la boda Meghan Markle eligió un vestido de Stella McCartney también liso, largo hasta los pies, escote halter atado al cuello y confeccionado en crepé. El novio también cambió su uniforme militar de gala por un elegante esmoquin negro con pajarita.
Aunque Harry y Meghan se casaron en Windsor, pasearon en calesa tras la boda y ofrecieron un gran banquete, no saludaron desde el balcón del Palacio de Buckingham como previamente hicieron la reina Isabel II y el duque de Edimburgo; el príncipe Carlos y Lady Di; o el príncipe William y Kate Middleton. Su primer beso oficial como marido y mujer fue a la salida de la capilla de San Jorge, bajo un imponente arco de flores blancas confeccionado para la ocasión.
La boda de Harry y Meghan reunió en Londres a más de 2.600 invitados. Entre ellos a personalidades del mundo del espectáculo como George y Amal Clooney; David y Victoria Beckham; la tenista Serena Williams; los cantantes Elton John y James Blunt; los actores Tom Hardy, Carey Mulligan e Idris Elba; o la famosa presentadora Oprah Winfrey, con quien tiempo después protagonizarían una polémica entrevista.
Además de las señas para el evento, la invitación de la boda real incluía también una petición respecto a los regalos o detalles que los asistentes quisieran hacer a los novios. Estos agradecían la intención pero pedían que en lugar de hacerles un regalo donaran el dinero a una de las siete organizaciones solidarias que eligieron. El montante total de la recaudación nunca se desveló pero sí el hecho que que los novios devolvieran algunos regalos que llegaron a Kensington por valor de varios millones de euros.
Tras el convite los recién casados abandonaron las dependencias de la fiesta en un flamante descapotable. Se trataba de un exclusivo Jaguar E-Type Concept Zero original de 1961 y adaptado como vehículo eléctrico. Un coche de color azul metalizado único, especialmente creado para el enlace, y que Jaguar empezó a comercializar inmediatamente después de la boda por unos 400.000 dólares. De hecho es casi igual al que David y Victoria Beckham regalaron a su hijo Brooklyn por su reciente boda con la modelo Nicola Peltz.
Se habló en su momento de que el arzobispo de Canterbury pudo haber casado en la intimidad a los duques unos días antes de la boda oficial. Fue debido a un comentario jocoso que Harry y Meghan hicieron durante su famosa entrevista con Oprah Winfrey y que el mismo religioso, Justin Welby, desmintió en una entrevista con el diario italiano, La Reppublica. La ceremonia oficial del 19 de mayo fue la única que tuvo lugar.
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