Que Isabel II apareciera en el acto religioso de homenaje a su esposo de la mano de su hijo, el príncipe Andrés, ha generado cierto revuelo en Reino Unido. La presencia de ambos era uno de los misterios de esta cita. Hasta horas antes de la celebración del evento no se supo que la Reina acudiría al mismo por sus problemas de salud. Y tampoco se esperaba que su hijo, despojado de cualquier representación tras su escándalo sexual, fuera visto cerca del resto de su familia.
El misterio se desveló en el introito de la celebración religiosa organizada para honrar la memoria del difunto Felipe de Edimburgo. Fue mientras el millar de invitados al evento cantaba la adaptación musical de la novela alegórica de John Bunyan, The Pilgrim’s Progress.
Las cámaras captaban casi sin querer el plano de Isabel II, apoyada en el brazo de su hijo, caminando por el pasillo donde se encontraba su familia y la realeza europea. Una escena que se volvería a repetir a la salida, tras la interpretación de un emotivo God Save the Queen, que nos dejó las imágenes más emotivas de la monarca. El príncipe Andrés acompañó a su madre desde su partida hasta su llegada a Windsor tras la ceremonia. Ambos hicieron el trayecto en coche.
Muchos son los que consideran que por protocolo y por su situación actual dentro de la familia, Andrés era la persona adecuada para ejercer la labor de acompañamiento emocional y físico que necesitaba Isabel II en un día muy importante para ella. Fue la propia Reina la que quiso hacer este servicio religioso en la Abadía de Westminster. Las restricciones por la pandemia provocaron que el sepelio de su esposo se realizara hace un año en unas circunstancias no previstas.
Las fotos de la Reina sola, alejada de sus hijos y de cualquier muestra de cariño, reflejaron el dolor con el que la monarca vivió aquellos días. Isabel II quería rendir un homenaje a su esposo y que en el mismo estuviera su familia al completo y los representantes de las casas reales europeas que no pudieron acudir a su entierro. Sólo el príncipe Harry y su esposa, Meghan Markle, fallaron a la llamada esgrimiendo unos absurdos problemas de seguridad personal.
Algunos expertos monárquicos cuentan desde Londres que el príncipe Carlos y su hijo William no estarían muy de acuerdo con el papel que tuvo el denostado príncipe Andrés acompañando a su madre. Pero también hay otros que consideran que la decisión, aprobada muy probablemente por la propia Isabel II, se ajustó a la perfección a las circunstancias.
Ella necesitaba un apoyo emocional y físico. Y llevando a Andrés a su lado, con una entrada discreta de ambos, se evitaba además que su hijo empañara la entrada de toda su familia. Incluidas sus hijas, Beatriz y Eugenia y sus esposos. Por cierto, Sarah Ferguson no acudió a la ceremonia.
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