El príncipe Harry ha vuelto a meterse en asuntos que confieren a la política de Estados Unidos. Esta vez además ha sido en Naciones Unidas, donde él y Meghan han participado en la apertura de la Asamblea General de esta organización con motivo del Día de Nelson Mandela.
Acompañado por su esposa, el Duque de Sussex ha realizado un breve discurso ante el plenario en el que, entre otras cosas, ha criticado el “retroceso de los derechos constitucionales” en Estados Unidos.
Lo hizo además en referencia directa al fallo de la Corte Suprema el mes pasado sobre el derecho al aborto en el país. Sus palabras, eso sí, se escucharon en una sala de Naciones Unidas casi vacía.
Entre los asistentes se encontraba una orgullosa Meghan Markle que sigue dando pasos para esa eventual carrera política que quiere iniciar en su país natal. Y lo hizo ataviada con el estreno de una falda lápiz muy elegante de una de sus marcas favoritas, la que se encargó de su vestido de novia.
Alta costura en un diseño de Givenchy que Markle posee en varios colores, con bolsillos delanteros y solapa. La combinó con unos salones a juego de Manolo Blahnik y un bolso Mulberry. Repitió también pendientes de Vanessa Tugendhaft así como el reloj Tank y la pulsera Love de Cartier.
Atenta y confidente con la delegación sudafricana, quienes les invitaron al evento, Meghan Markle escuchó el discurso del príncipe Harry. “Este ha sido un año doloroso en una década dolorosa. Estamos viviendo una pandemia que continúa devastando comunidades en todos los rincones del mundo”, afirmó Harry.
“Y desde la horrible guerra en Ucrania hasta el retroceso del derecho constitucional en los Estados Unidos, estamos presenciando un asalto global a la democracia y la libertad, la causa de la vida de Mandela”, sentenció Harry.
Horas después, veíamos de nuevo a Meghan Markle almorzando con Gloria Steinem y otras personalidades en el Hotel Crosby de Nueva York. A la cita acudió con un look renovado compueto por una amalgama de marcas premium.
Bermudas de Dior con salones en tono coñac de Manolo Blahnik a juego con el cinturón de Ralph Lauren y el bolso de Cult Gaia. Todo unido a un despliegue de joyas con reloj y pulsera de Cartier, pendientes de Vanessa Tugendhaft y anillo de Shiffon.
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