Por fin una voz autorizada ha puesto orden a los rumores de desavenencia entre las dos cuñadísimas, Kate Middleton y Meghan Markle. Ha sido el biógrafo de Diana de Gales, Robert Johnson, que sigue manteniendo más que cordiales relaciones con William y Harry, hijos de la difunta, quien ha sentenciado la situación con una frase publicada en la revista australiana ‘Sunrise’: “Pienso que no hay humo sin fuego”.
Aunque no ha querido aclarar las causas de las disputas, sí ha reconocido que la intervención del real suegro, el príncipe Carlos, fue definitiva para zanjar la absurda situación. Parece que reunió a ambas para que acercasen posturas y las dos cedieron, sin más problemas, solucionando así una disputa que empezaba a afectar a sus cónyuges, que nunca antes habían estado tan distanciados desde que Meghan entró en la corte.
A instancias del príncipe Carlos, las duquesas posaron juntas en las fechas navideñas y con síntomas de acercamiento, al menos aparente. El próximo traslado de los duques de Sussex a la residencia de Frogmore también propiciará que las relaciones se tranquilicen. No es lo mismo vivir puerta con puerta, aunque sea la de un palacio, que estar una hora de coche la una de la otra.
Las manías de Meghan respecto al parto tampoco tardarán en aparecer. De momento todos se preguntan si la Sussex dará a luz en The Lindo Wing del hospital de St. Mary, tal como hicieron Kate Middleton con sus tres hijos y Sophia Wessex (esposa del príncipe Eduardo) con los suyos.
Tal vez alegando la distancia entre Frogmore y la capital, Meghan y Harry decidan algún otro hospital más cercano, por lo que la discordia estaría de nuevo servida, ya que la utilización de un hospital público revaloriza no solo la sanidad institucional sino la propia imagen de los royals. Un acercamiento, aunque sea en el área más cara de un hospital público sería lo más conveniente para los Sussex, aunque ellos (o más bien ella) decidirán.
Tendrán desavenencias en el cuidado del bebé, porque Kate y William contrataron a una nurse española para los tres, la palentina María Teresa Turrión Torrallo, mientras que Meghan parece confiar en su madre, Doria Ragland y sus técnicas de yoga para solventar los primeros meses del futuro bebé.
Todo lo demás es opinable, pero también ocasionará polémica. Atendiendo a sus postulados, Meghan ha elegido para la habitación del bebé un color neutro, blanco roto tirando a gris, evitando el rosa o el azul para eliminar tendencias sexistas desde la infancia.
Y como no podía ser de otro modo, ha impuesto que las pinturas a utilizar sean veganas, de una marca que las fabrique con un aceite de eucalipto que estimula el sistema inmunitario. Ignoramos si estas pinturas que elabora The Organic & Natural Paint Co, las van a utilizar en toda la casa, porque si es así van a llevarse un buen pellizco de los tres millones presupuestados para la puesta a punto de los Sussex.
Alguien debería recordarle a Meghan que cuando una se casa con un príncipe, a parte de suscribirse al ‘Hello!’, debe abonarse y poner en práctica los consejos de las guías Debrett’s, la Biblia de la monarquía británica y olvidarse de blogs y demás manuales de instrucciones para modernos sin causa. Y sobre todo, insistirle en que no tiene que hacer lo que quiera, sino lo que deba, que para eso goza de los beneficios paralelos. Que no son pocos.
*Imagen destacada: Instagram @kensingtonfamily
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