La intensidad de los rodajes hace que muchos actores y actrices inviertan importantes sumas de dinero en lugares especiales donde cargar pilas. Es el caso de Anne Hathaway, que posee una increíble cabaña de estilo suizo en California que compró hace unos años y ha reinterpretado a su gusto. Un sitio donde a buen seguro habrá ido a descansar después de su participación en la película The Witches. Un remake de la película de los años 90 cuyo papel interpretó entonces la genial Anjelica Huston.
Tanto Anne Hathaway como su esposo, Adam Shulman, se sintieron atraídos por el edificio desde el primer momento. Así que no tardaron mucho en hacerse con la propiedad. Obviamente, necesitaban adaptarla a sus necesidades personales, así que contaron para ello con un estudio de interiorismo. En concreto, con el Studio Shamshiri, con el que ya habían trabajo en el pasado y con el que la actriz y su directora, Pamela Shamshiri, tienen predilecciones similares y se entienden muy bien.
En 2018 se pusieron manos a la obra, reinterpretando una de las 15 viviendas que se diseñaron a principios del siglo XX con estilo chalé suizo en California. Una finca de 8.000 metros cuadrados (ahí es nada) con 325 metros cuadrados de vivienda. El edificio se construyó en 1906, de mano de los arquitectos Myron Hunt y Elmer Gray. Se distribuye en dos plantas, aunque su volumen ha crecido con el paso de los años.
A día de hoy, la residencia cuenta con tres hermosas chimeneas de piedra (originales), tres dormitorios, cocina, salón principal, una biblioteca secreta (mola) y cuatro baños (baños siempre uno más que habitaciones, recuérdalo). También tiene una nueva entrada, construida en 1922 junto a un salón de baile que la diseñadora ha transformado en una sala de música, con piano y sofás… ¡para bailar, la terraza!
Durante la rehabilitación del hogar, Pamela puso todo su buen hacer a la disposición de la actriz, “aportando sofisticación, magia y diversión en todo el proceso”, según el propio Shulman. De hecho, la transición temporal desde 1.906 hasta nuestros días parece tener fiel representación en todo el inmueble. Principalmente su origen suizo, para el que la diseñadora se documentó fervientemente y mantuvo intactas las estructuras de madera, que estaban en muy buen estado.
La reforma del hogar le proveyó de una colección de bastones a la puerta de entrada, listos para ayudar a recorrer los 8.000 metros cuadrados de finca. Una puerta, por cierto, seccionada, pudiendo actuar como ventana. En la entrada puedes sentarte en un banco Sawkille Co., sencillo y elegante donde quitarte las botas mientras admiras el pavimento cerámico negro con pequeños rombos blancos.
El comedor mantiene la esencia clásica del inmueble original. Desde él se accede a la parte superior de la vivienda mediante una robusta escalera de madera, con una barandilla que muestra recortes estilo alpino. Estos patrones salen al exterior, donde están realizados en madera oscura, que destaca frente a la piedra exterior de la cabaña flanqueada por hermosos árboles.
Por supuesto, la sala de música es un espacio único. Allí han colocado una bola de discoteca de finales del siglo XX, varios sofás, una mesa Yves Klein Monogold, el mentado piano y libros en casuales estanterías formadas en los huecos de la estructura, un formidable tejado a dos aguas. La sala tiene dos puertas de acceso que dan al exterior; una seccionada y otra de dos hojas, con vidrieras estilo francés (por toda la casa).
Otro espacio importante (mi preferido) es la cocina, que fue reformada de arriba abajo. Allí se instaló una alargada isla (para que colaboren en la preparación culinaria cuantos más, mejor) que da a una pequeña sala para desayunar, con acceso al exterior, “of course”. Todo bañado con tonos verde pálido y suaves tonos cálidos, esta estancia es, para la diseñadora, un lugar muy especial.
Los colores de varias partes de la casa están inspirados en la camisa favorita de Gucci. Un guiño a la moda, al igual que algunas telas y alfombras doradas de la sala de música y el estudio inspirados en la capa que llevó Rihanna en la Gala MET de 2015. En uno de los salones con chimenea de piedra, se puede apreciar el espíritu vintage del inmueble. Gracias a la silla de cuero, escritorio Jacques Adnet, un sofá Royère y una mesa auxiliar del arquitecto Frank Gehry, un popurrí bastante risueño.
La habitación principal se ha configurado con tonos rosa y turquesa, convirtiendo la estancia en un espacio bien diferenciado del inmueble (como debe ser). Las terrazas son estancias que serán muy utilizadas también. La vivienda se provee de varias de ellas, en las que destaca la principal, con chimenea y enredaderas entorno a un porche, delicioso…
La cabaña ya ha disfrutado de propietarios de cierta fama como Yves Saint Laurent o el director de cine Wes Anderson. Éste, junto a David Bowie, hizo de coanfitrión en una mítica fiesta de Nochevieja. Así que, con las reformas efectuadas por el tándem Anne Hathaway/ Pamela Shamshiri, a la cabaña sólo le falta disfrutar de sus inquilinos ilustres el máximo tiempo posible. En el mundo de las cabañas, las hay con más suerte que otras, y esta es, por supuesto, muy afortunada.
Fotografías de Stephen Kent Johnson – Cortesía de Studio Shamshiri
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