La actriz y escritora, Nuria Gago, desprende alegría e ilusión allá por donde va. Nosotros lo pudimos comprobar al celebrar con ella que su nueva novela, ‘Quiéreme siempre’, una preciosa historia que eleva los valores de la amistad, la comprensión y da voz a la gente mayor, ha sido galardonada con el prestigioso Premio Azorín. Nuria es una mujer apasionada de su trabajo, que tiene un concepto exquisito de la vida y nosotros nos dejamos salpicar por su buena energía en una conversación en la que también nos reveló cuáles son sus próximos proyectos, sueños y cómo está viviendo el éxito de su novela.
The Luxonomist: ¿Qué se van a encontrar los lectores en esta novela?
Nuria Gago: Es un canto de amor a la amistad y a la vejez.
TL: Luz, la protagonista, se ve obligada a hacer algo que a priori no le gusta… ¿Crees que cuando nos sucede esto es cuando nos encontramos con nosotros mismos?
NG: Creo que a veces la vida tiene unos planes para nosotros que se nos escapan por completo. A veces creemos que la vida nos está haciendo una putada y en realidad nos está haciendo el favor de nuestra vida. Nos empeñamos en cosas que en realidad no son nuestro camino, que al final conseguimos pero no nos aportan la satisfacción que esperábamos, quizás porque nuestro lugar estaba en otra parte. A Luz lo que le sucede es que no sabe muy bien dónde parar, está completamente desubicada. Alguien desde fuera toma una decisión muy agresiva por ella que acaba siendo su salvación.
TL: ¿Te ha pasado alguna vez a ti? Algo que a priori no pareciera…
NG: ¿…bueno y que sea el camino de mi vida? ¡Absolutamente! Más de una vez me ha pasado que yo me empecinara en algo que no ha salido. Y que no saliera ha sido lo mejor que me ha podido ocurrir.
TL: ¿Lo mejor es dejar que todo fluya?
NG: ¡Sí! Creo que el estado ideal es tener un sueño, unos objetivos, activarse en pro a ellos, porque si estás todo el día divagando hay una desmotivación, sin obsesionarse. Trabajar con tenacidad y con amor en la dirección en la que quieres ir y, a la vez, hermanarse con la vida y decir “¡Ok! Vamos a trabajar juntas. Yo voy hacia aquí, vamos a ver dónde me llevas. Confío”.
TL: La novela da voz a la gente mayor. Opinamos que son de los que más tenemos que aprender pero a la vez son a los que más descuidamos, ¿por qué crees que hacemos eso?
NG: No lo sé, a mí es algo que me aterroriza y que me da mucha pena. Yo he vivido siempre rodeada de gente mayor con la que me he reído muchísimo, con la que he podido tener conversaciones maravillosas y me da pavor que desde que han llegado las tecnologías a un nivel muy fuerte a nuestras vidas, les apartamos un poco porque ellos no entran dentro de este ciclo de teclas y de Wifi. Pero fíjate todo lo que ha pasado con los pensionistas, los que mejor se han organizado y han conseguido de una forma rapidísima su objetivo han sido ellos. Hay mucho que aprender de la manera antigua de hacer las cosas. Además cuando les entrevistaban era muy emocionante porque cuando les ponían una alcachofa delante decían: “Estamos aquí por nosotros y por nuestros nietos”. Es decir, que ellos no tienen una visión individualista, sino de colectivo y de luchar por los demás. Hay una cosa generosa que tenemos que aprender y que hay que empaparse de ellos.
TL: Volviendo a tus inicios, ¿cómo recuerdas esa primera serie de televisión con la que se te ilumina la sonrisa cuando te preguntamos por ella?
NG: ¡Con una ilusión increíble! Estar soñando con algo, trabajar veinticuatro horas del día en esa dirección, con toda la esperanza de que suceda ¡Buah! ¡Felicidad absoluta!
TL: Luego llegaron las películas ‘Noviembre’ y ‘Héctor’, que para ti fue una lluvia de nominaciones. ¿Qué sentiste en ese momento?
NG: Sentí que la profesión a la que tanto amaba y admiraba me daba un poquito la bienvenida y me decía: “¡Bienvenida al club, te aceptamos!” (risas) Empecé a sentir que formaba parte de una familia a la que deseaba mucho pertenecer. La auto realización que era super importante, como si lo que sueñas es coleccionar sellos, hacer arte o ser la mejor pescadera… siempre hay una ilusión y conseguirlo te da un plus de auto realización, de sentirte en paz contigo y de estar feliz.
TL: Hace poco has grabado la película ‘La gente que viene y ¡BAH!’, ¿nos puedes contar alguna cosilla?
NG: Sí, que tengo un personaje muy chiquitito, muy loco y estoy muy contenta. La película va a ser maravillosa porque está dirigida por Patricia Font, una directora increíble y el elenco central es muy potente. Va a estar maravillosa.
TL: Es una película que está basada en una novela, ¿ves alguna de tus novelas en el cine?
NG: ¡Me encantaría! Me encantaría ver a las dos.
TL: ¿Te daría un poco de rubor protagonizarlas o…?
NG: No, no… ‘Quiéreme Siempre’ me encantaría protagonizarla yo. Para ‘Cuando volvamos a casa’ ya me quedo mayor, porque el personaje estaba en otro viaje más infantil.
TL: ¿Qué sentiste cuando te dijeron que ‘Quiéreme Siempre’ era Premio Azorín?
NG: Estupor total y felicidad. Y yo subida en una nube de alegría desde el uno de marzo.
TL: ¿Cómo recomiendas que la gente se enfrente a la novela?
NG: Es una historia de amistad, un relato de la vida vista desde diferentes enfoques, desde diferentes personajes. Es un acercamiento al universo de la gente mayor desde un lugar cero traumático, desde la diversión, lo que se puede compartir, los aprendizajes y es sobre todo el viaje de dos personas que son un naufragio absoluto en el momento en que se encuentran y cómo hacerse cargo las unas de las otras las salva. Creo que ‘Quiéreme siempre’ habla de algo en lo que yo creo profundamente, que es que cuando te rodeas de la gente adecuada tienes el valor de ser más valiente contigo misma y con las decisiones que tomas, porque sabes que estás sostenido. Es decir, si las cosas no son como esperas vas a tener con quién llevar ese bache. Creo que a ellas les ocurre eso, se encuentran en el momento adecuado, encuentran la fortaleza con el vínculo que generan y es muy liberador darse cuenta de eso.
TL: ¿Ser actriz y meterse en la piel de otros personajes ayuda a la hora de escribir?
NG: Sí, sobre todo ser actriz te ayuda a una cosa que de entrada no te la planteas y que luego es así, que te hace juzgar menos a la gente. Cuando interpretas a un personaje que es muy distinto a ti, tú no puedes hacer un juicio de valor: “Yo jamás haría eso porque está mal”. Si hay un juicio de valor no puedes ser esa persona de forma genuina durante un rato. Tienes que entender por qué cada ser humano hace lo que hace, cuáles son sus circunstancias, qué conductas tiene, por qué, qué intenta conseguir, por qué lo hace de esa manera… Eso te hace abrir mucho la mente y ser más generoso con el resto de personas.
TL: ¿Algo que te apetezca hacer y vayas hacer dentro de poco?
NG: Me apetecería mucho hacer en el cine una comedia romántica, si todo va bien y no hay ningún cambio el año que viene ahí estaré.
*Fotografía de portada: Noemí Elías.
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