Ha dejado de importarle lo que piensen de él y eso hace que Christian Gálvez esté disfrutando, no de una segunda vida, pero sí de una mejor. El carácter y la personalidad de su mujer han sido claves en ese proceso de transformación. La familia que ha creado le hace sentir plenamente feliz y su sueño pendiente se hizo realidad al ser padre. Tras el éxito de Hannah, el periodista publica Te he llamado por tu nombre, una profunda reflexión sobre el espíritu humano en la que se fusionan la inocencia de un niño, el sacrificio de una madre y la valentía de un apóstol. Luz y camino…
The Luxonomist: Han sido cuatro años de espera desde tu último libro, un tiempo en el que han pasado muchas cosas. ¿Te inquietaba volverte a poner delante de la pantalla en blanco del ordenador?
Christian Gálvez: En realidad, no. Lo que me inquietaba era encontrar una historia que contar en un momento personal y sentimental óptimo. Hasta que uno no está bien, no puede narrar.
TL: Jerusalén, Jesús de Nazareth y Jacob, tu protagonista. ¿Tres “jotas” que van a remover por dentro a quien lea “Te he llamado por tu nombre”?
Christian Gálvez: En realidad es una novela “5 jotas” porque también está el enigma Judas y el nacimiento de los judeocristianos (risas). Me encantaría que removiera por dentro a los lectores, pero es mucho aspirar. Al principio me conformo con que sea una lectura entretenida e ilustradora. Después, Dios dirá.
TL: ¿Qué hay de Jacob en Christian?
CG: Jacob no es Christian, para nada, ni Christian en su totalidad está dibujado en Jacob. Pero ambos comparten la curiosidad, la devoción, el miedo, las dudas, la necesidad del otro, el camino de la fe y la pérdida de la misma. Bien es cierto que yo la recuperé. Lo que haga Jacob lo descubrirán los lectores.
TL: ¿Hay un secreto para volver a la luz cuando se ha perdido la fe?
CG: Sí, confiar en el amor. En el amor que recibes, que das… Amor por lo que hacer, amor a ti mismo. Quizás el objetivo no sea recuperar la fe, eso depende del camino de cada uno. En mi caso, vino todo a la vez.
TL: ¿Cuándo dejaste de tener fe en ti?
CG: Cuando sentí que no estaba a la altura de lo que yo mismo esperaba de mí. Cuando ves que todo se derrumba a tu alrededor, a pesar de la estima de tu entorno, es la única salida para la consecución de tu propósito vital.
TL: ¿Hay un hombre distinto tras escribir esta historia?
CG: Hay un hombre distinto tras cada decisión importante, que tiene que ver con ampliar la conciencia que tenemos, con la experiencia y con la madurez. Por supuesto, hay un Christian distinto después de esta novela, uno que no tiene miedo a escribir lo que piensa y siente por el qué dirán. Hay un Christian liberado, pleno y feliz.
TL: “Las espinas de una vida son las arrugas del alma” ¿Ya duele menos la vida ahora?
CG: Duele menos cuando escucho Revolver 😊 y duele menos cuando te das cuenta de que tanto las espinas (yo, que soy muy de rosas) y las arrugas forman parte inexorable de esta aventura maravillosa que se llama vida. Y eso significa que sí, duele menos, pero tiene que doler. Si no, no se llamaría vida.
TL: En ese Jerusalén del Siglo I, que tan bien describes en el libro, no existían las rrss. Sin embargo, Jesús de Nazaret fue un auténtico influencer. ¿Deberían muchos aprender la fórmula?
CG: El problema es que en las palabras de Jesús de Nazaret no había fórmula. Y si la hubo, se realizó mediante parábolas que no muchos entendieron. Quizá esa fórmula no permeó lo suficiente, pero sí llegó el mensaje de amor a través de la verdad. Si la fórmula es la verdad y el amor, sí, todos deberían aprender esa fórmula. Influencers y no influencers. Pero para mí de cara a hacer un paralelismo con el siglo XXI, el influencer sin duda sería Pablo de Tarso.
TL: “Dios no puede estar en todos lados, por eso creó a las madres”. No puede haber frase más certera…
CG: Es un proverbio judío maravilloso que vi muy pertinente utilizar en la novela. El concepto de madre tiene un papel fundamental en la obra y hay homenajes ocultos en la novela a todas las madres que forman parte de mi vida. Y sí, es certera. Es real.
TL: ¿Haber dejado de importarte lo que piensen de ti te permite disfrutar de una segunda vida?
CG: Totalmente. Pero no es un proceso que uno transite en solitario. En mi caso, el apoyo, el carácter y la personalidad de mi mujer, como gran periodista que es, ha sido clave en ese proceso de transformación y en esa fabricación de la cota de malla contra heridas narcisistas y críticas de eternos ofendidos. Es un trabajo en equipo y no sé si se trata de una segunda vida, pero sí, por supuesto, se trata de una vida mejor.
TL: ¿Cuál es ese primer pensamiento de cada mañana?
CG: Antes de pensar, beso a mi mujer, miro a mi hijo y siento gratitud por lo que tengo en casa, que me hace plenamente feliz.
TL: ¿Dime un plato que comes una y otra vez con placer?
CG: Chicharrones en Santiago de Compostela, tiramisú en el Numa Pompilio de Madrid o los ñoquis que prepara mi mujer.
TL: ¿Ese olor inolvidable que te lleva inevitablemente a la infancia?
CG: Como soy muy alérgico, siempre me he distanciado de los “olores” por miedo a ponerme a estornudar. Pero es la música la que me lleva a la infancia una y otra vez. Elvis, los Beatles, Europe o Bon Jovi.
TL: ¿Hay un sueño que se repite una y otra vez?
CG: Aquel sueño dejó de repetirse en el momento en el que me convertí en padre.
TL: Tres palabras que definan el momento que está viviendo..
CG: Plenitud, felicidad, aprendizaje.
TL: Haz un esfuerzo. Imagínate que tu editorial te pide que el siguiente libro sea tu vida. ¿Cómo lo titularías?
CG: No lo escribiría jamás, pero sí tendría un título clarísimo: Luz y Camino, en honor a la historia de amor con mi mujer.
TL: Y si, además, quisieran llevarlo a la gran pantalla. ¿A quién elegirías para dirigir la película?
CG: A Dani de la Torre o a Jota Bayona, por la sutileza y el cariño con el que cuentan sus historias. Pero prefiero que sigan contando las suyas y yo, disfrutarlas.
TL: Cuando se es un personaje público, se oye y escribe de todo. ¿Lo mejor que te gustaría escuchar de ti??
CG: Se suele decir que no importa si hablan mal o bien de ti, lo importante es que hablen. No estoy de acuerdo, preferiría pasar desapercibido. Pero no tengo predilección por lo que podrían llegar a decir sobre mí en el sentido más positivo. Sí desearía que todos los que vayan a decir algo de mí se pararan a pensar si lo que van a decir es verdad o no; si van a hacer daño o no. Y que antes de hablar miraran la viga de su ojo antes que la paja en el ojo ajeno.
TL: Si pudieras hacerlo. ¿Qué le dirías al niño Christian que se quedó atrás?
CG: “Tranquilo, ten fe. A pesar de todo el ruido, serás padre y serás feliz”.
TL: ¿Qué es lo peor de la fama?
CG: Estar constantemente expuesto a un criterio público y, a veces, a injustos linchamientos.
TL: ¿Alguna vez has pensado cuál sería tu epitafio?
CG: No, jamás. Pero tal y como me encuentro ahora, espero que dentro de muchos años ponga algo que mencione a la luz, al camino y, sobre todo, a que estoy en paz.
TL: ¿Ha habido una situación o una persona que te haya dejado sin palabras?
CG: Mi mujer me ha dejado varias veces sin palabras y boquiabierto, siempre para bien. El nacimiento de mi hijo y cada vez que me mira y sonríe me deja sin palabras, porque no se puede verbalizar o transcribir lo que siento por él.
TL: ¿Lo bueno y lo malo de ser Christian Gálvez?
CG: Lo bueno de Christian Gálvez es que es consciente de sus errores y sus aciertos: Los primeros trata de enmendarlos y los segundos trata de celebrarlos. Lo malo de Christian Gálvez para el propio Gálvez es que Christian Gálvez prefiere ser Chris.
TL: ¿Algo que siempre dicen sobre ti y que no es cierto?
CG: Uf, cada semana tendríamos que repasar los titulares de algunos medios digitales que prefieren un clickbait que un periodismo con honor. Supongo que serán los nuevos tiempos de facturación y que no será nada personal, pero siempre dicen cosas de mí y de mi mujer que no son ciertas. Ahora nos lo tomamos más en serio, no permitimos cualquier cosa y no dudaremos jamás en defender nuestro honor y nuestra imagen.
TL: ¿Un miedo que no sepas controlar?
CG: ¿Ahora mismo? El miedo a que le pase algo malo a los que amo. Pero creo que todos los que amamos a los nuestros compartimos ese miedo.
TL: Es pregunta que no te he hecho y te habría gustado responder…
CG: Algo sobre mis nuevos tatuajes, pero la respuesta me la reservo hasta la próxima charla de cerca (risas)
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