#CloseTo Jota Abril: «No me gustan los bancos ni deber dinero»

Le apasiona la televisión, dice tener muy mala memoria y vive su fama de una forma tranquila. Así es, de cerca, Jota Abril.

Amalia Enríquez. 30/01/2018

Es inquieto, positivo, jovial y transmite una energía que ya quisiera para mí todos los días. Rodeado de mujeres en casa, es el rey de la cocina. Le relaja experimentar entre fogones y sale airoso de los trances con los pucheros que le pongan por delante. Tras pasar por informativos en Telemadrid, recala en ‘Las mañanas de TVE’, donde está descubriendo “habilidades” que no era consciente de tener. Dice que tiene memoria de pez, así que no sé si sufriré un poco haciéndole recordar…

The Luxonomist: Espero que recuerdes cómo has empezado el año…
Jota Abril: ¡Claro! Lo comiencé igual que lo terminé ¡que ya es bastante! El 2017 fue un año muy interesante y éste se presenta con muchos proyectos, no solo televisivos, sino de otros perfiles porque ya sabes que a mí me gusta probar de todo y meterme en todo.

TL: ¡Benditos planes B!
JA: ¡Cómo lo sabes! Ten en cuenta que la tele me deja algún tiempo libre y, como soy de espíritu inquieto, necesito estar ocupado. Ahora mismo estoy con la programación de la Plaza de Toros de Jaén, donde nací (como sabes), sigo con mis entrevistas musicales en la revista y, por supuesto, no descuido la tele.

TL: ¿Te llena la televisión?
JA: Creo que se puede mejorar mucho la televisión que se está haciendo, pero me gusta mucho el medio y me encanta comunicar. Ten en cuenta que llevo muchos años en esto y, si no lo sintiera así, habría dado un giro en otra dirección. Seis años en Telemadrid, casi cuatro en TVE, dos en Canal Sur… ¡me tiene que gustar la televisión para eso!.

Dejó los informativos de Telemadrid sin tener otro trabajo apalabrado

TL: ¿Te sientes aprovechado? Con la mano en el corazón…
JA: ¿En mi trabajo? Me siento desaprovechado. Sé que puedo hacer mucho más, lo que pasa es que los tiempos son los tiempos. Cada cosa tiene su momento y todo llega cuando tiene que llegar. No me gusta forzar las cosas, así que estoy convencido de que si estoy haciendo lo que hago ahora es porque tengo que estar ahí en este momento. ¿Que puedo hacer más? ¡Por supuesto! ¿Que me gustaría hacer más?¡Desde luego! No he sido directivo nunca, así que no sé con qué factores juegan para hacer una cosa o pensar en alguien concreto. Supongo que puede haber intereses comerciales y otros muchos condicionantes que se me escapan. Evidentemente, algún motivo hay… pero no le doy más vueltas, no es mi guerra.

TL: ¿Qué queda del Jota de los informativos de Telemadrid?
JA: Dejé los informativos porque me cansé de la información política, de los sucesos y porque llegué a la conclusión de que mi función en el mundo va por otro lado.

TL: ¿Eras un mero “busto parlante”?
JA: No, eso no. Me dejaban participar e imponer mi personalidad en el modo de dar las noticias. Simplemente me harté, Amalia. Me gusta buscar sonrisas, emociones, sensaciones para mí y para el de enfrente. En el informativo encontraba todas las sensaciones negativas. Lo bueno, amable, solidario y bonito no está de moda, por eso decidí cambiar el rumbo. Y me fui sin tener cerrado otro trabajo.

TL: ¿Y todo eso lo encuentras ahora en las mañanas televisivas?
JA: Es un camino para encontrarlo, desde luego. Lo que tenía claro es que quería salir de los informativos y decidí irme voluntariamente, sin nada. Por una agradable coincidencia, en una semana se cruzó TVE, me propusieron entrar en un magazine y era el paso que necesitaba. No es el destino final, pero es un paso hacia él.

Vive su fama de una forma muy tranquila

TL: ¿Eres de creer en el destino, la casualidad, la causalidad, la suerte…?
JA: Para tener suerte y que el destino se ponga en marcha, tienes que estar mirando hacia dónde vas a ir. Si no hubiese dado el paso de irme de Telemadrid no habría llegado donde estoy ahora, lo que te demuestra que algo de tu parte, pones.

TL: Tienes la certeza de haber acertado…
JA: No lo dudes. Equivocado, desde luego que no. Si me preguntas si lo haría otra vez, como con la edad nos volvemos un poco más conservadores, igual no me habría ido sin tener nada apalabrado como plan B. Dejé un trabajo a ver qué había fuera y lo hice con cierta insensatez porque tengo una familia. Tengo tres hijos y ahora me lo pensaría más, pero soy muy de impulsos.

TL: ¿Reconoces que fue una medida insensata?
JA: No, eso tampoco. Miro mucho al futuro. No me condiciona, pero sí suelo preguntarme si lo que estoy haciendo es lo que me gustaría ejecutar toda la vida. Si quiero ser lo mejor en algo, tengo que ir en ese camino.

TL: En el mundo de la televisión, que está tan masificado, ¿qué te hace diferente para poder triunfar en él?
JA: Diferente no sé. Ahora hay algo que se estila poco, que es la naturalidad, y si tuviese que buscar una característica mía, esa sería una. Yo soy natural. Más allá del acento andaluz, que en televisión lo disimulo para que todo el mundo me pueda entender, la gente va a encontrar muy poca diferencia entre el Jota profesional y la persona. De momento, esa virtud me la dejan explotar. El que me contrata sabe lo que hay. Mi marca diferencial es esa naturalidad.

E.T. fue su primera película en el cine

TL: ¿Siempre tuviste claro que querías ser esto?
JA: Ni una duda nunca. ¿Te acuerdas de esos test que nos hacían de pequeño para ver nuestras aptitudes? En todos me salía que tenía dotes de comunicador y periodista. En esos momentos no le hice mucho caso y, por tanto, no me condicionó en ningún momento, pero sin duda alguna “clavaron” mi destino.

TL: Para los padres, estas profesiones nuestras bohemias son un quebradero de cabeza. ¿Lo llevaron bien en casa?
JA: Siempre he tenido la ventaja de ser el menor de siete hermanos y, por consiguiente, el mimado, pero también al que ya por puro cansancio dejaban hacer lo que quisiera, así que no pusieron ninguna objeción. Yo siempre he sido muy inquieto, muy de organizar cosas, trabajaba por la noche y era muy relaciones públicas, así que enseguida se dieron cuenta de que no estaba hecho para estar sentado en un despacho. La única condición que me pusieron es que tenía que pasar el COU limpio porque, como en Jaén no había facultad de Periodismo, tenía que venirme a Madrid. Y eso hice.

TL: ¿Y cómo fue el salto?
JA: Bien porque, aunque los comienzos son siempre complicados, tenía hermanas en Madrid, que me abrieron el camino, y me fui a vivir con ellas al principio. Ese momento romántico de un chico de provincias saliendo de su casa para lograr su sueño, no lo viví de esa manera.

TL: Yo creo que empezamos a tener sensación de empezar a soñar cuando nos independizamos de verdad…
JA: Eso es cierto, cuando tenemos nuestra casa y pagamos nuestros recibos. En mi primera etapa en Madrid estuve muy protegido por mis hermanas pero, sin duda, llegó el momento de volar por mi cuenta y siempre me he buscado bien la vida. Aunque suene mal lo que te voy a decir, nunca he sentado la cabeza en ese sentido. Siempre he tenido una máxima, que sigo manteniendo: no tengo tarjetas de crédito porque no me gustan los bancos ni deber dinero. Nunca me ha sobrado el dinero, pero he sabido adaptarme a los tiempos. He tenido meses malos, de no llegar a final de mes, pero he aguantado tomando pan de sándwich y ya está.

Recuerda especialmente ‘El nombre de la rosa’

TL: ¡Qué lástima! Pan sin nada ¡con lo bien que tú cocinas!
JA: Me encanta cocinar, tú lo sabes. Mi afición a los fogones viene desde niño. En mi casa cocinaba mi madre, pero siempre había una cultura de padre cocinero. En las reuniones grandes siempre cocinaba mi padre y ¡bordaba los arroces y los asados! He tenido muy normalizado siempre el rol de cocinar y he tenido muy cerca la cocina.

TL: ¿En casa cocinas tú ahora también?
JA: Sí, lo hago todo yo. A Sara, mi mujer, no le atrae la cocina y delega en mí. Llevo muy bien lo del papel cambiado.

TL: ¿Era feliz ese niño cocinero?
JA: Feliz no, muy feliz… a parte de protegido y mimado, como te he comentado. Igual sería más romántico decir otra cosa, pero no tengo malos recuerdos de pequeño, solo momentos puntuales por muertes cercanas pero ¡eso es ley de vida! Mi infancia fue placentera, feliz, en la que fui un niño muy vivo, muy suelto, muy disfrutón… que es lo que siempre he sido y sigo siendo. Siempre he sido de los que disfrutan el momento.

TL: Ese es uno de los pequeños placeres de la vida al que, en ocasiones, no valoramos en su medida…
JA: Yo me propongo siempre hacerlo. Y fíjate lo que te digo, suelo disfrutar tanto el momento que lo suelo olvidar pronto y paso al siguiente.

Tiene memoria de pez y le encanta la cocina

TL: Memoria de pez, que le llaman…
JA: (risas)¡Total! Tan memoria de pez que mañana tendría que ponerme a pensar cuándo me hiciste la entrevista o dónde quedamos para vernos. Soy feliz así, aunque me genera muchos problemas en algunos momentos, pero no llegan a mayores. Las RRSS para mí son el álbum de mi vida, porque en ellas está todo lo que hago. Ha habido veces que he tenido que recordar un evento o algo en concreto y, como no me acordaba por esa memoria reducida que tengo, he ido a Instagram y he visto dónde fue y con quién. Es el lado bueno de estas nuevas tecnologías.

TL: Medios que no existían aun cuando eras niño. ¿Suplías la tablet con el cine, por ejemplo?
JA: Yo iba al cine. En Jaén no había muchos. Uno de ellos, el Asuán, lo teníamos pared con pared con mi casa. La ventana de mi habitación daba al tejado del cine. La primera película que recuerdo haber visto allí fue ET. Me volvió loco y, de hecho, tengo en casa una edición especial porque me parece una obra de arte. Y luego, ya de adolescente, ‘Sufre mamón’ de Hombres G. Fui al cine con mis amigos y me pasó lo que nunca me ha vuelto a ocurrir, que los espectadores le hablaban a la pantalla, interactuaban, le gritaban a la protagonista ¿no ves que te está poniendo los cuernos? ¡déjalo! (risas) Fue increíble aquello, la gente vivía lo que estaba pasando, era el fenómeno fans a saco. Y otra película imprescindible, ‘Tiburón’, que me dejó un poquito de trauma porque, aun hoy, me meto en el mar y cuando nado si me voy muy al fondo, te aseguro que aprieto para volverme a la orilla porque me viene a la cabeza la música de la película. (risas)

TL: Entiendo que, en la madurez, los gustos han evolucionado.
JA: Soy un consumidor en cantidad de películas, me gusta ver de todo. Durante mucho tiempo, no me preguntes por qué, ‘El nombre de la rosa’ era una película que tenía en lugar preferente. Salvando las distancias, me recuerda ahora a la serie ‘La peste’, una especie de thriller pero en una época que no corresponde, un Sherlock Holmes en otro momento. Pero, por encima de todas, ‘Los Goonies’ por su mensaje: la amistad, el primer beso… Supongo que es un tópico, pero yo soy de esa generación. Me gusta ver muchas películas y tener la oportunidad de verlas en cualquier momento, por eso estoy abonado a todos los canales y cadenas imaginables.

TL: No sé si entre trabajo, cocinar y películas te queda tiempo para la lectura.
JA: No he sido nunca un buen lector de libros, pero me he intentado aficionar. Leo mucha prensa y digitales, que nunca tienen fin. Ahora me estoy leyendo ‘Patria‘, que me está encantando. Me tiene fascinado el contenido, cómo lo plantea, la narrativa ¡una maravilla de libro! Me han dicho que van a hacer una serie o película con ella. A ver cómo lo hacen para mantener la esencia, la forma y el lenguaje, porque es lo que hace diferente a este libro. Otra lectura que me gustó y me entretuvo fue ‘La leyenda del ladrón’ de Juan Gómez Jurado. Luego otros best sellers como ‘La sombra del viento’ (Carlos Ruiz Zafón) o ‘La catedral del mar’ (Ildefonso Falcones). Este tipo de lectura es la que me gusta.

Recomienda la lectura de estos libros

TL: ¿Eres de dejar un libro a la mitad o salirte del cine si no te “engancha” la historia?
JA: No. Del cine no me salgo nunca, aunque sea un horror lo que estoy viendo. Soy consumidor compulsivo de cine, series, televisión y hay que verlo todo para luego poder opinar.

TL: ¿Nunca has dejado de hacer algo por el qué dirán?
JA: Intento que no, aunque alguna vez me haya sentido condicionado. Lo que hago ahora es lo mismo que haría si no fuera una cara reconocible. Yo creo que en la vida lo que debe primar es el respeto.

TL: ¿Qué te da y quita la fama?
JA: La mía es muy manejable, discreta. Me da mucho, nunca me ha molestado y me satisface lo que me proporciona. Me da pena que no todo el mundo la pueda vivir, sentir y disfrutar así. ¿Quitarme? Nada, de verdad. Tengo una popularidad muy tranquila. Me dice una amiga que como estoy felizmente casado, no me divorcio ni monto escándalos, ¡no intereso! (risas) ¡Qué bien para mí, pero qué triste que sea así! Intento no ser interesante a esos niveles y creo que lo consigo. Hago mi trabajo y vivo feliz mi intimidad.

TL: Te has manejado bien en los recuerdos en esta conversación a pesar de esa memoria limitada que dices tener. Un último esfuerzo, ¿qué pensaría el niño, pequeño de siete hermanos, del hombre que hoy eres?
JA: Diría seguro “a día de hoy, objetivo cumplido”. Si de pequeño tuve alguna ilusión, se acercaba bastante a esto. Siempre quise ser feliz, me lo considero, y hacer lo que me gustara, lo hago. No puedo pedir más.

*Localización: Starbucks Equinocio (Majadahonda). *Próxima semana: Javier de Miguel.

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