Dicen que hay una primera vez para todo y esta semana lo he comprobado al tener que hacer una entrevista en un coche, mientras Santiago Segura iba del hotel de la promoción a otra cita. Me sentí un poco James Corven, pero sin cantar con mi invitado. Gracias a la generosidad y buena disposición de Santiago conseguimos, sin rodeos, charlar un rato sobre su nueva película como director, ‘Sin Rodeos’, que es un canto reivindicativo de la mujer. Quedaron preguntas sin hacer y respuestas sin verbalizar pero, ¿quién nos dijo que en esta profesión todos los días son iguales?
Santiago Segura: Esto es lo que se llama ir a la carrera.
The Luxonomist: ¡Ya te digo! Es la primera vez que empiezo una entrevista en la calle y que no sé dónde voy a acabarla (risas).
SS: Yo te voy a responder sin filtros ni rodeos.
TL: La verdad es que nunca te ha hecho falta hablar de otra forma. Siempre se te ha visto venir.
SS: Últimamente, la verdad, estoy utilizando mucho eso de pensar lo que voy a decir para evitar problemas. La sinceridad está sobrevalorada.
TL: El mundo 2.0 nos ha hecho mucho daño…
SS: Yo prefiero hablar en persona con la gente y aun así, en el tema concreto de las entrevistas, me he encontrado metido en problemas. Hablas sobre un tema con total tranquilidad y expresando tu punto de vista, te sacan de contexto algo que dices, y ese es el titular. Antes no pasaba, pero ahora te fusilan. Ya no se dialoga, ni se razona, ni de discute…
TL: Ahora, ante la discrepancia, se insulta directamente.
SS: Exactamente. Tú puedes pensar diferente a mí, decir algo que me moleste y yo argumentar contigo mi postura y ver, con respeto y educación, por qué no coincidimos. Pero lo que ocurre ahora es la estigmatización. Si no piensas como yo, eres un rojo o un facha y los insultos no tienen límites.
TL: A pesar de eso. ¿Podrías vivir y hablar sin dar rodeos?
SS: A mí me gusta que mis amigos y la gente a la que quiero me pueda decir las cosas sin rodeos. Los filtros son subterfugios que nos hemos inventado para no herirnos. ¿Sabes lo que es malo? Lo radical. Hay una cosa que se llama sensibilidad y educación. Si ves o sabes que alguien no soporta la verdad a bocajarro, pues se la dices a dosis y de manera dulcificada.
TL: Es decir, que estás a favor de la mentira piadosa.
SS: Antes no, ahora sí. Cuando viene alguien y me dice «¿qué te parecen estas nuevas gafas que me he comprado?» y me pone una carita de ilusión, aunque salga del fondo de mi cerebro, no le voy a decir ¡vaya puta mierda! Ya no soy capaz porque esa carita se merece que le diga, de manera dulcificada, “te quedaban un poquito mejor las de antes”. Y con eso ya está, te evitas problemas.
TL: ¿’Sin Rodeos’ es una película feminista?
SS: No, como no es una comedia negra ni una romántica, aunque sí tiene cosas de este tipo de comedia, yo le he llamado “comedia empoderada”, que es un término que se utiliza mucho ahora. La primera vez que oí esa palabra no me gustó nada porque me parecía un anglicismo. En la RAE he visto que la definen como “darle voz o poder a las minorías o a la gente marginada”, que no tiene la posibilidad de que se les oiga. Yo creo que por eso, el movimiento feminista se ha apoderado de la palabra. A todos nos viene bien un poco de empoderamiento porque todos, en algún momento, hemos tenido algo que nos oprime. Hoy en día, quien no sea feminista debería estar estigmatizado por la sociedad porque el feminismo es algo natural. Pensar que el hombre y la mujer tienen los mismos derechos…
En este punto viene a recogernos su coche y dejamos de hablar por la calle. Con su galantería habitual, hace ademán de abrirme la puerta, algo que previamente ya había hecho yo, porque fui más rápida no por otro motivo…
SS: Quería abrirte la puerta para que no te pillara esa moto que venía por ahí, –me dice– pero igual es un micro machismo.
TL: Soy de las que me gusta que me abran la puerta y me dejen pasar delante, pero es verdad que hay que tener cuidado ahora hasta con los piropos. ¡Es una locura!
SS: Lo es pero ¡hasta lo entiendo! Hay muchos piropos agresivos. ¿Por qué tienes que aguantar que unos obreros te digan desde un andamio: «¡Ese culo!”
TL: Yo creo que estamos llegando a unos límites de exageración delirantes.
SS: Es posible que sea así, pero mira… A mí no me gustan los extremos pero sí creo que, a lo mejor exagerando, estamos ganando cosas. La gente ya se piensa decir un piropo ofensivo. Algo es algo.
TL: En esta película, polo opuesto a lo que nos tienes acostumbrados, estás rodeado de mujeres. ¿Cómo te has sentido?
SS: Me he sentido muy bien, sobre todo porque no sabes lo que es cambiar a ese señor gordo y desagradable físicamente, con el que yo hacía las películas, por un pedazo de actriz, leyenda del cine español. Para mí ha sido estupendo y mucho más agradable dirigir a Maribel Verdú que al gordo ese de Torrente.
TL: Hace poco me decía una actriz que, en los rodajes, las mujeres cuidan más a los hombres y están más pendientes de su bienestar que al revés…
SS: Yo me sentí muy cuidado y, también he tratado con mimo a todas las mujeres de la película. Fue algo natural y recíproco. Al final, si queremos que el feminismo exista, nadie tiene que ser el que cuida o el que provee. Yo creo en la mujer trabajadora, en el ama de casa. Soy de los que cree que cada uno debe hacer lo que quiera. Eso de que el hombre se quede en casa o no llore está mal visto… y yo no estoy de acuerdo. Creo que debemos cuidarnos unos a otros para que la igualdad sea real y efectiva. En este sentido, creo que estamos avanzando bastante, teniendo en cuenta que todavía hay países donde existe la ablación. Ahí sí que hay mucho que trabajar. Aquí, por suerte, aunque sea pasito a pasito, los avances se van consiguiendo. Dicho esto, te digo que no creo que ‘Sin Rodeos’ sea una película feminista.
TL: Lo que sí hace es reivindicar cosas de la mujer.
SS: Sí, es verdad, porque todo lo que nos oprime o nos parece injusto, sí que deberíamos tener el derecho de rebelarnos contra ello. En ese sentido, creo que la mujer lo está haciendo y a mí me parece muy bien. Alguien me llamó oportunista por hacer esta película. Y lo que les digo a los que piensen así es que una cosa es ser oportuno y otra oportunista. Llevo dos años con este proyecto. ¿Que le he dado un papel protagonista a una mujer? Sí, así estaba concebido cuando se gestó esta película, no por reivindicar todo lo que se está viviendo ahora. Creo que es un buen momento para estrenarla, pero cualquiera lo habría sido.
TL: Y lo mejor de todo es que te has dado cuenta de que puedes dirigir para mujeres..
SS: La gente piensa que solo sé hacer Torrente. Es verdad, he hecho cinco (risas) pero hay vida más allá de ese gordo. Sí es verdad que yo había pensado alguna vez que el 70% del público de Torrente eran tíos. Y eso me deprimía un poco. Si a mí lo que me gustan son las mujeres y tengo mi lado femenino, ¿por qué no voy a poder hacer cine para ellas?
TL: Torrente no era mucho para nosotras, eso es verdad.
SS: Te sorprendería saber que hay mujeres a las que les gustan esas películas, pero es una realidad que eran menos que los hombres. Nunca me habrás oído decir que el público puede empatizar con Torrente o debe ser un rol masculino a seguir. En cambio, unos y otros pueden empatizar con Paz (el personaje de Maribel Verdú) porque todos, alguna vez en su vida, han pasado por una situación de ese tipo. Este sí que es un rol que se puede seguir. Una tía que, de repente, decide tomar las riendas de su vida y le dice a la gente lo que piensa. ¡Eso me encanta!.
TL: ¿Te molesta que te hayan encasillado, en cierta medida?
SS: No me gustan las etiquetas porque no son reales. ¿Por qué he hecho cinco Torrentes? Pues, si te digo la verdad, porque tenía éxito y es un personaje que me encanta interpretar, porque es muy excesivo y me hace gracia. Del Torrente 3 al 4 pasaron seis años y, en ese tiempo, hice una comedia musical, programas de televisión, otras películas como actor. La gente me encasilla, pero yo no. Si en estos años solo hubiera hecho Torrente, me habría tirado por un puente.
TL: ¿Habrá nueva entrega o ya lo dejas como “historia de España”?
SS: (risas) Pues no lo sé, todo depende de que me vuelva a apetecer. Solo hago cosas que me gustan y esta película me ha encantado hacerla, he disfrutado mucho con Maribel, el elenco está estupendo y la reacción de la gente está siendo muy positiva. El único miedo que tengo es que haya el prejuicio de que “ah, este es el de Torrente y la peli no me va a gustar”. A veces pasa.
TL: Yo creo que la gente sabe que hay vida más allá de ese gordo, como tú le llamas…
SS: Yo creo que sí. ¿Cuántos directores conoces que se vistan de Raffaela Carrá o de Concha Velasco y se pongan a imitarlas en un programa? Soy un “rara avis”.
TL: ¿Te has quedado con ganas de más comedia?
SS: Eso siempre. La comedia alegra y alivia. Da igual que no la valoren en los premios, lo importante son las quinientas personas que están en la sala y se ríen sin parar, al mismo tiempo y creando un sentimiento positivo. Eso a mí me fascina. Sin sentido del humor, la vida sería tristísima. A esta película, que bien podría ser una tragedia porque lo que pasa es muy duro, sobre todo en la primera parte en la que algunas personas me han dicho que les ha entristecido y han sufrido, había que ponerle un punto de comedia, pero también era necesario pasar por esa etapa dura porque, para liberarte, necesitas sentir la angustia de la protagonista. Para mí era un reto también porque la comedia de Torrente es gamberra, el gag por el gag, la risa por la risa. En ‘Sin Rodeos’, sin embargo, hay un desarrollo donde la trama es importante y el argumento da un giro, en el que es necesario involucrar al espectador para que empatice y también sufra un poquito porque, si no lo hace, no disfruta al final.
TL: A estas alturas, ¿el resultado final ha superado las expectativas?
SS: Yo siempre soy optimista y pienso que puede ser un peliculón, porque Maribel es un pedazo de actriz y el guion es muy sólido. Sí, yo creo que las ha superado. Ayer, en la Complutense, proyectaron la película y lo que pasó allí fue maravilloso, casi me hace llorar.
TL: Siempre has sido muy sensible…
SS: Es verdad, lo soy… aunque la gente crea lo contrario. Soy sensible, pero me protejo. Ver como reaccionaba la gente en esa proyección, interactuando con la pantalla, riendo los chistes, empatizando con el gatito, gritándole a Maribel que le diera duro al jefe… ¡Fue increíble! Me sentí como cuando era niño y veía los guiñoles, que les avisabas de que venía el lobo cuando le veías aparecer por detrás. En un mundo en el que uno no deja ni un segundo el móvil para mandar whatsapps, que haya una sala llena de gente que se mete en una historia durante noventa minutos y la vive hasta el punto de interactuar es… Yo estoy feliz, muy feliz.
TL: Ahora viene lo mejor.
SS: O no. El estreno, la taquilla.
TL: Vaso medio lleno, Santiago, ¡que no se diga!
SS: Yo siempre soy de vaso medio vacío. Soy de los que decía “mamá, voy a suspender” porque, si luego sacaba un 7, podía decirle “mira, mira. Soy de espíritu pesimista”.
TL: ¿Cómo se dirige uno a sí mismo?
SS: Mucho más sencillo casi que dirigir a Maribel, porque no me tengo que decir nada, pero el resultado es mejor con ella (risas) porque es más receptiva a mis explicaciones. Muchas veces he pensado en haberme dirigido mejor, porque estoy pendiente de todos y me olvido de mí. Aquí he estado muy pendiente de Maribel. Me acercaba y le decía “oye, cambia un “pero” por un “basta” y dale dos graditos más de agresividad y un puntito menos de histerismo”. Ella iba, lo hacía… y yo lloraba. Me daban ganas de aplaudir en cada toma. ¿Tú sabes lo bonito que es que tu sueño, lo que tú piensas, vaya la actriz y lo clave? No creo que haya muchas como ella, es muy buena, muy precisa, muy sutil y es muy fácil trabajar con ella. Maribel Verdú tiene el magnetismo de una estrella de cine. Mira que ha hecho papeles, pero yo creo que el de Paz es el mejor, te lo digo de verdad. Y estoy muy feliz de haberle puesto gafas, porque quería hacerle más vulnerable para que el público pudiera empatizar más con ella. Yo, que soy miope, astigmático y tengo presbicia, decidí ponerle gafas contra su propio criterio y el de las maquilladoras, pero estoy muy feliz. De verdad.
Y con esa felicidad en el ambiente llegamos a su destino. No dio tiempo de hablar de libros, ni de recuerdos de niñez ¡que son muchos!, así que nos queda pendiente otro encuentro para cerrar el círculo de la conversación.
*Localización: del Hotel Urso a la calle San Bernardo. *Próxima semana: Álex García.
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