María Jesús de Frutos: «Quiero belleza en mi vida y en mis trabajos»
La esposa de Enrique Cerezo es una reconocida pintora que lleva décadas plasmando en lienzos la belleza de su alrededor.
María Jesús de Frutos comenzó su andadura profesional en la enseñanza pero siempre supo que lo suyo eran los pinceles. Una excedencia con motivo del nacimiento de su tercera hija le hizo dedicarse por entero a su pasión, la pintura. De esta forma, la Escuela Taller de Nieves Solana (sobrina del pintor José Gutiérrez Solana) fue durante diez años su lugar favorito.
Allí fue donde se formó «de una forma muy completa» en paisaje «siempre al aire libre», desnudo «con modelos del natural», perspectiva, bodegón… Todas las técnicas de pintura que en adelante desarrolló con un estilo libre, colorido y muy personal. «Soy una pintora figurativa», me dice. «Parto de una realidad y luego hago mis propias composiciones de figuras, de color… Todos mis trabajos hablan de mis sensaciones, de lo bueno que me transmiten mis vivencias, la belleza de mi alrededor, los recuerdos de los viajes…».
La belleza como medio y como fin
Reconoce que siempre le ha fascinado pintar y observar aquello que le rodea para plasmarlo luego de una forma vigorosa, colorida y positiva sobre los lienzos. Así, recuerda con nitidez los colores ocres y rojos de los atardeceres rojos del Alcázar de Segovia, junto al que creció, y dice con orgullo que siempre ha vivido rodeada de pintores. «Como Lope Tablada, al que recuerdo siempre con su caballete muy cerca de mi casa».
El pasado y el presente, por tanto, confluyen en su obra con un propósito claro: «Quiero belleza en mi vida y en mis trabajos. Cervantes decía que el privilegio del artista es soñar y hacer soñar. Y estoy de acuerdo. Eso es lo que da sentido al artista. Yo pinto el lado amable de la vida, porque me hace feliz y quiero transmitir ese sentimiento a los demás».
El éxito de su trabajo
María Jesús de Frutos realizó en 1996 su primera exposición individual, que fue el empuje que necesitaba para seguir dando rienda a su creatividad. «Empecé a exponer, a ir a ferias de arte… y vi que mi trabajo interesaba, que se vendía. Le dediqué más y más tiempo y poco a poco fueron surgiendo más muestras, más colaboraciones». Una de las que le marcó fue la de Casa de Vacas (Madrid), en 2015, que califica como «muy gratificante» por la afluencia de público, la variedad de sus nacionalidades y su positiva respuesta.
Con todo, María Jesús de Frutos no ha dejado de trabajar en ningún momento. Sus obras están repartidas en edificios emblemáticos como el Palacio de Liria o el Museo del Dibujo en Madrid; así como en colecciones privadas de todo el mundo (México, Georgia, Austria, Suiza, etc.).
Esplendor, la última exposición de María Jesús de Frutos
No obstante, su última exposición, Esplendor, adorna desde hace unos días un edificio patrio: la Fundación Antonio Gala de Córdoba. Un sitio sin duda emblemático que ella define como «una escuela de jóvenes creadores y un lugar que respira y apoya el talento». Hasta allí han viajado sus cuadros, en formato individual, díptico o tríptico, «para facilitar su transporte» y divididos en tres temáticas.
Por un lado unos coloridos bodegones que plasman las celosías, los colores, la luz y la pasión de uno de sus últimos destinos, Marruecos. En segundo lugar, otros bodegones que recogen la esencia y las sensaciones recogidas en el Museo Fabergé de San Petersburgo.
Y por último una temática que la artista reconoce que atrae mucho al público y es un homenaje a la mujer. «Son escenas de amistad y amor en las que siempre aparecen personajes que comparten vida, confidencias. En todas ellas la mujer es protagonista y va vestida de rojo por ser el color de la vida, del amor, de la sangre».
Entre todas ellas destaca un rostro conocido: «En uno de mis cuadros aparece Joséphine Baker. Me impresionó por su vida y porque protegió mucho la infancia. Cuando murió París se quedó sin flores y este es mi homenaje».
Presente y futuro
Entre sus proyectos a medio y largo plazo están «tener salud para seguir trabajando» y una exposición en el Espacio MIRA de Pozuelo. Un lugar grande, emblemático, que ha acogido la obra de otros artistas consagrados. Allí llevará una retrospectiva variada con temáticas tan distintas como el paisaje, el bodegón o las Meninas.