Fue mi primer entrevistado en esta aventura de las conversaciones ‘Close To’. Màxim Huerta siempre está ahí, nunca falla. Hemos vivido y compartido mucho. Confío en que todavía nos espere un largo camino. Mientras tanto, disfrutamos de ese presente que para él no puede ser más dulce. Nos encontramos para hablar de ‘Firmamento’, su última novela. Y lo hacemos con frases muy significativas de la historia de Ana y Mario…
The Luxonomist: ¿Qué hay entre el Mediterráneo y el firmamento?
Màxim Huerta: El hogar y todas esas cosas que te curan. El Mediterráneo es un lugar de llegada, de huida, de relax, de inspiración, de familia… Y el firmamento es como el tejado con tus estrellas, los que están y los que no están, que te cubren y te protegen.
TL: ¿Qué estado de ánimo tenías cuando escribiste este libro?
Salado, era un estado de ánimo salado (risas). Desde que escuché a Karen Blixen la frase de que “las cosas saladas son las que curan”, las lágrimas, el sudor y el mar, es cuando empecé con ‘Firmamento’.
TL: La lágrima es dulce, ¿o no te sabe así cuando lloras?
Ummm, a veces. La verdad es que me he tragado muchas en el coche.
TL: Mira al firmamento, ¿qué ves?
En este momento, luz que ayuda, ilumina y hacía falta. Después de un periodo gris, de tormentas, de nubes y borrascas, de pronto estoy con luz, iluminado por el estado de ánimo, por personas que ya no están y sé que me apoyan.
TL: Siempre sale el sol…
Es verdad y tener prisa no vale para nada, porque el final siempre llega.
TL: Y el tiempo pasa rápido…
Demasiado rápido. De pequeños nos pasa más lento porque lo que queremos es crecer, huir, escaparnos, hacernos mayores. Y todo eso llega. Si a mí de pequeño me llegan a decir que me iban a pasar todas estas cosas, no me lo habría creído. Ha pasado todo muy rápido. Si yo fuera ahora ese niño Màxim, que iba al colegio público de Buñol, le diría: “Tranquilo, no tengas prisa. Disfruta, prepara la ansiedades, que todo llega”.
TL: ¿Cuántas cosas de Màxim hay en el libro? Yo identifiqué la mortadela de aceitunas, la mochila pesada, los cromos…
Hay unas cuantas cosas mías. Me gusta regalarle a los personajes cosas que veo, que huelo, que me pertenecen. Son guiños que hago, incluso a veces, a otras novelas. Me gusta de pronto dejar cosas mías porque no tengo nada que ver con los personajes pero sí con lo que voy dejando en ellos. No obstante, creo que es la novela más verdadera y que más se parece al hoy de nosotros mismos, porque tiene mucha verdad. Tal vez por eso encuentras cosas que he ido dejando.
TL: Y me ha hecho mucha ilusión encontrar mi nombre en parte de la trama, por cierto…
En un contexto de ficción, hay un personaje que utiliza Amalia como nombre.
TL: Ella es muy heavy.
Es dura, de entrada. Hay personajes a los que odias al principio, pero luego los quieres porque tú habrías hecho lo mismo que ellos.
TL: Te voy a proponer un juego: ¿Qué te parece si seguimos la entrevista a través de frases significativas de la historia?
Genial, me encanta la idea.
TL: “Del odio al amor hay el mismo paso que a la inversa”
Lo hay y depende de la voluntad. Del odio al amor y del amor al odio, a veces, solo es cuestión de un interruptor. Hay gente muy enamorada que, de repente, hace crack en la cabeza y no sabes por qué. Somos físicos y hay algo que apaga la luz, lo rompe todo y ya no hay manera de curarlo. Las parejas de nuestros abuelos duraban más porque recomponían y aguantaban. Ahora, objeto roto, ¡objeto tirado! También hay un interruptor cuando entras en un sitio, cruzas una mirada, se crea ese firmamento entre dos y no existe nadie más. Y ocurre a la inversa también, que no sabes por qué algo que creías perfecto, se rompe.
TL: ¿Tú eres de segundas partes o no das una nueva oportunidad?
Doy segundas, terceras e incluso cuartas. En mi última relación hubo cuatro intentos. Puede parecer un contrasentido, pero a mí me gusta la gente de cambia de opinión. Me da miedo la gente que no lo hace, que es demasiado terca. Escuchar y poder cambiar de opinión no es malo, porque vas evolucionando. En mi última relación tengo el premio a la perseverancia, siempre desde el corazón.
TL: “La seriedad es más elegante que una carcajada”
Sí lo es. Tenemos sobrevalorada la seriedad y el drama. La risa la tenemos como en un segundo lugar, como algo de menor categoría. Sobrevaloramos las cosas serias y los dramas, infravaloramos las carcajadas y los buenos momentos. Cuando le contamos a alguien un drama, incluso empleamos más tiempo que para relatarle una alegría.
TL: “Los hombres que no reconocen sus mentiras, no son de fiar”
Lo dice Ana. Ella viene de un proceso de dolor, lágrimas… agua salada. Eso hace posible que no se fíe. Nadie se salva de una mentira piadosa, esa que utilizamos para salvarnos.
TL: “Siempre esperamos algo, aunque sean llamadas”
Cierto. Siempre estamos esperando algo y es agotador a veces. El ser humano es así. En lugar de vivir y disfrutar del momento, nos entretenemos y engañamos en la espera.
TL: “Femme fatal o Blancanieves”
Ambas. Hay que estar en cada momento en un lugar y disfrutar de los dos. A mí me gusta más ‘Femme fatale’ porque tiene algo más de voluntad, Blancanieves es más naif. Siempre me ha atraído más y mis personajes tiene algo de femme fatale.
TL: “El silencio hablaba”
El silencio es la mejor forma de hablar porque palpita la piel. Cuando una pareja está sola, en un silencio que no es incómodo, en el que no se miran móviles, es maravilloso. Porque habla del estado de ánimo, de la tranquilidad. No hablar, a veces también es una respuesta. El silencio es super potente y rellenar con palabras unas conversaciones por temor a ese estar callado, es innecesario. El silencio es muy bonito.
TL: ¿Por qué la gente teme tanto a estar callada?
Porque el silencio habla de ti y ahí reacciona el físico, tus gestos, tu nerviosismo. Hay a gente que le incomoda tanto que se le humedecen los ojos. El silencio es, a veces, mucho más potente que la palabra, que es un arma estupenda para amar, batallar… para todo.
TL: ¿Eres de los que lo escuchan?
Sí. He hecho, en mi casa siempre hemos utilizado más el silencio. No nos hemos dicho muchas cosas que estaría bien haberlas dicho, pero ese silencio ha sido valorativo, cariñoso, emocional, emocionante…
TL: ¿Cómo podemos escribir nuestro propio guion?
Ayyy, esa es la clave de la novela. Un escritor que es capaz de hacer novelas a otros pero no es capaz de hacer la suya es algo que nos pasa en la vida. Si nos diéramos cuenta de que lo que estamos viviendo es una novela a la que no le hemos puesto tapas, veríamos que todas las vidas son susceptibles de ser contadas. Muchas veces no nos damos ni cuenta porque pensamos que todo les pasa a los demás.
TL: “Somos incapaces de vernos como nos ven los demás”
Como la vida misma. Mario se lo dice a Ana “¡Ay, si te vieras como yo te veo!”. Tenemos tendencia a vernos mal, con defectos. Y los demás no siempre lo perciben así. ‘Firmamento’ es eso, si nos viéramos desde arriba con un dron, nos daríamos cuenta de que las cosas que creemos enormes se ven más pequeñas. Y con los defectos pasa igual. Con la perspectiva de la edad, de la distancia, las cosas importantes se ven.
TL: “Hay que tener cierta edad para asumir que ciertas cosas no pasan… y punto”. Esta frase es muy tuya.
Totalmente. No hay que rebelarse. ¿No ha pasado? Pues no pasa nada. El duelo verbal de Ana y Mario es el de dos personas que luchan con sus contradicciones y contra el otro, en ese deseo-odio que a veces surge. Lo que no funciona no se puede arreglar, no hay que insistir en eso.
TL: ¿Y lo pones en práctica?
A veces sí y otras, con ayuda de un lexatín o un vino tinto (risas).
TL: “Para llegar a un final feliz hay que sumar muchos fracasos”
Por supuesto. Y ese final feliz es mucho más potente. Todo lo hacemos en comparación: “Este lugar me gusta más que aquel”, “este bar es mejor que el otro”, “esta pareja me gusta más que la última”. Gran error. A veces saboreas la felicidad después de muchos fracasos. El sumar errores es bueno porque aprendes y ves la perspectiva. Súbete a las estrellas y mira cómo es tu mundo.
TL: “La vida era menos complicada cuando lo único que había que hacer era callar”
Hay momentos en los que todo viene rodado, no hay que intervenir, todo lo ejecutan los demás y tú estás como de espectador. Es más fácil, pero te proporciona menos vida porque no participas.
TL: “La infidelidad huele tanto como pesa el miedo”
La infidelidad huele, el miedo pesa y el dinero tiene campanillas, eso te lo añado ahora. A la gente que tiene dinero se le nota, hace ruido. Ellas también tienen miedo y les pesa. La infidelidad se huele, otra cosa es que no quieras darte cuenta. Cuando estaba escribiendo la novela, unas veces me sentí Ana y otras Mario.
TL: “Cuando no estás bien, no hay lugar”
Hay una cosa que se llama mudanza de los problemas. Y da igual que cambies de lugar. Cuando tienes un problema, lo tienes estés donde estés. Lo que pasa es que cuando cambias de lugar, esa posibilidad te da un respiro al principio, hay una ficción. Y en esa ficción puede que te permita coger perspectiva. No nos engañemos, cuando tienes un problema, se va en la maleta contigo.
TL: “Volver se me da bien, estoy acostumbrada a perder”
Cuando eso ocurre, te armas de valor y decides luchar para ganar. A Ana le pasa eso, sin embargo Mario es más vulnerable que ella. Él está acostumbrado a hacer finales para los demás y ella, mientras tanto, se ha preocupado de saber gestionar la vida. De hecho, lo hace a lo largo de la novela hasta el final. Es el personaje potente de ella. Las cosas suceden cuando ella lo decide. Es muy resolutiva, por eso me gusta mucho.
TL: “Y eso que solo fue una noche”
‘Firmamento’ es solamente la historia de dos. Todo sucede en una noche, porque hay cosas en nuestra vida que ocurren en ese lapsus de tiempo. Son momentos que duran muy poco y los recuerdas eternamente. Por el contrario, hay otros que duran mucho y lo vivido solo forma parte de un capítulo de la vida. Hay historias muy breves que se encapsulan para siempre y ahí está la fuerza de esa noche, la que es capaz de enamorarte para toda esa vida.
TL: ¿En una noche se puede vivir más que en toda una vida?
Es muy posible. O en un fin de semana. Luego está en ti el poder de conservarlo. La memoria lo que hace es conservarlo, protegerlo mucho, y el tiempo lo endulza y lo deja vigente para siempre.
TL: “Tus estrellas siguen brillando sobre mi cabeza”
Esa es la historia, es el recuerdo, es el peso de la lucha de ambos contra los elementos, contra el destino de cada uno, el peso de querer tener una relación perfecta. Soñar es gratis ¡menos mal!.
TL: “Se nace muchas veces, cada vez que el verbo sentir se conjuga”
Así es. Sería bueno que nos diéramos cuenta de que, cada vez que sentimos algo, estamos viviendo. Naces cada vez que sientes algo nuevo, cada vez que te sientes renovado con algo. Es como cuando sales del cine sintiendo algo que te ha generado tantas emociones. Hay que poner siempre el cuentakilómetros a cero. Cada vez que sientes, vuelves a empezar.
TL: “La vida no es vida hasta que decides que lo sea”
Así es, hasta que tú lo decides. Es el río que nos lleva. Lo que ocurre es que a veces decides tarde lo que quieres ser. En el camino perdemos cosas, amigos, familia… pero llegará el momento en el que digamos “ahora soy yo, esto es lo que quiero y yo decido”.
*Próxima semana: Juan Betancourt.
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