Hay veces que sobran las palabras. O que te dejan sin palabras. Ambas sensaciones son las que me genera Miguel Ángel Tobías. La primera porque, cuando no puedes mejorar lo dicho, lo aconsejable es el silencio. Y la segunda porque escucharle o leerle transmite una serenidad infrecuente.
Solo alguien con su poso de espiritualidad puede crear El camino interior. Un viaje transformador, durante 16 etapas del Camino de Santiago, acompañado de personalidades que han vivido procesos de transformación personal muy profundos y ahora ayudan a otras personas a transformar sus vidas. Pasen y lean…
The Luxonomist: ¿Qué te dan las diferentes virtudes del entretenimiento que no encuentras en otra actividad de la vida?
Miguel Ángel Tobías: Yo no me dedico al entretenimiento tal y como lo entendemos. Todos los proyectos audiovisuales que realizo tienen un sentido y un objetivo trascendente. En ellos busco realmente despertar conciencias y ayudar a las personas a reflexionar sobre cosas importantes de la vida, que a todos nos afectan. Obviamente, esto trato de hacerlo de una forma atractiva para el espectador que quiera verlo y que le resulte ameno, pero mi objetivo no ha sido nunca entretener.
Más que hablar de entretenimiento como concepto, yo hablo del poder del audiovisual. Y muchas veces he explicado que yo me dedico a esto porque un día me di cuenta de que es el motor más potente para cambiar el mundo. Si los ejemplos que vemos en nuestras pantallas son negativos, la sociedad vira en negativo, y si son positivos, la sociedad vira en positivo. Yo me dedico a lo segundo.
TL: ¿En el mejor de sus sueños el chico de Barakaldo imaginó lo que has conseguido?
MAT: Sí. Siempre creí en mí, desde niño. Porque mis padres, mis tíos, mis profesores… siempre creyeron en mí. Y nos educaron en el esfuerzo y en la creencia de que si luchas en la vida, como ellos hicieron, se consiguen logros importantes. Por eso es muy importante empoderar a los niños, hacerles sentirse amados, seguros, fuertes. Enseñarles a levantarse después de cada caída.
Yo tuve la suerte, desde muy joven, de relacionarme con gente muy sabia e intelectualmente muy preparada. Ellos me enseñaron cosas que yo ahora transmito en mis conferencias, como que la única obligación que tenemos para con nosotros mismos es perseguir nuestros sueños. Y a veces se cumplen. Y cuando no, no hay frustración porque dimos todo lo que teníamos dentro. En ese momento hay que entregarse a la vida y aceptar lo que nos trae y lo que no nos trae.
TL: ¿De joven eras el “diferente” de la pandilla, el de las inquietudes para lograr un mundo mejor?
MAT: La verdad es que siempre fui diferente en muchas cosas, ni mejor ni peor, pero distinto. Imagínate que la página de opinión que escribo cada domingo en un periódico lleva por título “Reflexiones de un proscrito”. Yo era de los que no jugaban al fútbol en el recreo y se quedaba con las chicas en clase, por ejemplo. Jamás fumé, ni bebí alcohol, ni experimenté con las drogas, cuando a mi alrededor todo eso estaba presente. A la hora de hacer la mili, me declaré insumiso… No sé, tengo miles de ejemplos.
Tengo muchos círculos relacionales personales y profesionales diferentes y a cada uno de ellos le parecería extraño saberme cercano a los otros. Y también busco siempre que puedo la soledad. En cuanto a lo “social”, siempre fui muy contestatario e implicado. Ya de adolescente luchaba contra ETA y su entorno en mi Bilbao natal y me metí en mil líos por luchar contra las injusticias. Está en mi naturaleza.
TL: Del chico de “Hoy en casa” al lado de Isabel Preysler ¿queda algo en el profesional reconocido y encumbrado de hoy?
MAT: ¡Todo!. Yo soy el mismo ahora en lo esencial, que el chaval que se marchó de casa con 19 años. Sigo con la misma fuerza, la misma pasión, las mismas ganas de “comerme el mundo”… Sigo con hambre de saber, de crecer, de evolucionar, de crear, de transformar el mundo, de vivir. ¡Creo que es genético!. ¡¡Mi madre es igual!. ¡Y mis tíos maternos! Gente que no se jubila, que siente que siempre está empezando.
Imagínate como cuento en mi libro RENACER EN LOS ÁNDES, que mi tío Flore, que fue como un padre para mí, el día antes de fallecer a sus 84 años por causa de un cáncer, estaba en el hospital con el ordenador encima de las piernas haciendo gestiones como un día más. Doy gracias a Dios por haber heredado ese espíritu.
TL: Orientar tu carrera como director/productor a acciones audiovisuales con fines solidarios, de divulgación, que promuevan valores universales… ¿es el plus emocional que necesitabas y, por consiguiente, el más difícil todavía de tu elección?
MAT: Sucedió de manera natural. He sido un espectador fiel de la 2 de TVE desde niño y me di cuenta gracias a eso, como te decía antes, del poder del audiovisual. Fíjate cómo será, que estoy seguro de que si toda la población consumiera los programas de la 2, en gran parte de los 190 minutos diarios de media que se ve la tele, este país sería otro… ¡a mejor!. Pero, para no eludir tu pregunta, te diré que sí ha sido y sigue siendo muy complicado.
Todo el mundo me felicita por los trabajos que desarrollo, e incluso recibo premios. Pero la realidad es que me tengo que pelear mucho para que las distribuidoras de cine, plataformas, televisiones… entiendan que no solo de “chorradas” vive el hombre, y que se puede pelear por la audiencia con contenidos que aporten también valores humanos a los espectadores. Afortunadamente a veces lo consigo y eso me va haciendo más fácil ir abriendo puertas.
Ahora con la serie documental EL CAMINO INTERIOR, Movistar Plus+ y TVE han tenido la visión de incluirla en sus contenidos. Esto demuestra que, como en todos los órdenes de la vida, “el factor humano” es lo determinante, y sus máximos responsables han sabido ver la bondad y la oportunidad de un proyecto así. ¡Y yo se lo agradezco de corazón!
TL: Has tenido reconocimientos fuera de nuestro país. ¿Aquí te los han regateado o te sientes valorado?
MAT: He tenido muchos fuera de España, es verdad. Y de muchas maneras. Por un lado están los oficiales, que son importantes y están muy bien, pero me da pudor hablar de ello. Y luego están los reconocimientos en forma de ser recibido, de poder hablar, de que quieran conocerte y abrirte las puertas de sus casas personas muy relevantes a nivel internacional del mundo de la empresa, de la política, de la cultura, de la ciencia, del mundo espiritual…
Esto me lo han traído a mi vida los proyectos sociales que he rodado y estrenado por todo el mundo. Pero jamás alardeo de ello, ni publico fotos con las personalidades cuando se han dado encuentros privados. Pero sí, es un legado importante.
En España, alguno oficial he recibido también aunque, sin duda, el gran reconocimiento, y lo digo de corazón, es el que recibo por parte de mi familia, de la gente cercana y de los cientos de miles de personas que me felicitan o me dan las gracias por lo que hago y me cuentan cómo mis documentales, películas, libros o conferencias les han cambiado la vida o ayudado en algún sentido. Y de esto tengo grandes y profundas historias.
TL: “El Camino interior”, tu última producción, es una serie documental que te lleva a hacer la ruta Xacobea con diferentes personalidades. ¿Qué te has llevado de esa experiencia?
MAT: 13 nuevos amigos del alma, a los otros tres ya los conocía. Y la conclusión de que lo que hago tiene mucho valor, de que va ayudar mucho a quienes la vean. Porque como digo: reto a cualquiera que vea la serie a que sea capaz de decirme que, en cada capítulo, no ha sacado alguna lección de vida que le concierna. Y, por supuesto, la gran verdad que es, como dice el subtítulo de la serie “TODOS NECESITAMOS DE ALGUIEN QUE CAMINE A NUESTRO LADO”.
Pero lo mejor de todo es que el mundo está lleno de personas dispuestas a ayudar unas a otras. Están ahí, por eso no hay que tener vergüenza en pedir ayuda. Y gran conclusión: sabiendo cómo sé, que la mayor pandemia y la mayor enfermedad del siglo XXI es la SOLEDAD y la falta de AMOR, tenemos que gastar todo el tiempo y el amor que nos sobra ( pensemos en el que derrochamos en estupideces) en dárselo a quién más lo necesite. ¡Y todos sabemos a quién darle más amor y dedicarle más tiempo de calidad!.
TL: Como gallega practicante y orgullosa de mis raíces, te aseguro que el Camino de Santiago es adictivo. Es realmente “un viaje interior” que sí te renueva. ¿Has sentido ese efecto?
MAT: Yo ya había hecho el Camino hace años, así que ya estaba imbuido de esa energía y esa magia que tiene. Pero imagínate lo que ha sucedido en el rodaje de EL CAMINO INTERIOR. Lo filmé en plena pandemia mundial, con el Camino desierto tras un año de estar cerrado, con 16 personas que se unieron altruistamente a mí.
Sabían que las secuelas de la pandemia iban a ser psiquiátricas, psicológicas, emocionales y existenciales; y abrieron sus corazones para poner todo nuestro conocimiento, experiencias y aprendizajes al servicio de las personas que hayan podido verse afectadas por el miedo, la incertidumbre, la ansiedad, la depresión, la tristeza, el desánimo que está catástrofe mundial ha generado. Y, además, con el simbolismo de haberlo hecho en un Año Santo. Quien vea la serie hará sin duda un camino interior desde el sillón de casa y querrá después levantarse y recorrerlo físicamente.
TL: Dime un recuerdo recurrente cuando miras atrás.
MAT: Mi sobrino Ericm, que cruzó hace tres años al otro lado del arcoíris.
TL: ¿Existe una receta para la felicidad?
MAT: Sí. Es personal, multifactorial, íntima, profunda, simple en su complejidad, compleja en su simplicidad, intransferible en su ejecución, deseada y temida a la vez, cercana e inalcanzable a la vez… Estoy escribiendo un libro sobre ello. Todavía no he decidido el título.
TL: ¿Solo el amor se permite una gran locura?
MAT: No. Sin duda el amor lo hace, pero también el sexo, la bondad, la ambición y el ego. Las locuras son muy poliédricas.
TL: El rasgo de tu personalidad que no querrías que heredase nadie.
MAT: Justo el que no confesaría.
TL: ¿Algún vicio es sano?
MAT: Si es vicio, no puede ser sano. Ningún vicio lo es, solo que lo denominamos así para justificarlo.
TL: Un placer prohibido que te permites.
MAT: Jamás he dejado de hacer nada porque estuviera prohibido. Nada. Si no lo hago es porque he decidido que es lo correcto.
TL: Un don que la naturaleza te ha negado.
MAT: Me encantaría cantar como Pavarotti, Bocelli, Zapata… Aún así, cada vez que puedo, canto!
TL: Esa pregunta incómoda que siempre te hacen.
MAT: Creo que me he ganado el respeto y los periodistas inteligentes y con el corazón limpio, como tú, ni se las plantean. Los menos listos creo que no se atreven.
TL: ¿Qué te intimida hasta el punto de sacarte los colores?
MAT: La verdad es que nunca nada ni nadie me ha intimidado. O al menos no lo recuerdo.
TL: ¿Un lema vital que lleves por bandera?
MAT: Como dice la canción “La vida no vale nada” de Pablo Milanés: “La vida no vale nada si tengo que posponer otro minuto de SER y morirme en una cama”. Quien quiera entender toda la profundidad de la frase que escuche la canción. ¡¡Es brutal!!
TL: Ese lugar en el que te encontraría si decidieras perderte..
MAT: Cuando decido perderme, y lo hago a menudo, no se lo digo a nadie, excepto a mi familia.
TL: ¿Esa crítica que, por ser verdad, más te ha dolido?
MAT: Ninguna. Solo me “afectan” las que no son ciertas… y, sinceramente, poquito. Si son verdad, ¡te jodes y aprendes!
TL: Un propósito que nunca cumples.
MAT: Nunca es una palabra demasiado absoluta. Trato de ir cumpliéndolos. Siempre digo que si decido hacer algo, lo voy a hacer. Tarde lo que tarde y cueste lo que cueste. Pero obviamente trato de no plantearme imposibles, que sería muy infantil por mi parte.
TL: Un miedo que no sepas superar.
MAT: Honestamente, solo me da miedo a que a las personas a quienes amo les pasen cosas malas y no poder actuar. El miedo es un puto ogro al que hay que domesticar. ¡Lo contrario al amor es el miedo!. Tengo una charla TEDx en Internet, titulada “La Vida está al otro lado del miedo”. La han visto ya más de 4 millones de personas. Recomiendo verla.
TL: ¿Qué te sorprende de la vida?
MAT: ¡Joder! Me da risa porque todo el tiempo vivo situaciones que me parecía imposible que se desarrollaran así. Todo, todo el tiempo. Si viviéramos la vida como un espectador, que es lo que realmente somos (explicar esto requeriría un cursillo de fin de semana), nos daríamos cuenta del gran espectáculo que es esta existencia, y viviríamos con menos miedo y disfrutaríamos más del viaje.
TL: Te dejarías cortar la mano antes de decirme…
MAT: Lo que no te puedo decir…
TL: ¿Qué virtud envidias?
MAT: La bondad tal y como la veo en mi madre Conchi. ¡Es un ser lleno de bondad SIEMPRE!
TL: ¿Cuál es la mejor forma de dejar huella?
MAT: Decía Marguerite de Yourcenar que la caricia más suave es la que más penetra. Así pasa con la huella. Debe ser lo suficientemente firme para avanzar, pero lo menos pesada para no dañar lo que se pisa.
TL: ¿El calificativo que más te incomoda?
MAT: Cuando me dicen: “Qué guapo eres, ¿no?”. No sé nunca qué decir. Si digo que no, miento. Si digo que sí, parezco un creído. ¿Qué puedo hacer? ¡Es muy duro vivir así! (Perdón, me apetecía ser un poco gamberro… era broma… o no…. Perdón😊🙏)
TL: ¿Qué caprichos te permites?
MAT: Todos los que no soy capaz de bloquear… Cada vez que voy a Bilbao no perdono comerme una palmera de coco o un canutillo relleno de merengue.
TL: Una pesadilla que no olvidas…
MAT: Hace muchos años que no tengo. Pero al preguntarme, nunca me olvidaré de una en la que estaba con mi padre, mi tío Flore, mi tío Fidel y mis primos Javi y Fernando en un edificio vació semi derruido en medio de una guerra. Y los fueron matando a todos y, finalmente, a mí con una ráfaga de metralleta. Todavía puedo sentir la zona exacta de los balazos en mi cuerpo. Y si alguien hace la interpretación, que me la cuente.
TL: ¿Una extravagancia que no piensas reprimir?
MAT: Pienso ir a algún estreno de algún proyecto mío vestido como un guerreo escocés, con su falda correspondiente. Y ahora, al confesarlo, ya no me queda más remedio que hacerlo.
TL: ¿Qué le agradeces y reprochas a tu físico?
MAT: La estatura la agradezco casi siempre, excepto en los transportes. Pero acepto el sacrificio.
TL: Tres calificativos que sinteticen tu pareja ideal..
MAT: Bondad, inteligencia y alegría porque se pueden mantener e incrementar con el tiempo.
TL: ¿Un truco infalible para conquistar?
MAT: Lo tengo, pero si lo hago público dejará de ser efectivo.
TL: La prenda que no falta en tu maleta cuando sales de viaje…
MAT: Sea verano o invierno, gorro de invierno y fular, porque sirven para protegerte del frío de los aviones, tapar los ojos de la luz, proteger la garganta del frío, hacer un torniquete, usarlo de cuerda, de cinturón, de bolso, limpiar el sudor, sacar agua del barro, de la nieve, como arma de defensa. Podría seguir explicando usos…
TL: Sé que han sido muchas pero, ¿hay una pregunta que no te he hecho y te habría gustado responder
MAT: Sí, me hubiera gustado que me preguntaras por qué merece la pena vivir y por qué merece la pena morir… Ya lo harás.
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