Se llama Babi Christina Engelhardt. Vive en Beverly Hills, está divorciada, es madre de dos hijas, tiene 59 años y asegura haber sido novia de de Woody Allen durante ocho años, cuando ella tenía 16. En realidad le faltaban dos meses para cumplir 17, la edad para ser mayor de edad en Nueva York. Dice que lo conoció en el restaurante Elaine’s del Upper East Side en octubre de 1976, cuando él tenía 41, y aunque ella iba acompañada por el fotógrafo Andrew Unangst (que da fe de la historia), le mandó una nota a Allen con su teléfono: “Tú ya has firmado bastantes autógrafos, aquí está el mío”, le escribió ella.
La nota surtió efecto porque el cineasta la invitó a su ático de la Quinta Avenida y allí ella le contó que vivía en New Jersey, desde donde trataba de lanzar su carrera de modelo, aunque no le dijo que le faltaban dos meses para ser mayor de edad. Sus relaciones empezaron apenas unas semanas después.
Ella estaba encantada de compartir la vida con Allen en un apartamento que debía tener unas vistas espléndidas, pero que no lo supo nunca porque siempre estaban las cortinas cerradas. Mike, hermano de Babi Christina, asegura que ella comunicó a sus padres la relación con Allen. “Babi, es Woody!, mi cabeza no pensó en nada romántico, sólo en que yo era su más grande admirador”, explicó.
Babi Christina ha contado a ‘The Hollywood Reporter’ que al primer año de relación Allen la compartía con otras dos chicas, una experiencia que juzga como “interesante” y que le ha permitido experimentar en la bisexualidad. Al cabo de cuatro años, el cineasta le anunció que tenía una nueva novia, Mia Farrow, que ya era una estrella y 14 años más joven que él.
“Me sentí muy mal, no quería seguir allí, sin embargo no tuve el valor de plantarlo todo y marcharme. Abandonar significaba el final de todo aquello. Echando la vista atrás era lo que necesitaba, pero la sola idea de perder a Woody me aterrorizaba. Así que, pacientemente evalué la situación, tratando de entender por qué él quería que siguiéramos juntos».
A pesar de los celos iniciales, Babi Christina siguió viendo cómo seguían los tríos con Farrow como epicentro: «Ella era bella y dulce. Mientras fumábamos marihuana y nos distraíamos con nuestras mascotas, Woody seguía siendo encantador y seductor. Entretanto, yo potenciaba mi lado más sexy y me veía la más sofisticada de este juego. No fue hasta al cabo de un tiempo cuando realmente pude pensar en lo retorcido que era cuando estábamos juntos y que yo era poco más que un juguete para él”.
“Mientras estuvimos juntos todo era un juego manejado por Woody en el que nunca supe dónde estaba. Creo que era una relación un tanto freudiana, tal y como acepté mi propia destrucción en pos de mi admiración hacia ellos”, explica. Llegó un momento en que Babi Christina decidió que ya era suficiente y abandonó Nueva York: “Llegué a creer que yo era alguien especial en la vida de Woody, un arco de iris de colores y yo era uno de ellos”.
Engelhardt dice que sintió cuando Allen rompió la relación con Mia Farrow para irse con Soon Yi Previn -una de las hijas que adoptó con el músico André Previn-, actual esposa del cineasta desde hace casi 21 años. “Woody parecía no tener suficiente, rompió todas las barreras, fue una falta de respeto total”. Soon Yi, de 47 años, definió recientemente a Mia Farrow como una tirana que abusó psicológicamente de ella.
Engelhardth escribe en su página web que estudió interpretación con los legendarios Stella Adler y Lee Strasberg y compartió escenas con actores de la talla de Al Pacino o Ellen Burstyn. A finales de los 80´ mientras trabajaba en Roma en la oficina de Federico Fellini, la llamó Allen : “¿Me has dejado por Fellini? Es muy fuerte”, le dijo. Fellini era su héroe.
A pesar de estas sorprendentes revelaciones, no está dispuesta a aceptar que se juzgue su relación en base a las normas surgidas al amparo del movimiento #MeToo. “Es casi como si ahora se esperara que lo destrozara”, siguió en sus declaraciones a ‘The Hollywood Reporter’ y ‘Page Six’. «Si miro hacia atrás sólo encuentro una serie de sentimientos mezclados, llenos de emoción por haber compartido ocho años de mi vida con un genio”.
Décadas después, ella acepta la responsabilidad de lo sucedido, de esos ocho años de relación con Allen, quien por cierto ha declinado hacer cualquier tipo de declaraciones al respecto. “Hablo desde la perspectiva, no estoy atacando a Allen, simplemente estoy contando mi historia de amor. Esto me hizo quien soy, y no me arrepiento”.
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