Nadie duda, a estas alturas de la película, que la nueva era Trump va a traer muchos cambios. Lo dijo Melania Trump con su look elegido para la toma de posesión de su marido y lo ha vuelto a repetir con su primer retrato oficial como primera dama.
Sobre las cuatro de la tarde en Washington (las 1.00 de la madrugada en España), su oficina ha publicado su primera fotografía oficial. Una instantánea tomada por la belga Regine Mahaux en uno de los despachos de la Casa Blanca, con el Obelisco de la capital de Estados Unidos al fondo.
Es un retrato en blanco y negro en el que la eslovena luce imponente, sobria y elegante; y que dista mucho del que publicó en 2017, cuando comenzó el primer mandato de su marido.
Para este retrato oficial como primera dama, Melania Trump ha escogido un esmoquin de corte masculino con una camisa blanca. Sin joyas, sin complementos, sin artificios. Solo ella con la melena suelta, de pie y con las manos apoyadas encima de una mesa de cristal en una actitud confiada, incluso desafiante, seria y poderosa.
A diferencia del actual, el retrato de hace ocho años se publicó en color. Melania eligió entonces una chaqueta negra a la que añadió un pañuelo de corte femenino al cuello con detalles brillantes.
También posó de pie, pero en un plano medio más cercano y una actitud muy diferente, con los brazos cruzados sobre el pecho y luciendo sendas sortijas en ambas manos, símbolo de riqueza y poder. El semblante mostraba una media sonrisa, menos serio y más “amable” que el actual.
No hay duda de que en esta ocasión, Melania Trump no ha venido a impresionar. Los votantes saben a quién han elegido para presidir su país y eso le ha hecho mostrar una imagen mucho menos “dócil” o “cercana” que la otra vez.
Lo vimos en la toma de posesión de Donald Trump con la elección de dos looks distintos tanto en estilo como en significado. El azul celeste de 2017 evocaba serenidad, sosiego y confianza; y recordaba mucho al estilo de Jackie Kennedy, una primera dama ejemplar, especialmente querida por los estadounidenses.
Con el azul marino de este año, acompañado del sombrero que ocultaba su rostro, Melania ha transmitido poder, autodeterminación y hermetismo.
Del mismo modo, la primera dama tardó en 2017 solo dos días en estrenar su cuenta de Twitter. Lo hizo con un tweet en el que mostraba una fotografía del acto de investidura junto a su marido con el texto: “¡Me siento profundamente honrada de servir a este maravilloso país como Primera Dama!”. El retrato oficial lo publicó a principios del mes de abril, más de un mes y medio después de la investidura.
En esta ocasión la primera publicación ha tardado una semana en llegar y ha mostrado únicamente el retrato oficial de Melania Trump. Sin mensaje. Sin nada que demostrar más que la imagen en la que dice al mundo: “Aquí estoy”.
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