Roberto Sánchez: «Si tienes confianza en tu imagen, tu autoestima sale reforzada»
Roberto Sánchez tiene una máxima en su ideario profesional: “Una historia es más creíble si además de oírla, puedo verla”. Es decir, el poder de la imagen, de la primera impresión y, en cierta medida, la esclavitud permanente por la apariencia. Como experto en asesoría de imagen, su empeño radica en que cultivemos la autoestima, nos queramos para poder querer a los demás y que prioricemos actualizar la imagen a cambiarla. Acaba de publicar “Tu mejor versión”, donde nos ayuda a proyectar la imagen de la persona que queremos ser y conseguir lo que expresa en su título.
The Luxonomist: ¿Por qué y cuándo debemos acudir a un asesor de imagen?
Roberto Sánchez: Hay diferentes motivos por los que una persona decide acudir. Muchas personas prefieren que se haga cargo de su imagen un profesional, ya que de esta forma ahorran tiempo y tienen siempre a su lado a una persona que les indica cuál es la mejor opción. Otras están en una etapa de su vida en la que, la imagen que ven en el espejo, ya no les representa y quieren que alguien les ayude a actualizarla. O, incluso, hay muchas personas que no les gusta nada ir de compras y todo lo relacionado con la ropa y ven un valor añadido en que alguien se encargue de todo y que puedas olvidarte de ello durante un periodo largo de tiempo.
TL: ¿No estamos sometidos, en exceso, a la esclavitud de la imagen?
Roberto Sánchez: No cuando hablamos de la asesoría de imagen, puesto que el deseo de actualizar nuestra imagen debe partir de nuestro interior. Nunca hablo de estándares de belleza, medidas, altura, etc… Cada uno debe gestionar su imagen en base a sus propios criterios y objetivos. Si uno está contenta con su imagen, con la forma de gestionar todo lo relacionado con la ropa y cree que no puede mejorar nada… ¡fantástico!
«Si alguien está contento con su imagen y tiene nada que mejorar, fantástico»
TL: ¿Cuál es la fórmula adecuada para luchar contra los prejuicios que tanto afectan la autoestima?
Roberto Sánchez: Debemos tener muy claro que todos somos únicos y que tus preferencias son muy respetables, pero también que son igual de válidas que las mías. Muchos prejuicios provienen de la inseguridad, esto podemos verlo diariamente con los haters en redes sociales. Es muy importante tener seguridad en ti mismo y cuando recibamos alguna opinión de otra persona – tanto para bien como para mal- saber que esa opinión está basada en la experiencia y vivencias de dicha persona. Respetarla, pero no hacerla nuestra. Esto aplica especialmente en el ámbito personal y social.
TL: ¿Qué papel juega en todo esto precisamente esa autoestima?
Roberto Sánchez: La autoestima es fundamental para luchar contra los prejuicios. Si estás seguro y tienes confianza en tu imagen, tu autoestima sale muy reforzada.
TL: ¿Sabemos querernos?
Roberto Sánchez: Sabemos querernos, pero creo que estamos en un momento en el que cada vez somos más conscientes de que tenemos que querernos más y mejor. Desde mi punto de vista estar bien contigo mismo se traduce también en querer de una forma más sana a los que nos rodean. Si no te quieres a ti mismo, difícilmente puedes querer a otra persona. Esto nada tiene que ver con la vanidad, sino más bien con la autoestima y bienestar propio.
TL: ¿Qué es lo que hace que nos valoremos poco?
Roberto Sánchez: La sensación de estar esperando siempre “ese más” en nuestras vidas. Tal y como somos en este momento debemos estar felices y valorarnos. ¿Podemos mejorar?¡ Sin duda alguna! Y esto es maravilloso, porque siempre seguimos avanzando en nuestro camino de la vida, pero esto no hace que nuestro valor actual sea inferior al que podemos alcanzar con nuestro yo del futuro.
“Si no te quieres a ti mismo, difícilmente podrás querer a otra persona”
TL: ¿Una imagen vale más que mil palabras?
RS: Hay una frase que utilizo a menudo que dice: “Una historia es más creíble si además de oírla, puedo verla”. En el ámbito laboral, una imagen vale más que mil palabras y especialmente cuando hablamos de ese primer momento en el cual conoces a un posible cliente, jefe o entrevistador, por ejemplo.
TL: ¿Cuál es el riesgo de la “primera impresión”?
RS: Que solo tienes una oportunidad de causar una buena primera impresión y esta no vuelve. Por supuesto, esta primera impresión puede ser perfecta sin que tú hagas nada, pero igual si se trata un hecho relevante en tu vida (como una entrevista de trabajo) dejarla en manos de la suerte no es lo más conveniente.
TL: Imagen, actitud y conocimientos/talento. ¿Por este orden?
RS: En el ámbito profesional sí. Nada más entrar por la puerta, cuando vas a conocer a un cliente por primera vez o a hacer una entrevista de trabajo… ¿qué es lo primero que va a ver la otra persona? Tu imagen. Incluso antes de conocerte seguramente ya se haya creado una idea de qué puede esperar en base a lo que ha visto de ti en tu web o redes sociales (imagen online).
«Actualizar nuestra imagen es traerla al presente, a como somos ahora»
TL: Uno va a una entrevista de trabajo “hecho un pincel”, pero no es su apariencia habitual en el día a día. ¿Ese engaño ayuda?
RS: Puede ayudar para pasar esa primera fase pero, sin embargo, no “ir hecho un pincel” ayudaría mucho menos. En cualquier caso, lo más adecuado sería ir acorde al puesto de trabajo que al que aspiras. Tu imagen profesional debe ser el ”packaging” o envoltorio de tus conocimientos.
TL: Nuestra mejor versión nos la debemos a nosotros mismos. ¿Por qué ese empeño en imponerla/priorizarla de cara a los demás?
RS: Sin duda alguna nuestra mejor versión es la que, cuando te miras al espejo, te identifica y te hace sonreír. Porque lo que ves fuera es una representación de tu interior. Todos tenemos en nuestra mente una imagen formada de cómo nos gustaría vernos en el espejo y esa es tu mejor versión. No es posible agradar a todas las personas que nos rodean, pero sí puedes agradarte a ti mismo.
TL: ¿Cambio de imagen o actualización de lo que ya eres?
RS: Siempre actualización de imagen. Tú ya tienes un estilo que te define, unos gustos y una forma de gestionar tu imagen. Pero todo esto va cambiando con el paso del tiempo (igual que cambiamos nosotros). Actualizar nuestra imagen significa traerla a nuestro presente para que nos represente tal y como somos ahora.
«Quienes más usan la asesoría de imagen es gente sin tiempo y sin ganas de comprar»
TL: ¿La mujer del día a día, la de la calle, busca un asesor de imagen?
RS: Sí, por supuesto. Como te decía al principio, cada persona que decide trabajar con un asesor de imagen tiene un motivo distinto. Pero podría decirte que estas tres características son comunes a las personas con las que yo trabajo: Falta de tiempo, no les gusta especialmente invertir horas en temas relacionados con su imagen.
TL: ¿Un cuidado meticuloso de la imagen, en una persona pública, no corre el riesgo de desvirtuar su mensaje?. Por ejemplo, el vestuario de la reina Letizia aleja el foco de su cometido…
RS: La imagen de una persona pública debe precisamente reforzar su mensaje (sea el que sea). En algunas ocasiones, la imagen debe ser simplemente correcta para que no destaque sobre el mensaje.
TL: ¿No crees que recurrir a un asesor de imagen es, en parte, elitista? No todo el mundo se lo puede permitir y sí a todo el mundo le gustaría encontrar su mejor versión…
RS: Para conseguir tu mejor versión no necesitas acudir a un asesor de imagen. Precisamente este es uno de los motivos por los cuales publiqué mi libro, para que cualquier persona que tenga interés pueda llevar a cabo su actualización de imagen. Podemos compararlo a tener un entrenador personal: ¿Nos gustaría tenerlo a nuestro lado cuando hacemos deporte? Por supuesto, ya que esto nos garantizaría unos resultados de manera más rápida y segura. Pero si no lo tenemos, podemos seguir haciendo deporte y obteniendo la información por otros lados. Hoy en día tenemos Internet y podemos llevar a cabo infinidad de formaciones que nos amplíe nuestros conocimientos sobre imagen personal y profesional a un precio muy razonable.
TL: “La belleza está en el interior” (La bella y la Bestia), “Lo esencial está en el interior” (El Principito). ¿No es más positivo cultivar lo que somos y no lo que aparentamos, o queremos aparentar, ser?
RS: Lo que aparentamos es el envoltorio de lo que somos y uno no excluye al otro. De hecho, en muchas de nuestras situaciones cotidianas no tenemos oportunidad de mostrar nuestra esencia y debemos gestionarlas (en gran parte) con nuestra apariencia.