Sarah Palin, ¿una nueva influencer?

Renovarse o morir. Esto debió pensar Sarah Palin, una de las políticas más relevantes en Estados Unidos, antes de caer en desgracia hace unos diez años. Su intenso discurso dentro del partido republicano podría ser sustituido por suaves mensajes y edulcorados consejos en unas redes sociales que sí «compran» sus recomendaciones. Tiene 1,51 millones de seguidores en Twitter y más de 4,8 millones de seguidores en Facebook.

Y ahí la vemos… disfrutando de una saludable bebida que según dice sustituye al café, pero no a sus efectos. En su cuenta de Instagram, que abrió el pasado otoño, tiene bastantes menos seguidores… casi 30k. En ella refleja su vida cotidiana pero con pinceladas llenas de «intención compradora». Toda una influencer en ciernes. El problema radica en que en Estados Unidos, si eres una persona influyente con relevancia pública, la Comisión Federal de Comercio exige que divulgues tu relación con una marca, tanto si se aprueba o recomienda en las redes sociales. Para ello, se debe usar el hashtag #ad, #spon, o #sponsored en el título… algo que Palin no ha incluido en el mensaje.

Desde Teami, la firma aludida por la política, se agradece la mención pero no se ha confirmado o desmentido si ha recibido alguna gratificación por ello. Pero resulta extraño cuanto menos que la hija de Palin, Bristol, que tiene más seguidores que su madre en Instagram (145.000 almas digitales) haya realizado siete publicaciones sobre Teami en el último año, ofreciendo incluso descuentos si la citan. No es mucho, pero los expertos afirman que Sarah Palin se habría embolsado unos 250 dólares por el mensaje en Instagram. Veremos si le sale caro…