Alrededor de una mesa, muchos jefes de Estado y gobierno han tomado decisiones y cerrado negocios que, en ocasiones, han cambiado la historia de sus países. La comida tiene ese poder. Un embrujo del que son responsables los chefs personales de los jefes de Estado.
Éstos, además de preparar el menú diario de los presidentes, organizan también cócteles, comidas y cenas a las que acuden representantes de todo el mundo. Estos chefs, conscientes del papel trascendental que juegan, decidieron en 1977 seguir el ejemplo de sus jefes y reunirse anualmente en una cumbre culinaria que este año ha aterrizado en Madrid.
El Club Chefs des Chefs reúne en la capital española a 19 jefes de cocina de los presidentes de gobierno y jefes de Estado de países de todo el mundo. Una cita con la que pretenden conocer a fondo la cultura gastronómica y el producto local español, y ayudar a una buena causa.
Y es que esta noche celebran en el Hotel Oriental Mandarin Ritz una cena benéfica, cuyos fondos irán destinados al World Central Kitchen, la ONG fundada por el chef José Andrés. Una cena solidaria con un menú elaborado por los chefs personales de los jefes de Estado de España, Francia, Mónaco y Holanda y cuyo precio es de 350 euros.
Chefs des Chefs es la sociedad gastronómica más exclusiva del mundo. Ellos se definen como el G20 de la cocina, y hace 45 años que nacieron. Este exclusivo club se fundó en 1977 en el restaurante Paul Bocuse, un templo culinario de la cocina francesa.
Allí varios chefs personales de jefes de Estado decidieron reunirse anualmente, siguiendo el ejemplo de sus jefes, para dar valor a la cocina y conocer la cultura gastronómica de los diferentes países representados.
De esta forma tan casual, Gilles Bragard fundó ese mismo año The Club des Chefs des Chefs, una organización sin animo de lucro que, a día de hoy cuenta con un total de 25 chefs de todo el mundo.
Y es que ser el jefe de cocina de los presidentes y jefes de Estado es una profesión de gran responsabilidad. No pueden revelar cuál es el plato preferido u odiado de sus jefes, una cuestión que ellos definen como «confianza», pero que en algunos países como Italia o Francia se sella con contratos de confidencialidad.
Sin embargo, este mutismo se rompe para intercambiar pareceres con compañeros de profesión. Y es que, según cuentan ellos mismos, cuando un jefe de Estado viaja al país de algún chef miembro, éstos utilizan el «teléfono azul» para hablar con sus compañeros del club y descubrir los gustos y manías del invitado.
Algunos de estos chefs llevan años trabajando en las cocinas del palacio presidencial y sus platos han sido degustados por varios presidentes. Juan Roca es el jefe de cocina del Palacio de la Moncloa, donde lleva 44 años trabajando. El chef ha cocinado para todos los presidentes de la democracia española, ya que su trabajo es independiente de la política. Como ellos mismos dicen, «un nuevo gobierno supone un cambio de hábitos de cocina, pero nunca de cocinero».
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