Todos tenemos en nuestra lista de restaurantes favoritos al menos dos. Uno “comodín” donde nos encontramos a gusto y sabemos que con cualquier cosa de la carta vamos a acertar. Y otro un pelín mejor, con propuestas más modernas, adonde llevaríamos (por ejemplo) a una cita, pero en el que igualmente nos sentimos “en casa”. Pues bien, el norte de Madrid tiene uno que podría encajar perfectamente en ambas descripciones. Se llama Manto Oyster Bar y seguro que entra a formar parte de tus must a partir de ahora.
Una de las cosas que definen a este local es su ambiente, moderno y desenfadado, perfecto para gente de cualquier edad.
La decoración de estilo industrial, las luces tenues y los detalles cálidos de las mesas hacen que sea un lugar agradable para una reunión de trabajo, una comida en pareja o una quedada con amigos.
El otro motivo de su éxito, por supuesto, es la comida. Porque en su carta predominan los platos “de toda la vida” a los que añaden un puntito de distinción. Como la ensaladilla ‘de mi madre’ que en Manto Oyster Bar se toma con gambitas de cristal fritas; o los tradicionales chipironcitos a la andaluza que se sirven con huevo o a la brasa.
Gambas al ajillo, patatas bravas, croquetas, papas arrugás o la mítica tarta de queso caliente. La selección de platos también incluye clásicos que saben a clásicos y que por clásicos, nunca fallan.
A estos se suman propuestas originales como los panipuri de atún (en portada) así como arroces, carnes, pescados y ensaladas que presumen de materia prima y compiten en popularidad con las ostras que dan nombre al local.
Y es que una de sus especialidades son estos moluscos de agua salada que cuentan con tantos amantes como detractores. Para los primeros, el local sirve las ostras Gillardeau, que tienen fama de ser las mejores del mundo por su carnosidad.
Se pueden tomar al natural, para los puristas; o aliñadas de hasta cuatro maneras diferentes. En concreto con limón y salsa mignonette; con leche de tigre de maracuyá; con bloodymary; o con aliño japo y perlas de tío Pepe.
Aunque sin duda la forma más original de disfrutar de ellas es con el cóctel Oyster Bloody Mary Vodka Grey Goose, que incluye una entre sus ingredientes.
Sea como fuere, éste forma parte de otro de los fuertes del local, su nutrida selección de cócteles. Con o sin alcohol, y al igual que en el resto de recetas, sus propuestas van desde los clásicos a las propuestas más transgresoras. Opciones todas sabrosas y perfectas para satisfacer el gusto de cualquier comensal.
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