El secreto mejor guardado de Ferrari, se puede comer

El nombre de Ferrari siempre ha estado ligado a la vanguardia del automovilismo. Tecnología, artesanía, calidad y excelencia son valores intrínsecos a esta marca fundada en 1929 por Enzo Ferrari. No obstante, son pocos son los que reparan en el Cavallino Rampante como referente gastronómico.

Y es que esto sólo se puede apreciar en Maranello, un pueblo del norte de Italia con una población de algo más de 17.000 habitantes, dentro de la región de Emilia-Romagna. Situado más concretamente en el lugar donde se forjó la leyenda. En el antiguo comedor de la empresa, convertido desde 1950 en el Ristorante Cavallino.

Allí, entre aquellas paredes donde el propio Enzo Ferrari recibía a sus amistades, se encuentra un renovado restaurante que se puede visitar para deleite de sus comensales. Se encuentra en los mismos terrenos donde se fundó la empresa, en aquella pequeña granja donde empezaron a rugir los míticos motores de la marca.

El Ristorante Cavallino es pura esencia Ferrari

El histórico edificio alberga los salones que siguen conservando los rasgos de identidad de la marca. De algunas de sus paredes cuelgan míticas fotografías del fundador de la casa, de pilotos que algún día formaron parte del mito y de profesionales del motor ligados a Ferrari de por vida. Estancias donde Enzo Ferrari comía con sus invitados y colaboradores más cercanos. Y donde veía por televisión las carreras de Fórmula 1 cada fin de semana en el que participaba alguno de sus coches.

Dicen desde el local que para acudir al Ristorante Cavallino no es necesario entender de coches o ser un amante del motor. Sólo hay que querer «disfrutar de su cocina». En sus mesas han comido miembros de la realeza europea, algunos ligados a la marca. Pero también la gran mayoría de los míticos pilotos que alguna vez han competido para el Cavallino Rampante.

En sus salones Bernie Ecclestone y Jean-Marie Balestre firmaron las bases del Pacto de la Concordia de la Fórmula 1 en 1981. Y allí mismo, siete años después, se discutieron las nuevas normas de la competición, con el propio Enzo Ferrari presente. Un año antes de su muerte. Al final de la reunión le dijeron: «Ingeniero, escriba usted las reglas».

Un chef vanguardista con alma solidaria

El restaurante está dirigido por el chef Massimo Bottura. Un cocinero de Módena que plasma en el Ristorante Cavallino su visión de la cocina tradicional italiana. Comenzó su carrera en 1986 al mando de la Trattoria del Campazzo, situada a las afueras de Módena.

Pasó un tiempo en Montecarlo junto a Alain Ducasse en Le Louis XV. Y también en la Costa Brava con Ferrán Adriá en la cocina de El Bulli. Regresó a casa para «iniciar una trayectoria marcada por la reinterpretación personal de la tradición, siempre con el sello de la innovación y una creatividad enriquecida por múltiples influencias». 

Puede presumir de tener 3 estrellas Michelin. Y de haber sido elegido dos veces número uno en la lista The World’s 50 Best Restaurants con la Osteria Francescana. Pero prefiere hacerlo por su faceta solidaria. Ha luchado contra el despilfarro y la marginación desde varios proyectos.

Pero también ayuda a su esposa, Laura Gilmore, en la ONG Food for Soul, que actúa en varios países del mundo. Y en Il Tortellante, un taller inclusivo que invita a niños autistas a preparar la pasta siguiendo procedimientos artesanales. «La cocina del Cavallino es buena, sana… con una historia detrás de cada plato. Es una cocina a la que no puedes decir que no», asegura Massimo Bottura.