Con cada construcción que ejecutamos nos acercamos más hacia el abismo que supone la repetición. Sin embargo, la repetición siempre es un patrón clave para lograr la perfección. He ahí la gran dicotomía de la arquitectura. Disfrutamos de materiales y sistemas constructivos que nos permiten soñar con edificios nunca vistos y necesitamos repetirlos para perfeccionarlos y, en esta repetición, podemos olvidar lo esencial: hacerlos únicos.
Sobre todo en las viviendas unifamiliares, las cuales suponen un gran reto tanto en lo constructivo como en el diseño. Por suerte, los profesionales del ramo disfrutan de su trabajo con bastante asiduidad y nos brindan espectaculares intervenciones. Un ejemplo es la que ha hecho el arquitecto Fran silvestre en las costas de Cádiz. Está concretamente en Zahara de los Atunes, un lugar muy escarpado pero mágico de la costa andaluza.
La vivienda, a la que los arquitectos han apodado “Casa en el aire”, se ha gestado como parte del lugar en el que se ha enclavado. Se ha seguido armoniosamente la naturaleza rocosa que la circunda mimetizando la simpleza natural, con un diseño minimalista que protege a los usuarios mientras les brinda el mayor confort posible.
Para los amantes de la arquitectura y el buen clima, el lugar no es desconocido. Muy cerca de esta vivienda se halla otra edificación muy conocida y también muy singular: la “Casa del Infinito” de Alberto Campo Baeza. Otras viviendas ofrecen incluso estancia vacacional muy cerca, como la Villa Alkaram o la Villa Amaranta.
La construcción de Silvestre se haya un poco más lejos, enfrentándose al reto de la altitud. El arquitecto concentró todos sus esfuerzos en aprovechar sus virtudes: la posibilidad de obtener mejores vistas de su entorno, y disfrutar de la soledad del espacio. Así, la casa parece haberse posado con delicadeza en el solar, como si el espacio hubiera estado esperando para recibirla.
Para la integración, los cimientos se ejecutaron con piedras que siguen el ritmo cromático de las rocas del lugar, haciendo virtud del nombre donde se instala, Zahara, derivado de la palabra Sáhara, que significa rocoso. La construcción se divide en dos plantas, ambas con una superficie aproximada de 400 metros cuadrados. Además, la planta tiene forma rectangular y da su frontis más alargado hacia el Océano Atlántico.
Por supuesto, no sólo la relación con el espacio exterior es notoria, la distribución interior permite diferenciar tres espacios vitales. El primero la sala de estar, ubicada de forma que se pueda disfrutar de las vistas del atardecer, con espacios diáfanos y continuos, sin obstáculos.
A los lados, los dormitorios comparten orientación, proveyendo un espacio familiar concentrado y práctico. Mientras que al lado opuesto, un patio permite un espacio protegido de las rachas de viento más feroces fomentando, al mismo tiempo, la aparición de dos nuevos dormitorios en planta baja.
Por supuesto, la planta alta será nuestra planta favorita, dado que nos muestra el camino a la fabulosa piscina con borde infinito y vistas de lujo. Poco más se puede pedir para terminar un día o, incluso, para hacerlo importante.
Materialmente hay dos estrellas invitadas en esta edificación. La primera es el hormigón armado, que permite la volumetría generada y divide en tres pórticos la planta alta, generando una traslación directa en su inmediata inferior. El segundo material invitado es el cristal, dado que todas las envolventes con vistas se ejecutan con enormes carpinterías de piso a techo, permitiendo las más generosas vistas posibles.
La vivienda no sólo está en el aire, parece que pertenece a él. Esto es, en parte, por el color elegido para la finalización: el blanco. Este color incluso se nos cuela en la cubierta intransitable, permitiendo su mimetización con el resto del inmueble y, al mismo tiempo, reflejando el calor de forma directa, permitiendo una mayor eficiencia energética.
Pero el blanco en todos los paramentos sería un horror, así que va acompañado del color más versátil: el gris. Este tono se hace importante en el interior, donde lo vemos en muebles de cocina y pavimentos. Aunque se hace vital al exterior, junto a la piscina, bordeándola en forma de grandes pavimentos, con un imbornal oculto que recoge el agua de la lluvia.
Esta construcción está íntimamente ligada a su creador que, a su vez, se apoyó en el entorno circundante para su concepción. Hablamos de las creaciones de otros técnicos y en las ideas no vinculantes de los que trabajaron con él, como Alfaro Hofmann en interiorismo, el estudio de arquitectura Yunestortolero, el arquitecto técnico Francisco José Jiménes Jiménes y los profesionales de la empresa Estructuras Singulares. toda obra de construcción requiere de un equipo constructivo.
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