No siempre podemos elegir dónde vivir, pero si pudiéramos hacerlo… ¿Cuáles serían nuestras preferencias? ¿Viviríamos cerca del mar? ¿De las montañas? ¿En una gran ciudad donde abastecer fácilmente nuestras ansias sociales, tecnológicas o culturales? ¿En un inmueble lujoso con vistas impresionantes? Vancouver y sus rascacielos reúnen todas estas condiciones.
Hablamos de una ciudad costera rodeada de montañas y vegetación. Un ente urbano definido como una sociedad poli-cultural que, además, tiene otro aliciente: dos increíbles edificios residenciales frente al mar, Fifteen Fifteen y Alberni By Kuma. Éstos no pertenecen a la misma promoción, pero sí comparten la misma calle, el número 1515 y el 1550 de Alberni.
El rascacielos residencial Fifteen Fifteen ha sido diseñado por el arquitecto Büro Ole Scheeren, y su principal característica es tener una silueta no uniforme. Se caracteriza estar salpicada de volúmenes entrantes y salientes, como cajas apiladas, que pretenden desafiar al vacío. Esto permite una gran variabilidad de formas residenciales en sus 42 plantas de altura, formas que se traducen en 202 apartamentos.
Las autoridades aprobaron el proyecto el pasado 2018, y está previsto que su construcción empiece en breve. Las 18 unidades residenciales más atractivas son las que sobresalen del edificio. Éstas tienen vistas de 270 grados y salones con dos plantas de altura, aunque los cuatro lujosos áticos de tres plantas y terrazas en cada una de ellas, tienen su aquel.
El diseñador ha ubicado paredes de vidrio en los muros para conectar con el exterior de forma intuitiva, así el arquitecto busca “una conexión tridimensional inmersiva entre la naturaleza, la vida urbana y el espacio personal” o, en otras palabras, unas vistas del copón. Además, para que disfruten todos los usuarios de ellas entre las plantas 29 y treinta existirá un enorme salón con 270 grados de vistas.
Por supuesto, el edificio de lujo poseerá un abanico de zonas de ocio, como un gimnasio de última generación, un estudio de yoga o una cafetería en la planta cuarta. También un comedor privado y un área de bar a reservar por los propietarios del rascacielos en la planta 29. Si te animas puedes incluso personalizar las estancias con una paleta de materiales definida por el diseñador para reflejar el entorno natural de la ciudad.
Ahora bien, por mucho que te guste el rascacielos, si tienes prisa por moverte a Vancouver, no tienes que esperar a que acaben las obras en cuatro o cinco años. Justo en frente está a punto de finalizar el Alberni By Kuma, el otro icónico y moderno rascacielos. Un espectacular edifico que lleva el nombre del arquitecto japonés más popular de la historia de su país: Kengo Kuma.
Será el primer rascacielos de Kuma en América del Norte, una torre de 43 plantas que se ubica frente al Stanley Park, uno de los parques más grandes de los EE.UU y Canadá. El rascacielos tiene una estética muy oriental, pues presenta dos enormes cortes cóncavos, al frente y en la parte trasera, lo que le da un aire muy de ciencia ficción. La sensación es como si hubieran dado mordiscos al edificio y dejado al aire su interior.
La torre poseerá apartamentos residenciales con multitud de formas. Y es que como la planta va cambiando en altura, sería una hazaña imposible poder replicar viviendas. Curiosamente, el arquitecto también recalca la conexión entre Vancouver y su entorno: “Siempre quise tener un proyecto en Canadá debido a su cercanía con la naturaleza”, dijo a una revista de arquitectura hace unos años.
La fachada está cubierta por aluminio anodizado y cristal, formando distintas tonalidades, pero de forma superpuesta, generando una sensación de discontinuidad, como si fueran escamas o algo similar. Y es que la filosofía oriental lo inunda todo, desde la base del rascacielos, donde un generoso jardín de árboles y musgo conecta interior y exterior, hasta los paramentos interiores en madera, muy utilizados por el arquitecto.
La torre tiene en el mercado inmobiliario 181 apartamentos, entre ellos hay desde estudios hasta las viviendas de tres dormitorios. Por supuesto, lo mejor está en la cúspide, tres áticos con las mejores vistas de Vancouver, terrazas de grandes dimensiones y hasta jardín propio y, muy importante, desembarco privado del ascensor. Confiesa que ya estás barajando en qué torre quedarte.
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