La construcción de una vivienda, ya sea como residencia habitual o como casa de descanso, es un reto al que cada vez más ciudadanos se enfrentan. Los efectos sociales generados por la pandemia han impulsado un mercado que crece para dar solución a las necesidades de muchas personas que escapan de la ciudad en busca de aire libre. Y una vez decidido el entorno ideal para vivir, son muchos los que barajan la posibilidad de escoger casas prefabricadas en detrimento de las construcciones habituales.
El acero y el hormigón, que han liderado el sector de la construcción como materiales principales desde hace cien años, están dando el relevo en pleno siglo XXI a nuevas técnicas. Igual de solventes, más ecológicas, asequibles y duraderas, las casas prefabricadas protagonizan una «arquitectura más sostenible y de mejor calidad«. Asi lo afirma Lourdes Treviño, arquitecta y fundadora de Freehand Arquitectura.
Los expertos afirman que todos los elementos que conforman una vivienda han evolucionado para conseguir que las casas sean más sostenibles. Pero de nada sirve tener una casa con ventanas más herméticas, paneles solares, aislamientos térmicos, iluminación de bajo consumo o domótica si se instala en construcciones envolventes anticuadas. Ahí es donde las casas prefabricadas convierten cualquier construcción en 100 % sostenible.
Para empezar, con un sistema industrializado de prefabricación, es factible conseguir una homogeneidad térmica de toda la fachada y conseguir prestaciones uniformes que propicien un bajo consumo energético. El estudio preciso entre diferentes elementos constructivos, nos asegura la ausencia de puentes térmicos de forma que mantengamos la uniformidad de la envolvente. La arquitecta mexicana Lourdes Treviño nos desmiente los mitos sobre la construcción modular o prefabricada y nos desvela sus auténticas ventajas.
Lourdes Treviño afirma que «cuando surgió la iluminación LED, ésta era en comparación, mucho más cara que una bombilla convencional halógena. En pocos años, al darse a conocer su eficacia se popularizó su uso, y el precio bajó radicalmente. Hoy incluso está prohibida la fabricación de muchos tipos de bombilla de alto consumo energético. Entiendo, que con la construcción prefabricada de manera sostenible y con materiales certificados y reciclados pasará lo mismo».
Las viviendas prefabricadas de manera industrial deben cumplir con el CTE (Código Técnico de la Edificación) para poder ser habitadas. Esto implica que poseen las mismas garantías constructivas que las tradicionales. Las instalaciones de electricidad y fontanería son diseñadas y aplicadas de la misma forma que los de una construcción convencional. Sin embargo, cuando se ejecuta una casa con tecnología PassivHaus, el precio de los sistemas de climatización son notablemente más bajos y la reducción del consumo energético a lo largo de su vida útil es muy atractivo.
Pues parece ser que eso no es del todo cierto. Los acabados y la forma, tanto en fachada como los interiores pueden ser 100 % personalizables. «En Freehand Arquitectura estamos llevando a cabo varios proyectos de casas prefabricadas de lujo, incluso en La Moraleja, Madrid. Cuidando cada detalle para mejorar la adaptabilidad al entorno y un estudio previo de pendientes y topografía que permite identificar las características de los volúmenes implantados para dar las mejores soluciones a cada una de las viviendas. Cada una de ellas tiene un diseño totalmente diferente adaptado al entorno y a las necesidades de los clientes», señala Lourdes Treviño.
Como todo en esta vida, es relativo. Existen casas prefabricadas de mala calidad, construcciones tradicionales de mala calidad y viceversa. La calidad de una edificación depende mucho del diseño que se le dé. Las soluciones constructivas que se apliquen, la calidad de los materiales y por supuesto el cariño con el que esté hecho.
La diferencia radica, en que si se aplican los preceptos básicos sobre los que se asienta una construcción prefabricada sostenible de calidad como: aislamiento térmico continúo en la envolvente, diseño libre de puentes térmicos, hermeticidad de la edificación, ventanas de altas prestaciones y ventilación continúa controlada, la calidad de una casa prefabricada resultaría muy superior a la de una tradicional.
«Nuestras casas prefabricadas cuentan con el sistema PassivHaus que consigue reducir en un 75 % las necesidades de calefacción y refrigeración gracias a su aislamiento térmico continúo en la envolvente, esto conlleva a utilizar ventanas de altas prestaciones que mantengan dicha uniformidad de la envolvente y garanticen su aislamiento, por lo que cuentan con unos materiales de construcción respetuosos con el medio ambiente y, en muchos casos, incluso de mayor calidad que las casas convencionales«, señala Lourdes Treviño.
«La estructura y cimentación de dichas casas están calculadas y están contemplados los coeficientes por nieve, viento, sismo, etc de la misma manera que si se tratara de una casa con sistema constructivo tradicional», afirma la arquitecta mexicana.
Esto no es cierto. Es absolutamente imprescindible que un arquitecto desarrolle un proyecto de construcción para solicitar las licencias y permisos pertinentes que requieren las administraciones públicas en cualquier punto de España. Eso sí, al tratarse de un sistema industrializado, los plazos de ejecución de obra se reducen notablemente, alrededor de un 60 %. Además la precisión con la que son ejecutadas a través de sistemas de control numérico permite un control de calidad exhaustivo.
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