Un iglú sostenible y ecológico para vivir todo el año
Esta casa tiene una piscina en su interior, una gran altura de piso a techo y un singular diseño que agrada por dentro e hipnotiza por fuera.
La esfera contiene la mayor cantidad de volumen con la menor superficie posible, es decir, es la figura geométrica más eficiente de la naturaleza. Por ello, no es nada extraño que abunde en ella, ya sea en los grandes planetas y estrellas, en las diminutas gotas de agua, en la mayoría de las frutas, o en ciertas partes de los seres vivos (como los ojos), y es, no lo olvidemos, la forma de transmisión de cargas más efectiva, si hablamos de arquitectura, claro está.
Una ubicación privilegiada para una casa de ensueño
Esto lo conocía perfectamente el ingeniero aeronáutico Chris Barnes, no confundir con el músico de Cannibal Corpse, que construyó una maravillosa casa en forma de domo (o semiesfera) en la ciudad de Centennial, Colorado. Esta residencia se encontraba a 26 minutos de Denver (que placer medir distancias en minutos…), y a casi seis horas caminando (si no haces descanso, claro), lo cual la convierte en un magnífico aliciente para una excursión (estando en forma).
Concretamente, la residencia se ubica en Arapahoe Road (en serio, no me digáis que no os gusta el nombre), muy cerca del parque Cherry Creek, a 35 minutos a pie, así que olvida lo de ir de excursión a Denver. Mucho mejor disfrutar de 1.600 hectáreas de naturaleza al lado de casa. El vecindario llamado Algonquin Acres está muy cerca del Valley Country Club, un espacio con campo de fútbol, campo de golf, centro de patinaje, y múltiples actividades familiares, como caminatas o senderos para ciclistas. Es, como imaginarás, un pedazo de paraíso terrenal.
Un diseño moderno y donde prima la eficiencia energética
Así que ya tenemos dos alicientes para comprar esta casa: buena ubicación y excelente diseño. Vamos a conocerla un poco más. Su dirección es el 6.681 de South Abilene Way, y su construcción data de 1982, con lo que se puede decir que es un edificio que aún no ha llegado a la mitad de su vida útil. Abarca 425 metros cuadrados y la altura total de inmueble es de siete metros, en los que la vivienda se subdivide en dos plantas, teniendo algunas zonas distintas alturas según su ubicación dentro del edificio.
Según dicen en la inmobiliaria que tiene a la venta el inmueble, MHM (milehimodern), Chris Barnes construyó la cúpula para exhibir un diseño moderno, adelantado a los cánones de la época, en el que primara la eficiencia energética, el optimismo y la individualidad. Si miramos las construcciones del barrio, veremos que es la única que realmente destaca con claridad, incluso desde el aire, dado que su posición y forma la definen aun estando rodeada de vegetación. Los otros inmuebles, con sus clásicos tejados a cuatro aguas, parecen fuera de contexto.
La planta baja destaca por su espectacular piscina interior
A la vivienda se entra por una espectacular puerta de doble hoja, reverencia a mediados del siglo pasado, con una vidriera circular inscrita en madera, enmarcada en una portada de llamativa piedra. Reconozcamos, por qué no, que los dos maceteros de la entrada están fuera de lugar, pero salvo este detalle, la entrada de la residencia no puede ser más prometedora. Abriendo la puerta nos daremos de bruces con un enorme espacio donde alcanzamos a ver la doble altura de la cúpula.
El color blanco juega un papel principal en esta edificación, ampliando más la estancia y dejando que la luz penetre suavemente por todo el lugar. En planta baja se encuentra una piscina cubierta de agua salada de casi nueve metros de largo, a la que se le instaló en 2017 una bomba de bajo consumo. Podemos imaginar que tener una piscina en el salón de la casa es de lo más enriquecedor, sobre todo cuando se ubica al lado de una escalera abierta de caracol y frente a tres grandes ventanales, el mejor lugar de la casa (no nos hace falta ver más).
Una cocina totalmente equipada para disfrutar de comidas con los amigos
Pero, aunque no haga falta, vamos a disfrutar del resto de la casa. En el centro de la cubierta tiene una claraboya que proporciona luz a todo el lugar. Los tediosos pasillos no existen en esta residencia, sino que tiene espacios conectados visualmente. En la planta baja se encuentran: la sala de estar, el comedor, la biblioteca, con abundantes libros, y la cocina, recientemente reformada, que aporta un moderno diseño con tonos en blanco, negro y verde. Cuenta , además, con cocina de gas, refrigerador Viking, microondas, horno y lavavajillas de Bosch. Todo esto sobre una encimera de granito negro absoluto, con un fregadero de Kohle y una isla enorme donde trabajar y degustar.
El enorme pilar central está revestido de piedra, la misma que bordea todo el edificio a modo de enorme zócalo. Este pilar sirve como soporte de la escalera de caracol, e introduce en su interior las instalaciones del edificio, conformándose en el elemento más importante de la residencia (perdónanos, piscina). La vivienda tiene un jacuzzi para tres personas, una chimenea de leña, ventanas con persianas eléctricas, lámparas Nelson Bubble de Herman Miller, y un baño completo para invitados junto a la piscina.
Una casa convertida en obra de arte
Posee cuatro dormitorios. El principal se ubica en la planta baja y está separado del resto mediante un espacio que permite atenuar las temperaturas. Tiene baño con pavimento, encimera de mármol, y suelo radiante (el mejor invento, con diferencia). De la suite, cabe destacar el mural de pared, un retrato 1622 de la boda de Frans Hals (maravilloso). En la planta alta están las otras tres habitaciones. Espaciosas, con un diseño futurista y asientos bajo las ventanas, perfectos para tomar el sol.
Otros detalles para redondear la hazaña son: la vinoteca, que puede albergar 252 botellas (para consumirlas a placer), la exquisita madera en la escalera de caracol, una lámpara colgante Foscarini O-Space en el centro del comedor, el garaje (iluminado con tragaluces) en el que caben tres coches con entradas independientes, y la vida exterior al aire libre, con salida trasera a una zona ajardinada, rodeada de árboles de gran porte y 2.000 metros cuadrados de césped.
La residencia se vende por 935.000 dólares, 832.000 euros al cambio. Eso es lo que cuesta (más impuestos) vivir en este “pequeño” y original paraíso circular, cuya envolvente garantiza la menor superficie posible. Esto se traduce en menor incidencia de calor y frío y, una estupenda forma de administrar el espacio interior, además de gastar menos materiales en su construcción. Sin duda, construirnos una casa con esta forma es una buena idea y, aún más si la hacemos con buen gusto.