No todo es paisaje natural, al menos, una parte muy importante de nuestro entorno debe ser artificial, un paisaje construido por las manos de alguien, estructuras gestadas para prolongar nuestras vidas, darle sentido a nuestros desplazamientos, acogernos en sus interiores o permitirnos disfrutar, desde ellas, del paisaje, ya sea natural o no. Y estas estructuras deben tener, además de funcionalidad, un sentido artístico.
Porque casi todo lo que nos envuelve es arte o, tuvo, en algún momento, algo que ver con él. Para demostrar hasta qué punto es importante la simbiosis entre arte e ingeniería, os presentamos en este artículo la increíble Torre Senna, un rascacielos gestado por una artista, con el mismo apellido: Lalalli Senna, que, además, es la sobrina del fallecido piloto de automovilismo Ayrton Senna.
Sí, ese mismo, el mito que revolucionó, antes de su fallecimiento, el deporte sobre cuatro ruedas más popular, y dio a Brasil un piloto al que venerar. Ahora, a su memoria inmaterial, se unirá un referente internacional más material, nada más y nada menos que un supertall, un rascacielos de más de 500 metros de altura con su apellido, y varias referencias a su vida en puntos bien identificativos del inmueble.
Además, según nos cuentan desde el país brasileño, al finalizar su construcción (que se iniciará el próximo año 2.025) será la torre residencial más alta del mundo (ahí es nada), eso, claro, si no se adelanta algún otro proyecto… Evidentemente, será un símbolo más del crecimiento económico en el que está inmerso el país, al menos, de una parte del país. Por supuesto, se construirá en la zona más turística y segura, el Balneário Camboriú, en Santa Catarina.
El Balneário Camboriú es la zona con más rascacielos de Brasil, de hecho, su particular normativa urbanística permite construir sin límites de altura, por eso, a esta ciudad pesquera en su día, la apodan el Dubái brasileño. La artista Senna, ha contado con la empresa FG Empreendimentos para gestar el proyecto y proponerlo a las administraciones públicas, de las que ha recibido el beneplácito.
De hecho, ha recibido la Licença de Implantação Ambiental (LAI), entre otras cosas gracias a que una de las preocupaciones de los desarrolladores es la búsqueda para su construcción de la certificación LEED Platino, en pos de conseguir el título honorífico de ser el «primer edificio residencial superalto», hazaña que se uniría a la de ser el primer edificio en toda América Latina en utilizar un en lograr la hazaña de ser otorgado y también será el primer edificio en América Latina en utilizar un amortiguador de masas.
Por supuesto, este amortiguador de masas es un contrarrestador de los efectos atmosféricos más violentos, y permite que el edificio llegue a la altura planteada sin sufrir quebrantos y sustos varios. Si no existiera esta tecnología, habría que diseñar el edificio con menos esbeltez, o con otros elementos, lo cuál lo haría más costoso, menos útil e identificativo, y, tal vez, ni siquiera sería sugerible el proyecto.
Las imágenes nos muestran una increíble torre de cristal que rompe (o casi) la celestial bóveda que la rodea. Empequeñece al resto de edificios, creando, además, una relación muy especial entre su existencia y la aledaña playa. La fina estructura iluminará las noches del lugar, como si de un increíble faro multicolor se tratara, aunque, por las imágenes, el faro más que multicolor será reflectante, al reflejar su entorno lumínico.
El edificio posee en su base un podio de forma singular, con una composición de terrazas que menguan en tamaño, y que generan una especie de tobogán, en el que se instalarán piscinas y jardines para disfrute de los usuarios del rascacielos. Rodeando la base, una pista de carreras como referente al piloto del que nace su nombre, y que, a buen seguro, será uno de los espacios más visitados del hito arquitectónico.
El edificio tendrá 6.000 metros cuadrados de zonas de ocio, y seis plantas de servicios. En su interior habrá 228 residencias, 18 “mansiones suspendidas”, 204 apartamentos, cuatro dúplex casi en la cima y, coronando la cúspide, dos mega triplex, obviamente, sólo para megamillonarios… ¡¡Y con 903 metros cuadrados de superficie!! (habrá que tener familia numerosa para ocupar toda su superficie).
Otra mujer posee una alta responsabilidad en el proyecto, y, probablemente, en su ejecución, se trata de la ingeniera brasileña Stéphane Domeneghini. Así, un edificio de gran porte se convertirá en la iconografía más grande de un piloto automovilístico jamás ideada, y, además, capitaneada por dos mujeres que representan la fusión de las ramas más necesarias para el crecimiento humano: el arte y la ingeniería.
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