El refugio del acervo popular se llama biblioteca. Por ello, desde el inicio de las civilizaciones, estos edificios han tenido un lugar especial dentro de las distintas culturas. No es de extrañar que muchos de estos centros del conocimiento sean Bienes de Interés Cultural, como la Real Biblioteca del Monasterio de El Escorial, construida en 1563 en Madrid; la biblioteca Raza de Rampur de la India de 1774; o la biblioteca más antigua del mundo, la del Monasterio de Santa Catalina del Monte Sinaí, construida en Egipto entre 548-565. Veamos a continuación algunas de las bibliotecas más espectaculares del mundo.
Por supuesto, estas legendarias bibliotecas han dado paso a modernos edificios compatibles con las necesidades actuales. Edificios que ahora no sólo albergan la cultura del pasado, sino también vislumbran el futuro y permiten la interacción con él.
Sin embargo, en este artículo no vamos a aconsejar libros de lectura, vamos a visitar las impresionantes y modernas bibliotecas que se han construido desde el comienzo de este siglo, unos edificios que, sin duda, bien merecen toda nuestra atención.
La primera biblioteca que vamos a visitar está en nuestro país, más concretamente, en nuestro paraíso: Las Islas Canarias. Santa Cruz de Tenerife puede presumir desde 2008 de una exquisita intervención del estudio de arquitectura Herzog & de Meuron, un maravilloso espacio cultural que interpreta las necesidades educativas y espaciales de la Co-Capital canaria.
El TEA (Tenerife Espacio de las Artes) no solo es una biblioteca, es un lugar de encuentro de arte y conocimiento. Su poderosa pared de hormigón armado, con singulares aperturas, protege un estudiado recorrido interior que salva elegantemente la pendiente en la que se ubica. Un espacio referente de la arquitectura contemporánea en las islas.
El segunda parada se ubica en el país más ecológico conocido: Taiwán. La biblioteca pública de Taipéi en el distrito de Beitou abarca casi 35.000 metros cuadrados de superficie. Fue diseñada por el estudio Bio-Architecture Formosama y se inauguró en 2006.
Este edificio es un ejemplo de arquitectura sostenible, no sólo porque su estructura es de madera, sino también por su diseño, que incluye una cuidada orientación y posición de sus elementos para defenderse al máximo de las inclemencias climatológicas. Además, su suministro eléctrico se cubre en buena medida por sus paneles solares.
En Noruega, los arquitectos de Helen & Hard crearon 2011 una maravillosa edificación para el municipio de Vennesla. Se trata de una poderosa contribución estética y cultural de la que los ciudadanos disfrutan mediante el uso de su biblioteca, la cafetería, o sus salas de estudio.
El inmueble gira en torno a 27 costillas de madera laminada que sirven como elemento estructural y como estanterías. Además, cambian su forma y dimensiones para hacer que el espacio sea vibrante y dinámico. Esta madera sirve, además de como estructura y aislante acústico, como caparazón de las instalaciones de aire acondicionado, iluminación, etc.
En Inglaterra encontramos otra construcción que nos obliga a quitarnos el sombrero. Se trata de la biblioteca pública más grande de Europa, con 35.000 metros cuadrados. Este edificio fue construido en 2013 y su diseño es obra del estudio holandés Mecanoo, que tiene en su haber una impresionante lista de edificios de esta tipología.
Tal y como los creadores señalan en su web, «el edificio es una oda al círculo: una forma arquetípica que encarna la universalidad, el infinito, la unidad y la atemporalidad«. La impresionante fachada de aros de metal esconde un patio circular enorme, que distribuye en el interior las distintas estancias mediante rotondas. Además, el voladizo superior permite disfrutar de las vistas de un singular jardín.
El mismo año se inauguró la Biblioteca Nacional de Sejong, en Corea de Sur. Con una superficie de 21.000 metros cuadrados, esta biblioteca esta ejecutada en base a un proyecto de Samoo Architects. La concepción del inmueble se basa en la forma, el espacio y la experiencia emocional y, desde mi punto de vista, lo han conseguido con creces.
Su forma no deja impertérrito a nadie. Una enorme sonrisa enmarcada en un robusto borde permite la inclusión de formidables ventanales. Dentro, la biblioteca se orienta a la investigación, pero abierta a los ciudadanos locales, con vistas al lago y con entrada desde una gran plaza.
Por supuesto, China no podía faltar en la ecuación literaria. El gigante asiático inauguró en 2017 la biblioteca de Tianjin Binhai, diseñada por la firma holandesa MVRDV. Esta particular construcción se envuelve entre lamas para aprovechar la luz solar, al mismo tiempo que se protege de su efecto calorífico.
En sólo tres años, la biblioteca pasó de un boceto en el papel, a abrir las puertas al público de sus 33.700 metros cuadrados. Realmente, no sé si alguien puede sentirse cómodo leyendo dentro, porque las formas blancas y curvas de todo el interior concentran su mirada en el centro, donde un enorme ojo refleja todo su entorno. Esta biblioteca bien merece un detallado estudio social.
La misma firma de arquitectura está detrás de otra fastuosa biblioteca, fastuosa Book Mountain and Library Quarter, construida en 2012. Este edificio tiene forma de pirámide de cristal y esconde en su interior una montaña de estanterías, de unos 480 metros según los arquitectos, que se hicieron con el reciclaje de maceteros.
El edificio se sitúa en un lugar privilegiado: la plaza del pueblo. Un pueblo que alcanza el 10% de analfabetismo, y que pretende llevar este porcentaje al mínimo posible gracias a esta llamativa construcción que, además, alberga un club de ajedrez, salas de reuniones, un auditorio, oficinas y locales comerciales.
Egipto no podía quedarse atrás. La cuna de una de las civilizaciones más poderosas de la historia reconstruyó su antigua biblioteca con 200 millones de euros. Su inauguración en el año 2002 apareció en muchísimos medios de comunicación del Orbe.
Los arquitectos de Snøhetta no se cortaron en diseñar un edificio de 80.000 metros cuadrados que, con forma esférica (160 metros de diámetro), se eleva por uno de sus lados, hasta 32 metros, enseñando un poderoso muro grafiado con jeroglíficos egipcios.
El complejo tiene 11 plantas, cuatro de ellas subterráneas, una plaza abierta y una piscina reflectante que rodea parte del edificio. Además, también posee una pasarela que une la ciudad con la cercana Universidad de Alejandría.
Cambiamos de continente y de año, pero no de diseñadores. Snøhetta creó en 2018 para Calgary, en Canadá, un formidable ejemplo de arquitectura vanguardista. Una flamante nueva biblioteca que se inspira en las formaciones nubosas de la provincia.
La fachada, con forma semicurva, presenta geométricas hexagonales, que permiten la inclusión de ventanas de distintas formas y dimensiones de triple acristalamiento, y zonas opacas que se ejecutan con paneles de aluminio. Al edificio se accede mediante una zona abierta, bajo un impresionante arco de madera, haciendo referencia a los arcos de nubes Chinook muy comunes en la región. ¡¡Viva Calgary!!
Volamos a Sao Paulo para descubrir la majestuosa y singular biblioteca São Paulo, ubicada en el Parque da Juventude. Fue construida en 2010, siguiendo un guion del estudio Aflalo y Gasperini Architects.
El edificio tiene un pasado turbio, dado que fue una prisión, pero una exquisita reforma lo habilita para su actual uso. En total 4.500 metros cuadrados destinados a la cultura y distribuidos en dos plantas que alcanzan los 12 metros.
Una veintena de pilares y diez enormes vigas (cada 10 metros) permiten que existan grandes posibilidades de espacio interior. Además, el complejo tiene terrazas en la planta baja, cafetería, salas de estar y espacios para interacciones culturales. En la planta alta, terrazas orientadas al este y oeste se cubren por vigas laminadas para disfrutar de maravilloso tiempo de la región.
Terminamos este intrépido viaje en Estados Unidos, concretamente en Seattle, donde el archiconocido Rem Koolhaas creó en 2004 la biblioteca más impresionante que han visto nuestros ojos. Un sorprendente edificio de acero y cristal que alcanza las once plantas, y que se ubica en una colina desde la que se puede vislumbrar la bahía de Elliott y el centro de Seattle.
El exterior del edificio está facetado con tramas que permiten el máximo aprovechamiento de la luz. Dentro se subdivide en plataformas: cinco para distintos programas de la biblioteca, y cuatro en planos intermedios que configuran una construcción inspiradora y elegante, además de muy fotogénica. Dan ganas de visitar uno de estos centros del saber… ¿Verdad?
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