El nuevo edificio con forma de velero en Brooklyn
La modernización de las urbes empieza por referenciar nuestro más glorioso pasado, pasa con el edificio Olympia Dumbo, que posee una espectacular panorámica del puente de Brooklyn.
Los edificios adquieren los volúmenes que los diseñadores nos brindan. Unas veces se centran en las necesidades espaciales de venta. Otras en las de los usuarios, a veces, en ambas. Sin embargo, una cualidad muy influyente en el valor de un inmueble no tiene que ver con su valor constructivo. Hablamos, obviamente, de la ubicación en la que se encuentre. No siempre somos conscientes de hasta qué punto es importante.
Por supuesto, vivir cerca de zonas de alto poder adquisitivo eleva el valor. Cerca de parques o zonas de esparcimiento. O también estar próximo a zonas comerciales importantes o centros de negocios. Evidentemente, ni que hablar de la proximidad a espacios turísticos, que también conllevan un incremento de valor. Ahora bien, si construyes frente al puente de Brooklyn, ya estamos hablando de palabras mayores.
El edificio Olympia Dumbo está junto al puente de Brooklyn
Pasa con el edificio que os mostramos hoy, el Olympia Dumbo. Una torre residencial que se ubica justo delante del puente más famoso de Nueva York. Fue diseñada por Hill West Architects, quienes le dieron una característica forma de velero que no pasa desapercibida. Provee a los propietarios unas vistas fantásticas. Además, su singular forma hace únicas las unidades residenciales de su interior.
Olympia Dumbo, según sus creadores, hace honor al pasado industrial del barrio. Alcanza las 33 plantas situando al edificio como el más alto de esta zona de Brooklyn. Dentro hay unas 76 residencias, una de las cuales se vende por 19,50 millones de dólares, unos 18,09 millones de euros. También un penthouse de 458 metros cuadrados con cinco dormitorios y cinco baños. Lo mejor es que posee una terraza de 51 metros cuadrados. ¡Que envidia!
Una torre con vistas a los cuatro puntos cardinales
Los interiores han sido diseñados por la firma interiorista Workstead, que no escatimó en implantar una estética moderna. Usó para ello una paleta cargada de madera de arce, pavimento de fresno claro y paredes con tonos claros, que interactúan con la luz que entra desde ventanales de piso a techo (en todo el edificio). Por cierto, esta vivienda posee fachadas a los cuatro puntos cardinales, con vistas hacia el One World Trade Center, por ejemplo.
El inmueble cuenta con 1.300 metros cuadrados de espacios comunes: vestíbulo, bolera, un salón de vino, un gimnasio y una piscina cubierta (que no falte). Fortis Property Group, ha sido el promotor de esta torre, que alcanza los 122 metros con su forma en cuña, que nace desde un podio con forma angular. Ya se sabe: ni una torre sin su podio. El podio se ha ejecutado con hormigón prefabricado, con elementos verticales que se han inspirado en los estribos del puente de Brooklyn.
El interior del edificio posee numerosos espacios comunes
En el interior, el edificio posee dos elementos clave de ocio. El Jardín está en planta baja, con elementos esculturales de madera y piedra que nos lleva al vestíbulo de tres plantas de altura. El Puente, la parte alta del podio, al lado de la décima planta, donde se hayan las piscinas, cubierta y al aire libre. También zonas variadas de ocio, como saunas, salas de tratamiento, cancha de tenis, zonas de barbacoa. Hasta tiene un parque infantil inspirado en un barco (obvio ¿no?).
Otra particularidad del edificio es que, según van elevándose las fachadas, van estrechándose y girando. Esto permite que la luz se reflecte en sus superficies de distinta forma. Se crean así tonos distintos y una singular cromaticidad que da mucha vida, como si fuera cambiando el edificio. Para ello juega un papel singular la ubicación de las carpinterías: de forma desplazada en vertical, incluyendo dos tipos de ancho distinto.
Una torre que no olvida el histórico pasado de la zona
Las terrazas privadas nacen en el extremo del edificio se van moviendo frente al puente, en forma de abanico, otra genialidad que, a buen seguro, le complicó la vida al contratista, Urban Atelier Group, quienes presumen de estar acostumbrados a las grandes construcciones. Las residencias poseen entre uno y cinco dormitorios, con un total de 3.500 metros cuadrados construidos.
La torre se asienta sobre un terreno en el que en 1787 presentaba una imagen muy distinta. Era un trozo de tierra con agua de manantial, perfecta para el cultivo y el crecimiento humano. Su nombre: Olympia. En el siglo XIX comenzó la construcción de almacenes, provocando un vuelco hacia la industria en esta parte de Nueva York, iniciando, también, rutas comerciales con ferris de vapor.
Brooklyn se ha modernizado, igual que este edificio
El puente de Brooklyn se construyó en 1883, el puente colgante más largo del mundo en ese momento. Con el paso del tiempo se convirtió en una zona más bohemia, donde numerosos espacios se abrieron a personas de mente abierta. Ahora, el desarrollo urbano ha transformado de nuevo este espacio convirtiéndolo en atractivo para residencias y oficinas.
Otra empresa que tiene mucho que contar sobre el edificio se llama King Contracting. Ha sido la encargada de ejecutar la estructura de hormigón armado del edificio. En total, unos 9.300 metros cuadrados de forjado. Los cantos de estos forjados, se han recubierto de una capa de protección térmica. A ellos se anclan las carpinterías, dado que serán los encargados de transmitir las cargas de estas piezas exteriores, que ocupan toda la superficie de la envolvente.
No podemos despedirnos de este edificio en Brooklyn sin referenciar un sistema constructivo que se implementa en todo el orbe: el SATE, o EIFS por sus siglas en inglés. Un sistema de aislamiento térmico por el exterior del edificio, compuesto por varias capas de materiales que forman una barrera muy eficaz. En el edificio se ha colocado en su fachada ciega, unos 3.700 metros cuadrados… ¡Viva la eficiencia!