Ver las estrellas desde aquí, el sueño de cualquier astrónomo
Si un artista considera que es bueno vivir aquí, por algo será. Te enseñamos una residencia que no te dejará indiferente: la vivienda de tus sueños en pleno desierto.
Una residencia no deja de ser parte de sus propietarios, de tal forma que su interior se transforma, aún sin quererlo, a imagen y semejanza de quien vive dentro. Pero no siempre pasa lo mismo en el exterior, es decir, en el lugar donde vivimos, donde habitamos y nos comunicamos, el lugar donde decidimos instalarnos. Así que, cuando se puede, hay que elegir bien, muy bien, la casa de nuestros sueños. Hoy os enseñamos una residencia que es, sin duda, un ejemplo de integración con el entorno.
Si la casa de tus sueños se ubica en una región muy poblada, en un pueblo acomodado o en una zona costera, deberás leer este artículo para que descubras que no todo tiene que ser del color que más se lleva. Si por el contrario tu hogar de ensueño se haya en lejanas montañas, con paisajes increíbles, éste debe ser tu artículo de referencia; en él encontrarás una residencia sin igual que puede enseñarte a apreciar, aún más, tu bonito sueño.
La ubicación de esta singular edificación es el pueblo de Torrey, en el condado estadounidense de Wayne, Utah. Un pueblo de por sí mermado dado que sus habitantes (censados) alcanzaron la desorbitante cifra de 250 el pasado año (2017). La casa que os mostramos tampoco está en el pueblo, se ubica un poco más lejos, a cuarenta y dos minutos en coche, alejada de toda urbanidad posible, reina de 20 acres (unas ocho hectáreas) al sur de una zona denominada Notom Bench.
Es, sin lugar a dudas, el lugar soñado por muchísimos artistas (de hecho la casa pertenece a uno), pero también es el lugar que has estado buscando, un sitio rodeado de naturaleza, acoplado entre vistas panorámicas y montañas rupestres. Un espacio lleno de misterio y, al mismo tiempo, falto de él (todo está a la vista). Tranquilidad, quietud y silencio son sinónimos de este lugar, que transita entre montañas y un lago de tierra roja, como llaman los eruditos al desierto.
La vivienda fue diseñada por el premiado arquitecto paisajista Jack Chandler, que aprovechó la singular orografía del terreno para levantar dos plantas protegidas por árboles en lo alto de una colina. La planta baja tiene un total de 107 metros cuadrados construidos, sobre ella se eleva otra con 93, consiguiendo en total 200 metros cuadrados construidos que se dividen en dos dormitorios, dos cuartos de baño, cocina-comedor, salón y el necesario cuarto de lavandería.
Los materiales que configuran la estructura principal son los cuatro magníficos: el acero, el vidrio, el hormigón y la madera; la clave del éxito es, siempre, su perfecta combinación. Este edificio es un claro ejemplo, sobre una losa de hormigón sobresale una estructura metálica que sostiene forjados de hormigón y da paso a la envolvente de cristal. Los techos, abovedados de exquisita madera, se ven reflejados en las pérgolas de la terraza superior y las exteriores en la planta baja.
La planta baja esta provista de una envolvente acristalada que permite interactuar con el exterior, desde la cual se accede por sus cuatro fachadas, donde tres de ellas tienen terrazas al aire libre y una presenta una espectacular terraza cubierta, que alberga la cocina con barra americana y todos los muebles de acero inoxidable, un techo cañizo, unos sofás de cuero a juego con el rojizo tono de las paredes. Los marcos exteriores de metal continúan hasta la cubierta, que se convierte al interior en madera y al exterior en chapa ondulada.
El pavimento es de un precioso (y claro) hormigón pulido, con juntas de dilatación de acero, que se divide en paños con figuras geométricas romboidales y marcos rectangulares perimetrales. Ejercicio que se distribuye en planta baja y alta, adaptándose a los rincones y habitaciones, a los baños y terraza de la parte alta. Una terraza conectada al dormitorio principal que posee una espectacular fogata de piedra que calentará las frías noches, en las que apetezca admirar el cielo nocturno, la Luna o la Vía Láctea con total nitidez. El sueño de cualquier astrónomo.
Pero el patio de planta baja nada tiene que envidiar al superior. Su pavimento de grandes lascas de piedra natural, disfruta de una pérgola basta de madera, con una enorme chimenea al aire libre, conformada por enormes piedras puestas como si surgieran de la tierra verticalmente, para darnos la oportunidad de calentar nuestro espacio. Bajo la inusual pérgola, unas tumbonas harán nuestra estancia más idílica, junto a unos bancos que esperan por nosotros, para escuchar nuestros más importantes secretos, susurrados en la inmensidad del desierto.
A un lado de la casa, el Parque Nacional Capitol Reef, al otro, laderas de tierra rojiza, arbustos y cordilleras lejanas, vistas impropias de cualquier otro lugar, un territorio perfecto para restablecer los ritmos circadianos, tan necesarios hoy día. Todo esto, claro, acompañado de las necesidades más modernas: aire acondicionado, cocina equipada con horno de gas, lavaplatos empotrado y demás accesorios, garaje para dos vehículos, abastecimiento de agua potable y energía eléctrica, aunque hay que decir que el lugar es perfecto para la implantación de placas solares fotovoltaicas.
Si este es tu hogar de ensueño tienes dos posibilidades, comprarlo, ahora que está en venta por la sugerente cuantía de 690.000 dólares (611.648 euros), o buscar un terrenito y acondicionarlo para tal fin. Con las ideas claras, un presupuesto justo y los profesionales adecuados, tu sueño puede hacerse realidad… ¿Te animas?