El paradigma del ser humano es una dicotomía entre lo que es y dónde quiere estar. Así, nos gustan las alturas, pero también estar confortables en un ambiente seguro y estable. Tener buenas vistas y aire acondicionado, disfrutar de la paz del espacio natural. Tener la posibilidad de preparar una buena cena en una cocina moderna, fuego y agua, contradicciones de personas que aspiramos a todo.
En la República Checa, en un lugar llamado Černošice (¿sabes pronunciarlo?), alguien ha cumplido un sueño gracias al estudio de arquitectura Stempel & Tesar architekti. Al sueño lo han llamado Villa Sidonius y es, según sus creadores: un experimento arquitectónico en forma de vivienda. Está fuera de escala (para que los expertos nos entiendan) pero dentro de parámetros habitables.
La edificación se ubica en una fuerte ladera, lo que da una excusa perfecta para la actuación, dado que se configura una vivienda en horizontal, con entrada a nivel de la parte alta de la ladera, y se crean unos grandes pies de hormigón como sustentadores de la misma. La ubicación permite, de facto, unas espectaculares vistas del valle de Berounka… con Praga a unos cuarenta minutos en coche.
La construcción posee entrada en planta baja, con espacio para un estudio y zona de wellness, con acceso a la planta alta por un ascensor, en la que se desarrolla la vida familiar. Los arquitectos destacan dos desafíos: el de la singularidad constructiva, nacida de la decisión de instalar tres enormes muros de hormigón armado, posicionados para sostener la volumétrica casa de metal y cristal y el nacido de la búsqueda de un clima interior agradable gracias a los equipos tecnológicos más actuales.
Probablemente, sea donde sea que vivas, habrá un barrio que destaque por la experimentación arquitectónica. Aquel en el que los diseñadores buscan la forma de romper las ideas tradicionales, logrando diferenciarse en un espacio de diferentes, otra dicotomía más. En fin, éste es el caso del barrio de Černošice, con estilos que van desde villas de estilo Art Nouveau hasta las viviendas más atrevidas, como la villa Sidonius.
No es casualidad que el edificio gire con respecto a la calle de acceso, trata de ubicarse en la mejor de las posiciones, tanto por las vistas como por la orientación, en el lado norte de la ladera. Debido a la falta de sol, se decidió aprovechar al máximo la posición de los cuartos, proveyendo al inmueble de grandes ventanales de piso a techo, enmarcados por la estructura metálica a forma de gran cercha.
Se convierte así, un puente prefabricado de acero, en una vivienda perfectamente habitable. La estructura se ha formado con perfiles HEB 300 y perfiles IPE 160 como elementos intermedios, calculados por el estudio de ingeniería de Valbek, con una distancia salvada de dieciocho metros, hasta llegar a los enormes muros de hormigón. Dos de esos muros de hormigón permiten incrustar una piscina que hará las delicias en los exiguos veranos de la zona.
Eso sí, evidentemente, hacer una vivienda con condiciones climatológicas generosas es más sencillo y menos costoso. Por otro lado, hace que nos relajemos en la aplicación de medidas más eficientes. En esta vivienda, se han incluido ventanas Swiss air-lux con juntas asistidas por aire patentadas y un sistema de calefacción y refrigeración con bombas de calor, lo que ayuda a una mayor eficiencia en la gestión del calor (tan necesario).
Esta casa puente ofrece una singular forma que gusta, no hay duda: es una ruptura muy sigilosa con el rítmico ambiente exterior… y tiene de todo, puente, túnel (por el que se accede desde el garaje a la planta baja), ascensor, zona fitness, habitación de servicio (¿o qué pensabas?) y un espacio diáfano donde vivir.
Porque sí, esta casa puente en planta alta se desarrolla sin pilares intermedios, con un generoso salón con cocina y comedor, y vistas, obvio. Desde esta estancia se accede a una terraza orientada al sur (bien), y de esta al terreno exterior y al jardín con piscina (la ya mentada). Aunque lo más inteligente es la ubicación de los dormitorios: el principal a un extremo y el de los infantes al otro (ea, hay que evitar contactos).
La vivienda se convierte en un espacio bien inventado, con la colaboración de los distintos actores. Emerge como figura imprescindible el promotor, seguido del arquitecto, el ingeniero o el paisajista, y, evidentemente, el constructor. Por supuesto, todo cuesta, pero cuando se hacen bien las cosas, el resultado se premia a sí mismo sin necesidad de hablar.
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