La biblioteca Gabriel García Márquez de Barcelona, premio emergente de arquitectura
El premio de arquitectura Mies Van der Rohe ha caído este año en Barcelona con la Biblioteca Gabriel García Márquez.
No se puede separar la cultura de las personas, así como no se puede separar las ganas de crecer y cambiar el mundo. No existe duda alguna: las bibliotecas son parte del legado más importante que podemos poseer como especie. Una forma de comunicar hallazgos, de entretener, de crecer y de pavimentar el futuro recordando el pasado.
Hace un año abrió las puertas la Biblioteca Gabriel García Márquez y se la nombró como ‘La mejor biblioteca del mundo‘. A mí el título me deja frío, porque considero que, en el caso de las bibliotecas, lo mejor siempre está en su interior. Aun así, puedo entender la euforia generada por un edificio singular que ha logrado un hito más en este 2024: el premio Mies Van der Rohe a la arquitectura emergente.
Así es la Biblioteca Gabriel García Márquez
Cuenta el estudio de arquitectura SUMA, creadores del nuevo emblema cultural de Barcelona, que el edificio se relaciona directamente con varios libros con páginas plegadas, apilados de forma escultórica. Y señala que ha aprovechado su ubicación en una plaza ligeramente elevada para ejecutar unos voladizos con vistas.
Si pasas por Barcelona es obligatorio visitarla. Se ubica en el carrer del Treball, haciendo esquina con el carrer del Concilio de Trento. La construcción se rodea de árboles y, obviamente, desentona alegremente con los edificios circundantes. Incluso se permite la licencia de ejecutar un chaflán característico del famosísimo Eixample barcelonés.
Tiene 4.294 metros cuadrados, luz natural y espacios verdes
Pero este chaflán es algo más que un guiño arquitectónico. Es la guía con la que recorreremos el interior de la construcción, pues si lo seguimos, podemos atravesar toda la biblioteca encontrando su impresionante patio y sus núcleos triangulares. Toda una sinfonía de luz apoyada por los elementos transparentes de las fachadas y los lucernarios, para así aprovechar al máximo la luz natural.
El edificio se distribuye en cinco plantas y posee unos 4.294 metros cuadrados construidos. Además, se encuentra “escoltado” por una estación policial, cuya forma de cruz se aleja de nuestra biblioteca, permitiendo un jardín entre ellas.
Como buena construcción contemporánea, no se limita a ser funcional para las tareas para las que ha sido diseñada, sino que se adentra en la psique de los usuarios para alegrarles su estadía.
La Biblioteca Gabriel García Márquez es sostenible
Así, el patio triangular está acompañado por dos elementos maravillosos: unas cerchas de madera, capaces de liberar espacios dejándolos diáfanos y versátiles; y una escalera casi de caracol, con dos zancas aireadas y barandillas de cristal.
Ésta permite el paso intersticial de la luz y coloca a los usuarios de la misma en el centro de un magnífico relato arquitectónico.
Desde el cielo podemos apreciar que la biblioteca luce paneles fotovoltaicos que generan parte de la energía que se necesita en su interior. Son parte de la estrategia que le llevó a conseguir la certificación LEED Gold.
La otra fue el propio atrio, que genera un efecto chimenea bastante eficiente, una fachada ejecutada con fibra de vidrio que optimiza la luz solar y la ejecución de elementos prefabricados reduciendo las emisiones de CO2 desde la fabricación.
El espacio se divide en zonas silenciosas y otras de ocio
Como ya sabemos, empleando un sistema estructural de madera combinamos un efecto estético atrayente y acogedor con una estrategia de reducción del efecto invernadero.
Además, los elementos de madera laminada o CLT son fáciles de ejecutar y ensamblar, con lo que requieren menos tiempo de ejecución y de instalación, reduciendo los gastos.
Funcionalmente, los espacios se dividen entre las zonas de actividades con mayor nivel de insonoridad, como son el salón de usos múltiples, zonas infantiles, áreas de trabajo y laboratorios.
Y las zonas con espacios abiertos, zonas de lectura o trabajo, con líneas de visibilidad más amplia y distintas concepciones de utilización, sillas o mesas, o esquinas cómplices.
Un edificio moderno y al servicio de la cultura
Para los arquitectos fue importante tratar a la biblioteca como un condensador social, un espacio para desarrollar la experiencia de un nutrido grupo de distintas personas. Por ello, se desplegaron estrategias para crear ecosistemas de distinta índole: donde tomar aire fresco, balcones; disfrutar de una tertulia, espacio foro de ideas; distraerse con elementos multimedia, sala multiusos extensible; relacionarse en vertical, escalera central; o leer placenteramente.
A esta biblioteca no le hacen falta premios internacionales, pues más allá de la singularidad del edificio siempre estará por delante la de sus usuarios. Al final, la correcta mezcla de ambas hará del mundo un lugar mejor, porque las modas pasan, los edificios cambian, el raciocinio crece o mengua, pero, sin duda, la cultura se queda, y si es en dentro de una exquisita arquitectura, mejor.